El clamor por la justicia, el poder de la oración


Para el día de hoy (14/11/09):
Evangelio según San Lucas 18,1-8

(La Palabra para el día de hoy nos muestra dos personajes fuertes; por un lado, un juez injusto, que "no teme ni a Dios ni a los hombres". Por otro lado, una viuda tenaz e insistente en su reclamo de justicia.

La viuda pertenecía a uno de los sectores sociales más desprotegidos de aquellos tiempos, por ser mujer carecía de derechos legales y religiosos, y por ser viuda, no tenía quien la defendiese; carecía de dinero, bien para sobornar, bien para pagarse un abogado. Sólo tenía un recurso: su insistencia.

Luego de un largo tiempo, el juez decide hacerle justicia: no porque le correspondiera, sino para que dejara de importunarlo.

A pesar de la relevancia de los dos personajes, debemos descubrir algo que está más allá de la simple evidencia... El núcleo de esta parábola no está ni en la persistencia de la viuda ni en la actitud del juez, sino en la certeza de que la súplica -indefectiblemente- será escuchada.

Por eso la oración es poderosa: es capaz de transformar situaciones que parecen imposibles, de conmover a los corazones más duros.

Si la tenacidad de la viuda logró obtener para sí justicia de parte de aquel juez perverso...¿cuánto más nos atenderá Dios, Padre de Jesús y Padre Nuestro?

Dios es Amor, Dios es Misericordia sin límites, y escucha el clamor que pide justicia, especialmente de sus hijos más pequeños.
Aunque los tiempos de Dios no son los mismos del hombre -cuestión que nos cuesta mucho entender, somos adictos a la instantaneidad- por una lógica totalmente contrapuesta al mundo, pone todo su poder infinito al servicio de los que esperan en Él.

Y habrá justicia, y se hará justicia, y Abbá! nos tiene a nosotros para ello, e intervendrá directamente cuando se consumen los tiempos y su Hijo regrese.

Tan grande es su Amor, que nuestra oración es misteriosamente el Espíritu del Resucitado que hace decir a nuestro corazón ¡Padre!

Él está con nosotros constantemente, hasta el final y después también...quien nos podrá?)

Paz y Bien

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