22° Domingo durante el año
Para el día de hoy (01/09/19):
Evangelio según San Lucas 14, 1. 7-14
Comer tiene en todas las culturas y pueblos una importancia fundamental.
Se come por necesidad biológica, el sustento, la supervivencia. Cuando se come mal, se vive mal, se resiente la salud. Cuando no se come, la vida está en peligro si la ausencia de comida se prolonga.
Se come también por convenciones, por intereses comunes, con ánimos gregarios o celebratorios y suele establecerse previamente con quienes se comparte la mesa.
En el plano simbólico y religioso, comer tiene a su vez un significado profundo, a tal punto que se determina qué comer, cómo comer y con quien comer.
Para Israel, la comida se vincula a la liberación y a la vida, y así Seder Pesaj es el memorial de mesa familiar que conmemora el paso salvador de Dios por la historia del pueblo judío.
En la fé cristiana, comer refiere a la Cena del Señor, a la vida divina que se ofrece, a la celebración eucarística.
En los tiempos del ministerio de Jesús de Nazareth se mantenían ciertas normas, la etiqueta a sostener en la mesa. Ello implicaba una jerarquización explícita, de tal modo que más cerca de la cabecera implicaba una mayor importancia del comensal; sin embargo, la etiqueta es bidireccional por la norma que se respesta y también por el cariz personal. Uno se ubica en la mesa acorde a la propia importancia que se tiene de sí mismo.
Pero al indicar quienes han de ser los comensales, indirectamente se define quienes no participan, de suerte tal que la mesa se estrecha: los comensales, bajo ciertas normas exclusivistas, son demasiado selectos, son muy pocos pues muchos quedan fuera.
Una de las críticas mas enconadas con las que sus enemigos atacaban al Maestro tenía que ver con su mesa y con los que gustaba sentarse a comer, los inviables, los descastados, los que nadie en su sano juicio invitaría a su mesa. Quizás la Pasión, desde esa perspectiva, tenga mucho que ver por el modo de comer de Jesús y con quienes comía.
Él veía las estrictas normas de la mesa de los fariseos, allí donde le había invitado. Mesa chica, mesa angosta que no es tanto una cuestión cuantificable sino de estrechez cordial. Por eso su enseñanza, la necesidad de encarnar la santa ilógica del Reino en la mesa, pan y vino compartidos.
Así la etiqueta cristiana significa invertir prioridades e importancias, sabedores con María de Nazareth que Dios rechaza a los soberbios y exalta a los humildes. Que la mesa de Cristo es amplísima, y que la tarea es acercar a ella -mesa de familia, mesa de hermanos- a todos los que nadie convida, y que no darán señales de reconocimiento a cambio pues nada tienen, nada les queda, los olvidados y excluidos de la fiesta de la vida, abandonados a la vera de todos los caminos de la existencia, languideciendo de compasión, cediendo el lugar para que el último pueda dar un paso adelante, porque en todos ellos resplandece el rostro de Dios.
Paz y Bien
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