Para el día de hoy (18/09/19):
Evangelio según San Lucas 7, 31-35
Jesús de Nazareth es un observador estupendo, capaz de entrever siempre lo que hay de profundo más allá de las apariencias, y lo que puede servirle de aprendizaje y al mismo tiempo de enseñanza a partir de la cotidianeidad. Así entonces, posando su mirada sobre los juegos de unos niños, dirige su explícito reproche contra los dirigentes religiosos de Israel, y sus palabras son pura profecía que atraviesan los tiempos.
Porque esos hombres, ocultos tras máscaras de piedad y heterodoxia, sólo son parecidos a hombres religiosos, pero su actitud es desoladoramente falaz, que induce y produce confusión y error. Se creen infinitamente mejores que el resto del pueblo y por ende por sobre ellos, y simultáneamente cualquier testimonio viviente que provenga de Dios y se exprese en hombres santos es despreciado, repudiado y hacen lo que sea para acallarlo.
Así entonces, al Bautista, en su ascética integridad de profeta, lo tildaban de loco, antisocial y peligroso. Y luego de haberlo suprimido con corrupta violencia, surge el Maestro con su voz nueva, plena de Gracia y de Reino.
Para Él tienen otro rótulo: como Jesús gustaba de compartir la mesa, el pan y el vino con muchos, especialmente con los extraviados, con los excluidos, con los que nadie invita, lo tildan de borracho y de glotón, amigo de publicano y de pecadores.Hoy sería acusado de amigo de divorciados, de marxistas, de homosexuales, de adictos, de ateos, de cualquier persona calificada como impresentable, aquellos que son desechos sociales, que estas crueles ciudades en las que vivimos escupen y desprecian como residuo menos que humano.
Nada les/nos conformaba, porque ese Mesías no encaja en sus esquemas predeterminados, porque ese Cristo siempre es más y dá más, muchísimo más de nuestras tristes y limitadas expectativas.
Por esos las voces de las profetisas y los profetas que el Espíritu suscita entre nosotros han de ser escuchadas. Abuelas santas, profetas de barrio, obreros solidarios, niños de mirada transparente, amas de casa florecientes de la justicia que tan a menudo olvidamos, apóstoles de la sonrisa, mensajeros de la cortesía, discípulos tenaces de todo servicio que hacen de esta vida un vino bueno y santo para brindar entre todos.
Paz y Bien
Porque esos hombres, ocultos tras máscaras de piedad y heterodoxia, sólo son parecidos a hombres religiosos, pero su actitud es desoladoramente falaz, que induce y produce confusión y error. Se creen infinitamente mejores que el resto del pueblo y por ende por sobre ellos, y simultáneamente cualquier testimonio viviente que provenga de Dios y se exprese en hombres santos es despreciado, repudiado y hacen lo que sea para acallarlo.
Así entonces, al Bautista, en su ascética integridad de profeta, lo tildaban de loco, antisocial y peligroso. Y luego de haberlo suprimido con corrupta violencia, surge el Maestro con su voz nueva, plena de Gracia y de Reino.
Para Él tienen otro rótulo: como Jesús gustaba de compartir la mesa, el pan y el vino con muchos, especialmente con los extraviados, con los excluidos, con los que nadie invita, lo tildan de borracho y de glotón, amigo de publicano y de pecadores.Hoy sería acusado de amigo de divorciados, de marxistas, de homosexuales, de adictos, de ateos, de cualquier persona calificada como impresentable, aquellos que son desechos sociales, que estas crueles ciudades en las que vivimos escupen y desprecian como residuo menos que humano.
Nada les/nos conformaba, porque ese Mesías no encaja en sus esquemas predeterminados, porque ese Cristo siempre es más y dá más, muchísimo más de nuestras tristes y limitadas expectativas.
Por esos las voces de las profetisas y los profetas que el Espíritu suscita entre nosotros han de ser escuchadas. Abuelas santas, profetas de barrio, obreros solidarios, niños de mirada transparente, amas de casa florecientes de la justicia que tan a menudo olvidamos, apóstoles de la sonrisa, mensajeros de la cortesía, discípulos tenaces de todo servicio que hacen de esta vida un vino bueno y santo para brindar entre todos.
Paz y Bien
0 comentarios:
Publicar un comentario