Para el día de hoy (10/03/17)
Evangelio según San Mateo 5, 20-26
La Ley que llega a las tribus del desierto a través de Moisés significó un salto ético enorme: al establecer con claridad derechos y obligaciones y la reciprocidad de las acciones, esas tribus abandonan el andar a los tumbos, lo criterioso, los ápices de venganza y subjetividades caprichosas y emergen, lentamente, como pueblo. Es decir, la Ley tiene un rol determinante en el surgimiento de Israel como nación.
Por la memoria de la esclavitud egipcia, por el Dios que los liberó en una noche inolvidable, por la tierra prometida que buscaban a través del crisol riguroso del desierto, Ley sonaba a libertad.
Con el correr de los años y en gran parte por la influencia de ciertas corrientes rabínicas -especialmente fariseas- enfatizaron la obligatoriedad de la Ley en detrimento de la Ley como don de Dios para el crecimiento, para el bien, para la libertad. De allí que el Maestro afirmara que Él no venía a abolir la Ley, sino a darle pleno cumplimiento, es decir, recuperar sentido y trascendencia desde Aquél que concede la vida.
De cualquier modo, no hemos de defenestrar la observación estricta de la Ley, pues hace a la convivencia, a la reciprocidad, a la equidad.
El Maestro no viene a añadir nuevas obligaciones a las preexistentes. La justicia de la comunidad cristiana ha de ser mayor a la de escribas y fariseos pues debe superar lo meramente reglamentario y volver al sentido primordial desde la mirada de Dios, es decir, desde el amor. Así entonces no se trata de observar estrictamente lo que está prohibido sino de vivirlo en perspectiva fraterna, en vínculos cordiales sin esperar nada a cambio. Simplemente vivirlo así en carácter único de hijos de Dios.
Confluir desde el amor de Dios que es perdón y misericordia en una vida cotidiana que se fecunda desde el servicio y la generosidad.
Por ello Cuaresma es justicia desde los ojos de Cristo, justicia que es volver a Dios y al prójimo que edificamos y reconocemos como hermano, la superación del yo para arribar al nosotros.
Paz y Bien
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