Viernes de Ceniza
Para el día de hoy (03/03/17)
Evangelio según San Mateo 9, 14-15
Los discípulos del Bautista -que eran numerosos- y los fariseos ayunaban mucho y en diferentes ocasiones, y ese ayuno que practicaban era obligatorio, es decir, tenía un carácter impositivo y reglamentario junto con un cariz de piedad y devoción.
El Maestro ayuna en varias ocasiones -podemos recordar los cuarenta días del desierto-, pero no lo imponía a sus discípulos. En cambio, a alegre comensalidad que podía observarse en cada encuentro confundía tanto a fariseos como a los seguidores del Bautista.
Por eso y siguiendo su enseñanza, la comunidad cristiana ayuna en la Cuaresma en memoria del Cristo que se le ha arrebatado, Esposo eterno, Novio de la humanidad. Nos ha sido arrebatado, golpeado, torturado con escarnio, crucificado como un criminal abyecto y maldito.
Por eso ayunamos en solidaridad con el Cristo de nuestra salvación que pasó haciendo el bien y que ha sufrido injustamente, inocente y servidor de todos.
Ayunamos para convertirnos, para dejar de lado lo vano. Ayunamos alimentos pero también ayunamos propaganda, consumo, ideologías, egoísmos, ayunamos para encontrarnos frágiles y débiles en un encuentro penitencial y fecundo con el Dios que siempre nos busca. La conversión nunca ha de posponerse.
Ayunamos también en solidaridad con los hermanos que sufren la ignominia del hambre, aún en estos tiempos de tantos avances tecnológicos pero de tantos retrocesos en humanidad.
Ayunamos para que en nuestra existencia vuelva a haber un equilibrio, el equilibrio de renunciar a alimentos y a cosas para mayor gloria y alabanza de Dios.
Paz y Bien
1 comentarios:
Gracias.
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