Para el día de hoy (10/10/13):
Evangelio según San Lucas 11, 5-13
(Como nadie, Jesús de Nazareth se valía de un modo muy especial para enseñar el rostro verdadero de Dios y las cosas del Reino. Toda su existencia es enseñanza -cada gesto, cada palabra, cada silencio-, y así es natural reconocerlo como Maestro; y dentro de su pedagogía particular, que es presencia cordial y cercanía, Él utilizaba las parábolas para una mayor comprensión por parte de sus oyentes, tomando sus elementos principales de cuestiones de la vida cotidiana que, a su vez, eran bien conocidas por sus oyentes.
Ésta es una cuestión que hemos dejado de lado, dialogar con las mujeres y los hombres de nuestro tiempo, desde el Evangelio, y con las cosas que suceden a diario.
Las parábolas también actuaban como un disparador de emociones. Provocan al oyente, desatan preguntas y asombros, especialmente esas preguntas que no nos atrevemos a hacernos -con toda sinceridad- a nosotros mismos.
Así la parábola del amigo inoportuno.¿Quién consideraría a un dios tan raro, que concede peticiones para que dejen de molestarle, más a horas intempestivas?
Pedir, buscar, llamar, con tesón, con insistencia, y por sobre todo con confianza de hijos y amigos.
La oración es motor de la existencia y de la historia, milagro de escucha y diálogo. Tenemos la certeza de que siempre, inevitablemente, seremos escuchados. Es probable que nuestros caprichos y nuestras ilusiones mezquinas queden truncas, y tratemos a su vez de torcer la voluntad de Dios mediante contraofertas piadosas. Pero nunca dejaremos de ser escuchados con atención, jamás hablaremos a una pared, sino a Alguien que tiene un rostro muy personal.
Todos y cada uno de nosotros somos amigos, aún inoportunos, que jamás nos iremos con las almas vacías, librados a nuestra suerte)
Paz y Bien
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