Para el día de hoy (29/10/13):
Evangelio según San Lucas 13, 18-21
(Jesús de Nazareth se valía de cosas que Él y sus oyentes conocían bien, extraídas de lo cotidiano, para hablar y enseñar las cosas de Dios, la Buena Noticia. Es algo que hemos olvidado y dejado de lado, pues gustamos de enredarnos en arcanos, en abstractos lenguajes académicos que, a menudo, están muy lejos de las cosas que le suceden a la mujer y al hombre de hoy. Porque la Salvación sucede en tiempo presente, y se extiende hacia la eternidad.
Así entonces el Maestro se refiere al grano de mostaza; esta planta era muy común en la Palestina del siglo I, especialmente en la región galilea, y cuya característica principal es poseer un grano muy pequeño, insignificante. Pero a pesar de esa casi invisibilidad, pujante y oculto en los pliegues de la tierra, germina y crece y se vuelve un árbol frondoso que cobija a todos los pájaros.
También habla de la levadura; para la estricta Ley mosaica, era un factor de corrupción, de tal modo que se trataba de evitarla, en especial durante la celebración de Seder Pesaj -la Pascua- para mantener la pureza del hogar, y por eso preponderaba el pan ázimo. Sin embargo, las amas de casa comprendían bien a qué se refería el Maestro: una pequeña proción de levadura fermenta tres grandes medidas de harina, de tal modo que escondida en el corazón de la harina se fermente la totalidad de la masa.
El Reino de Dios es la semilla de mostaza, y es la levadura. Está escondido humilde y silenciosamente en la historia de la humanidad.
A pesar de todos los desprecios y las ansias de glorias e imposiciones, crece en silencio pero con fuerza imparable, transformándolo todo, haciendo que este mundo tan estrecho pueda dar cobijo a todos, sin distinción.
La sencilla humildad del Reino sustenta nuestra esperanza)
Paz y Bien
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