Para el día de hoy (14/10/13):
Evangelio según San Lucas 11, 29-32
(Exigir señales espectaculares, mágicas en su amplitud visible y su instantaneidad es, también, una señal.
Una señal de corazones empeñados en negarse a rechazar lo evidente, la verdad que está allí, al alcance de todo aquel que quiera mirar y ver, una verdad que suele tener la impetuosidad cotundente del silencio sin necesidad de altisonancias, de declamaciones, de shows y golpes de efecto.
Por eso mismo las palabras del Maestro son tan duras y a la vez están teñidas de tristeza. No hay posibilidad de ser libre cuando uno elige y se acomoda en su calabozo particular. Cuando se reniega de la luz, imperan las sombras. Por ello esos hombres que exigían signos a medida son per-versos: jamás aceptarán a Alguien que no se adapte a sus esquemas, a Alguien de mensaje di-verso, y así tampoco -aún cuando la verdad resplandezca ante sus ojos- se animarán a tornar su espíritu en con-verso.
Se trata de como se vierte el caudal de la vida, y en donde, y hacia donde.
De allí el reclamo a la señal del profeta Jonás, sus tres días completos en el espantoso vientre de esa enorme ballena.
La alusión es directa a los tres días de Jesús de Nazareth en el vientre de la tierra y la muerte, germinando el fruto definitivo de la resurrección, la vida eterna. Desde la muerte vencida todo adquiere sentido nuevo y pleno.
Nosotros también solemos tener ese tipo de exigencias crueles y banales. Y nosotros también nos internamos en oscuros vientres de oscuridad y desconsuelo.
No hay que desfallecer.
La Resurrección es e signo definitivo de que no hay más no se puede, del final de los imposibles, de que a pesar de toda oscuridad saldremos de nuevo a la luz y a la vida)
Paz y Bien
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