Para el día de hoy (06/12/12):
Evangelio según San Mateo 7, 21. 24-27
(Esta enseñanza del Maestro sucede en el monte, luego de la proclamación de las Bienaventuranzas. Y para estupor de sus oyentes de ayer y de hoy, sus palabras sorprenden y desestabilizan; debe ser porque el tiempo de la Gracia tiene mucho de asombroso y de inesperado.
El seguimiento de Jesús, el discipulado, poco tiene que ver con la fé de los fariseos de todo tiempo, los que se fundamentan en el cumplimiento estricto de preceptos y la observancia de ortodoxias, los que mecanizan sus plegarias, los que declaman su fé pero olvidan al hermano.
Las discípulas y discípulos de Jesús de Nazareth, más que declamarlo lo proclaman a cada instante de sus vidas.
No dejan de lado la plegaria, pues su oración es tan natural y necesaria como el respirar, es diálogo fecundo con un Dios que es un Padre que de continuo les habla y los llama. Pero aún así, viven la Buena Noticia en su cotidianeidad, haciéndose próximos a todos especialmente a los alejados y a los caídos, suscitando esperanza y liberación.
Su hogar-existencia está edificado sobre roca firme, la Palabra. A menudo han de sobrevenir temporales y vientos fuertes, porque se reconocen frágiles y limitados. Pero con todo y a pesar de todo, no sufrirán derribos y se mantendrán en pié porque sus cimientos son imbatibles.
Quizás andamos algo atrasados en estas cuestiones de edificarnos, y por ello nos encontramos a menudo a la intemperie y en la soledad de nuestras miserias.
Porque no basta pedir bendiciones, es menester hacerse bendición para el hermano)
Paz y Bien
1 comentarios:
Es una gran verdad, al decir que si somos discípulo de Jesús hemos de ser realmente reflejo de Cristo en nuestra vidas, que hagamos sentir la buena noticia, que ÉL está siempre, gracias.
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