Son muchas las cosas que a uno se le agolpan al borde de las palabras en un día así.
Tambien, porqué negarlo, cierta tentación patriotera o chauvinista.
Es que en toda guerra la primer víctima no es la verdad, sino que desciende varios escalones lo humano. La guerra no es humana, es menos -dice con justeza el paí Julián-
Sin embargo, nada ni nadie puede borrar el sacrificio de quienes defendieron la casa de todos.
Ni la cruel dictadura que buscaba perpetuarse.
Ni el discurso errado que coloca a nuestros soldados solamente como víctimas, negando su entrega y su heroísmo.
Ni el imperialismo de siempre, estúpidamente brutal a la hora de las razones, que sólo puede imponerse por la fuerza o por la explotación de los pueblos, el que nos insulta de arrogancia, el mismo que esgrime razones financieras para condenar a millones a la miseria, ése que siempre tiene justificaciones cuando aniquila vidas sin otro límite que el de su soberbia.
Nosotros tenemos el deber de la memoria, el de recordar a los que dieron todo, y un compromiso impostergable de confianza.
Hay una cuestión de amores que está mucho más allá de toda lógica y que es la clave del regreso, de ese regreso indudable.
Paz y Bien
0 comentarios:
Publicar un comentario