Nueva familia, nueva dimensión









Para el día de hoy (24/01/17):  

Evangelio según San Marcos 3, 31-35




La clave, siempre, es ponerse en el lugar del otro. Y ponerse en el lugar del Maestro no es tarea sencilla: largarse a los caminos anunciando la Buena Nueva, hacerse hermano de los pobres y los excluidos, sanar a cuanto enfermo le traían a su presencia, persistir tenazmente en prodigar el bien a pesar de tantos que requerían les pidiera autorización, los rostros ceñudos de los que se apropian de Dios en desmedro del pueblo, esos mismos que saben mucho de violencia y descalificación. 

Pero además Él no cumplía en nada lo que se esperaba de Él por parte de sus parientes, no forma una familia, no sigue el oficio de su padre, no vive una vida apacible que no vulnere las tradiciones de sus mayores. 

Ponerse en el lugar del otro. Al Maestro las autoridades religiosas lo despreciaban y buscaban silenciarlo, y sus parientes no lo comprendían, al punto de inferir que estaba fuera de sí para actuar de esa manera.

Aún así, en esos tientos apretados, el Maestro no se abandona ni se resigna. Cuando una puerta se cierra, es menester buscar otras, y si ello persiste, animarse con valor a las ventanas, y por ello no se inmoviliza en el rechazo de su tribu.

Con Él se inaugura un nuevo tiempo, una nueva comunidad, un nuevo pueblo a partir de una nueva familia. Esta nueva familia hunde sus raíces en la fé de Abraham, pero no se acotará a etnias, marcos sociales o nacionales. Somos descendientes del viejo pastor por la fé, que nó por la biología.
Hijos, hermanos, padre y madres del Redentor por escuchar su Palabra y ponerla en práctica, familia que cumple con la voluntad de Dios plena de justicia, porque ajusta su corazón al corazón de Dios.

En esta familia nueva convocada, la primera es la Virgen María, Madre antes por la fé en la Palabra y luego Madre por gestar a Cristo en su seno.

Sin embargo, otra nueva dimensión se abre, los asombros de la Encarnación, de Dios con nosotros: Abbá Padre del Señor y Padre nuestro nos hace familia suya por su amor y su gracia, un Dios tan cercano que nos reune y congrega eternamente desde este mismo momento.

Paz y Bien

1 comentarios:

ven dijo...

Gracias, muchas, gracias, un fuerte abrazo fraterno.

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