Para el día de hoy (22/01/16):
Evangelio según San Marcos 3, 13-19
El monte, la montaña tiene en las Escrituras la significación simbólica de lo sagrado, del encuentro con Dios.
El monte Sión, el surgimiento de la Ley dada por Dios y del Templo como ámbito sagrado, perenne tienda del encuentro en donde Israel rendía culto a su Dios.
La convocatoria a los apóstoles -enviados- sucede en el monte, es decir, es una cuestión sagrada. Es Dios quien convoca por Cristo, pero ahora ha habido un éxodo, un desplazamiento definitivo: un pueblo nuevo se constituye, no aglutinado por la Ley sino por la Gracia, y se reune alrededor de la persona de Jesús el Cristo, Hijo de Dios, Señor y hermano nuestro. Del templo de piedra pasamos al templo vivo, a la persona de Cristo.
La convocatoria la realiza el Maestro, en certeza plena de que todas las primacías son de Dios, y esa convocatoria tiene tres facetas: presencia junto a Cristo, anuncio de la Buena Noticia y misión de sanación y liberación de un mundo enfermo, de todo lo que agobia a las gentes, las que los menoscaba en humanidad.
La precisión en los nombres no es fortuita ni circunstancial: allí hay personas concretas, de carne y hueso, de a pares quizás para tener siempre presente que el seguimiento de Cristo no es una cuestión individual, sino fraterna y comunitaria, y que sobre todo acontece por decisión y confianza de ese Cristo que camina por la periferia de nuestras existencias, allí mismo en nuestros días, en donde la cotidianeidad se despliega, y nos vuelve a invitar a seguir sus pasos, porque Él nunca nos abandona.
Paz y Bien
0 comentarios:
Publicar un comentario