Para el día de hoy (27/11/14)
Evangelio según San Lucas 21, 20-28
Lo que se diviniza, sin serlo, tarde o temprano se derrumba en su falsedad.
Los que rechazan la paz con violencia, la paz que sólo proviene de Dios, tarde o temprano empuñarán armas para defender su menguado mundo, atacando a los que le resulten ajenos, y por ello pereciendo en esa lucha sin sentido.
Los imperios, cualesquiera sea su signo ideológico o su vertiente histórica, sin lugar a dudas han de caer: nada tan opuesto a las cosas de Dios imponer el dominio de unos sobre otros mediante la fuerza, la explotación, subyugando a millones.
Toda la historia humana está teñida de oscuros tonos horrorosos. Nuestras existencias, a menudo, nos empujan al ahogo y la tristeza que se asoma permanente.
Pero desde la fé sabemos que hay otra historia y otro tiempo, el tiempo de Dios y el hombre, tiempo santo que no suele escribirse en los libros ni salir en las noticias. Es un tiempo humilde y silencioso pero que tiene la fuerza imparable del amor, de un Dios Padre y Madre que jamás se desentiende de las cosas de sus hijas e hijos, aún cuando éstos lo olviden y rechacen en esa distonía que llamamos pecado.
Con todo y a pesar de todo, con paciencia infinita y con corazones transparentes, Dios sigue tejiendo eternidad en el aquí y ahora.
El Adviento que estamos por inaugurar es signo y símbolo de liberación para todos los que esperan con una confianza que no puede describirse pero -pequeño grano de mostaza- sigue germinando tenaz.
Porque Cristo viene, Cristo está y Cristo volverá.
Paz y Bien
2 comentarios:
Gracias.
"Es un tiempo humilde y silencioso pero que tiene la fuerza imparable del amor"
Me quedo con esta frase de tu bello comentario.
Gracias una vez más por compartir.
Un abrazo
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