Para el día de hoy (29/07/13):
Evangelio según San Lucas 10, 38-42
(Demasiados desvíos trae la vorágine diaria. Las ansiedades propias de la rutina hacen perder de vista el horizonte y olvidar el sentido, haciendo que se nos desdibuje el hacia donde vamos.
Así también el fulgor de las tentaciones mundanas nos encandilan, claro que sí. Los oros vanos del dinero, del poder, de la figuración. Besamanos, títulos y potestades. Importancias compradas a precios cordiales. Vagos valores que se disipan con rapidez, consumiéndonos en el consumo.
Y lo que cuenta, lo que verdaderamente es valioso, lo que nadie jamás podrá quitarnos, lo que permanece porque se ubica por encima de todo está allí, al alcance de corazones hambrientos.
Jesús de Nazareth es recibido en una casa por una mujer llamada Marta, y en esa misma casa su hermana, María, se sitúa a los pies del Maestro en escucha atenta, bebiendo la enseñanza, guardando en las honduras de su alma el tesoro de la Palabra, lo que en verdad cuenta.
Es revolucionario, es transgresión a las malas costumbres institucionalizadas: nadie en su sano juicio, en esas épocas, permitiría señorío en el hogar ni, mucho menos, discipulado a una mujer.
Marta es servidora, diaconisa, y su servicio vá más allá de repartir viandas y levantar platos. María también es servidora, servidora silenciosa que contempla la luz que no se apaga.
Quiera Dios que nuestros hogares y esta casa grande que llamamos Iglesia sea también un recinto grato en donde Jesús se encuentre tan a gusto, sitio de encuentro de amigos, cobijo manso para los hermanos, recinto en donde lo que cuenta se cuida, y en donde no hay reproches ni reconvenciones violentas, sino que todos son importantes.
Porque en nuestros andares las Martas del servicio y las Marías de la escucha atenta son las facetas de un mismo corazón que nutren a nuestros días)
Paz y Bien
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