El trigo desapercibido



Para el día de hoy (27/07/13):  
Evangelio según San Mateo 13, 24-30



(El conocido axioma bélico de conocer al enemigo no nos es demasiado lejano, en tanto que nos puede ordenar cierta disciplina del alma, encendernos las astucias y estar atentos. La clave está -siempre- en que prevalezca la caridad.

El tema es que el enemigo actúa como si todo fuera suyo, como si todo le perteneciera, y se cree dios. Así entonces siembra yuyales malos en medio del trigo, yuyales que a veces se confunden con facilidad con ese trigo que tiene destino de pan. En sí, el enemigo es un gran mentiroso y trampeador, aunque tarde o temprano ha de prevalecer la verdad y esas mentiras estériles han de quedar en evidencia.

Pero suele suceder que esas trampas no son tan sutiles, y así asumimos como propias ciertas actitudes del enemigo. El repudio a la cizaña nos despierta furias y arrebatos, y nos parece impostergable la obligación de arrancar malezas... y malos también. Tiene su lógica, su razonabilidad, sus prioridades.
Pero el Reino posee otra ilógica, locura y escándalo para este mundo, que avanza por otros carriles.

Porque, como a ese enemigo de la parábola, el campo tampoco nos pertenece, y mucho menos el trigo, y esos violentos afanes justicieros causan heridas insalvables entre el trigo en ciernes, entre los brotes más pequeños.
Hay que cuidar el trigo que se viene creciendo, por lo general sin tener en cuenta, pequeño y desapercibido, a menudo en campos que no reconocemos como propios. 
Pues todo fruto de bondad, de justicia, de compasión y solidaridad, aunque crezca en terrenos que no sean cristianos, también es trigo de Dios)

Paz y Bien

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