Para el día de hoy (24/07/13):
Evangelio según San Mateo 13, 1-9
(Hay algo que hemos dejado de lado, perdido u olvidado, y es dialogar con las mujeres y los hombres de hoy en su mismo idioma, a partir de las cosas cotidianas, un diálogo profundo que permita una comprensión, a menudo, que se sumerge en las honduras del corazón y quebranta felizmente cualquier superficialidad banal.
Jesús sabía bien esto y usualmente lo ponía en práctica. Quienes lo solían escuchar con fervorosa atención -pues les hablaba con Palabras nuevas, con una autoridad impensada- eran pescadores del lago Tiberiades y muy especiamente, campesinos galileos, de Judea y Samaria; todos ellos hombres y mujeres curtidos por el trabajo desde el alba al ocaso, en esas duras tierras palestinas. Ellos conocían la dureza del suelo que araban, conocían los rindes de sus parcelas -que eran escasas, y por lo general ajenas-, sabían bien las proporciones entre esfuerzos, semillas y cosechas.
Por ello podemos intuir el asombro ante esta parábola del sembrador que el Maestro es ofrece. ese sembrador es un trabajador extrañamente confiado -parece muy despreocupado- pues arroja la semilla con suma constancia pero sin mayores exactitudes en la precisión del surco. Es tenaz arrojando semillas aquí y alla, a pesar de que todos ellos saben que sólo rendirá frutos en surcos debidamente arados, exiguos de piedras, exentos de espinas y con cuidado de que el sol no calcine esa simiente.
Aún así, y como si no fuera suficiente, ellos conocen bien que el producido de las cosechas en esas duras tierras suyas varía de multiplicar la semilla sembrada por tres y hasta por seis, no mucho más. Este rabbí galileo les viene a decir que este extraño sembrador obtene un rinde centuplicado o mutiplicado por factores asombrosos.
La cuestión pasa por aquellos que quieran escuchar, por quienes en verdad quieran ver.
El secreto está en la semilla y también en la confianza del sembrador.
Jesús pretende enseñarles/nos la descollante y maravillosa fuerza de la Gracia, la estupenda dinámica del Reino.
En contra de cualquier especulación de ortodoxia religiosa, en ningún momento habla de Dios, del Reino, de lo sagrado, y su enseñanza tiene una secularidad sospechosa...y en muchos casos peligrosa.
Es que lo sagrado está oculto en lo cotidiano, el tesoro escondido, y la eternidad nos está germinando en el aquí y ahora, maravilla de esa Encarnación, de Dios con nosotros, de lo trascendente que nos crece ya mismo, entre nosotros y con fuerza imparable, pura bondad de ese Dios que no descansa por todos y cada uno de nosotros, tierra fértil que camina)
Paz y Bien
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