Para el día de hoy (11/09/12):
Evangelio según San Lucas 6, 12-19
(En cada decisión crucial, los Evangelistas nos relatan que Jesús de Nazareth se retira en soledad a hacer oración, permaneciendo en absoluto contacto con su Padre.
Él se inunda de ese Espíritu que lo sostiene, lo impulsa y siempre está resplandeciendo en Él.
Pero no debemos confundirnos: Jesús no ora a su Padre solamente en momentos críticos o muy especiales. Toda su vida es oración, todo su ministerio es orante.
Así entonces, en total identidad y comunión con Aquél que lo ha enviado, congrega junto a sí a varias personas a los que llamará apóstoles, es decir, enviados.
Esos enviados tienen la misma misión del Maestro, una misión de servicio, de testimonio de esperanza, de sanación que es liberación, una misión que expresa el anhelo eterno del Dios de la Vida, la salvación para todas sus hijas e hijos.
Y ese llamado no es genérico ni abstracto; la vocación siempre se refiere a mujeres y hombres concretos, con nombres y apellidos, con sus más y sus menos, con sus fidelidades y sus traiciones, con sus enterezas y quebrantos. Entre los nombres de los Doce podemos intuir también los nombres nuestros, pues para ese Cristo de nuestra salvación todo -absolutamente todo- es personal.
Algunos, inclusive, se descubrirán con nombres nuevos como Simón Pedro: el llamado que se descubre no es coyuntural ni circunstancial, es tan decisivo que transforma cada existencia desde su misma raíz y nos reconocemos nuevos, recreados.
La tarea es inmensa, pero la Resurrección inaugura el fin de los imposibles y el ocaso del no se puede.
No vamos solos.)
Paz y Bien
1 comentarios:
Gracias,Señor enseñame a ser una constante oración.
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