En clave de cruz



Para el día de hoy (28/09/12): 
Evangelio según San Lucas 9, 18-22


(Las preguntas vuelven a formularse: las gentes siguen insistiendo en interpretar quién es ese rabbí galilelo  -para ellos- de acuerdo a la medida que imponen sus necesidades y aspiraciones.

Luego, el Maestro se dirige a sus discípulos -a los Doce, a tí, a mí, a todos nosotros- preguntándonos quién es Él para nuestras existencias, para nuestras mentes y corazones. Y de algún modo, la respuesta de Pedro nos representa en gran medida, habla en nombre de casi todos: Pedro afirma que Jesús es el Mesías, pero aún está prisionero de sus propios esquemas de pertenencia, es decir, Jesús es para Pedro un Mesías victorioso, un Mesías propio -solamente de los suyos- un Salvador victorioso que, inevitablemente, derrotará a sus enemigos.

Quizás por ello les hace guardar silencio, y no difundir imágenes erróneas ni falsas expectativas: aún les falta entender en un conocimiento que está mucho más allá de lo intelectual. Aún carecemos de ese éxodo que implica la Pasión del Señor, porque no debemos estar atados a ideas.
Antes que adherir a doctrinas o adoptar ideas, antes que creer en algo, creemos en Alguien.

Y ese Alguien, Jesús de Nazareth, sólo puede ser comprendido desde las profundidades de los corazones y en clave de cruz, signo de aparente derrota, un cuerpo torturado, un rostro humillado, un silencio impuesto brutalmente.
Pero sabemos que es el amor mayor, y que por la Resurrección la muerte no tiene la última palabra.

Ese Cristo se sacrifica para que no haya más crucificados, ese Jesús se somete a la violencia para que nadie más sea violentado, ese Maestro nos enseña que desde nuestras mismas cenizas y fosos profundos podemos volver a estar vivos, plenamente vivos)

Paz y Bien

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias, por su compartir,es verdad nuevamente nos vulve a preguntar, a veces pienso que su pregunta es por que muchas veces vivó como si no lo conociera,si ÉL es realmente el centro de toda vivda hemos de vivir como ÉL, gracias.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias por tu palabra y tu presencia, Belleza.
Él está aquí y ahora, y nos sale al encuentro, y quizás aún no queremos dejarnos encontrar.

Un saludo fraterno en Cristo y María.

Paz y Bien

Ricardo

Publicar un comentario

ir arriba