Para el día de hoy (27/09/12):
Evangelio según San Lucas 9, 7-9
(Como cualquier personaje público de cierta relevancia, Jesús de Nazareth suscitaba diversos tipos de inquietudes en los contemporáneos de sus tiempos de predicación.
Para algunos, era un profeta de antigua data; para otros, Juan el Bautista redivivo. Para otros, Elías, que volvería a restaurar al Israel sometido.
Todos y cada uno de ellos lo encasillaban de acuerdo a las expectativas previas que tenían, es decir, intentaban descubrir en Él si descubrían aquello que dejara satisfechas sus necesidades e inquietudes.
En el caso del tetrarca Herodes, el tema se parecía pero la inquietud era otra; él reconocía abiertamente ser el causante del asesinato del Bautista, y ante el crecimiento de la figura del Maestro, se le encendían las alertas. No fuera a ser que otro más, otro profeta, viniera a cuestionar su poder.
En su ansia de querer conocerlo comienza a cernirse otra amenaza más sobre el horizonte para Jesús. Porque los que son de Dios y hacen las cosas de Dios siempre son una amenaza para los poderosos.
La intención de la Palabra es manifiesta: así como los judíos y gentiles del siglo I se preguntaban quién era ese rabbí galileo, nosotros -mujeres y hombres de este siglo tan complejo- hemos de volver a preguntarnos quién es para nosotros este Jesús que está vivo y presente entre nosotros, pero el auténtico, el verdadero, no tanto el que nosotros esperamos de acuerdo a nuestras limitadas aspiraciones o pequeñas mezquindades.
Y también, en las ansias escondidas de tantos que están a la deriva, sin luz ni esperanzas.
Quiera Dios que seamos portadores de esa inquietud, río de agua viva que desemboca en mares de paz y vida plena)
Paz y Bien
2 comentarios:
Gracias por participar en mi humilde espacio...Es grato estar aquí en medio de la palabra que alimenta y sacia del alma de quien le busca...Dios te bendiga, estaré por aquí.
Catterine, no hay muchas cosas más importantes que el compartir, así que en verdad quien te agradece soy yo.
Un fraterno saludo en Cristo y María.
Paz y Bien
Ricardo
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