Para el día de hoy (04/04/09):
Evangelio según San Juan, 11, 45-56
(Jesús había regresado a la vida a su amigo Lázaro. Para las autoridades de Israel se había vuelto sumamente peligroso. El pueblo, por los milagros que había realizado quería proclamarlo rey; si continuaba prodigando signos, sería declarado Libertador de la nación, lo que iba a provocar la furia de los ocupantes romanos y la consiguiente pérdida del poder de los integrantes del Sanedrín con más la destrucción del Templo.
Jesús debía morir.
Pero esa decisión de matarlo se corresponde con la peor de las cegueras, la de un corazón que es incapaz de ver que Jesús es el punto en donde converge toda la historia del pueblo de Israel y toda la humanidad.
Ya no se trata de acusarlo de blasfemia: ahora se trata de una razón de Estado, de una cuestión política. Y Caifás lo expresa con claridad "No comprenden que conviene que un solo hombre muera por el pueblo y no que toda la nación perezca".
Sin saberlo y sin quererlo, Caifás anuncia una profecía.
Porque el morirá para rescatar y reunir a todo su pueblo disperso... Su pueblo ya no estará circunscripto a una religión, a una etnia, a un grupo social.
La humanidad, a través de los tiempos, llevará en sí este destino de ser un sólo pueblo aún en la diversidad y en la identidad propia de cada uno.
La muerte de Jesús -que cobrará pleno sentido en su Resurrección- será para que se cumpla la felicidad plena de que Dios sea todo en todos.
El Señor llegará hasta la raíz misma del mal que lacera y traspasa el corazón humano, y vencerá al enemigo aparentemente invencible -la muerte- para todos nosotros.
Esta victoria de un sólo hombre que muere por el pueblo se logrará con la locura de la cruz, con el sacrificio de la obediencia, con el milagro del Amor.
Nuestra salvación no es cosa de futuro: ya está entre nosotros, sólo espera nuestro sí sin reservas, nuestra confianza.
Él es capaz de todo por nosotros, y a menudo solemos olvidarlo...)
Paz y Bien
¡Él es mi Rey!
Hace 2 horas.
3 comentarios:
¡Que gran esperanza, Ricardo, sentirnos salvados! Hace ya muchos años coloqué en un escaparate de mi tienda un Belén y en él puse: "Navidad significa sentirse salvado". Lo último que pones es la ruta del camino: "quién quiera seguirme que se niegue a sí mismo, que tomo su cruz y se venga CONMIGO".
La locura de la Cruz es asumir el sufrimiento vivido con amor. Porque queramos o no, el sufrimiento llega, pero éste, se puede aceptar voluntariamente,como hizo JESÚS, o se puede vivir a regañadiente y en constante queja y lamentación. Desde este contexto, el dolor y nuestras propias limitaciones encuentran el sentido que nos llevará a la plenitud de sentirnos salvados.
Un gran abrazo, en XTO.JESÚS,amigo Ricardo, en la certeza de sentirnos salvados y de encontrarnos en la eternidad en la presencia del PADRE.
Ahora, porque he visto como se ha actualizado mi comentario inmediatamente,en la barra lateral, si no te importa, paso a preguntarte si es posible hacer eso de forma automática, pues yo lo hago manual. También, aprovecho comentarte sobre lo que me dijiste respecto a los seguidores de dodim, pues la amgiga que me hizo la plantilla está muy atareada y no puede atenderme. ¿Podría yo ser capaz da arreglarlo con tu ayuda?
Un abrazo.
Salvador, hermano, si existe eso que llaman destino -aún cuando tengamos la Gracia de hasta poder renegar de él- es la plenitud y la vida para siempre.¡Qué certeza inconmovible! Dios con nosotros y Dios para nosotros.
Con respecto al blog, por mail te voy a mandar como modificar lo de últimos comentarios (es relativamente sencillo) y seguramente vamos a poder solucionar ese problema, ahora mismo me pongo a estudiarlo. Un abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo
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