Encuentro en Galilea




Sábado Santo - Vigilia Pascual en la Noche Santa

Para el día de hoy (04/04/15):  

Evangelio según San Mateo 28, 1-10





Esas mujeres se encaminan a la tumba del Maestro al alba, un alba que aunque aún no lo sepan, es anuncio de un nuevo día, y de un día definitivo, un amanecer que quiebra el mero transcurrir del tiempo.

Son mujeres, y tal vez por ello nadie les dá demasiada importancia a lo que hagan o digan. Ellas van hacia el sepulcro a expresar sus afectos a su Maestro que allí reposa, vestidas de la tristeza inexorable de la muerte; en cambio, los discípulos se han dispersado y escondidos, ateridos de miedo y desconsuelo. Los soldados de custodia permanecen cumpliendo órdenes, afirmados en la aparente legitimidad de sus lanzas y espadas.
Ellas no han comprendido del todo la enseñanza de ese Jesús que amaban, y de allí su humilde tristeza. Aún así, como buenas mujeres que son, prevalece en ellas la intuición, una intuición que les dicta, corazón adentro, que cuando todo se pierde es menester afirmarse en el amor, causa de todos los milagros.

No es tarea menor ni, aunque casi clandestina, está exenta de riesgos. Los que clamaron por la muerte de ese inocente están atentos y a la pesca de sus seguidores. Pero ellas igualmente van, porque las puede el afecto, porque un fermento extraño las moviliza, aunque no lleguen a razonarlo.

La pesada piedra que obtura la entrada está corrida. Hay un ángel por allí que no puede ser obviado. La escena del Mensajero sentado sobre la piedra-puerta es señal divina: la tumba ya no es hogar de la muerte, la tumba vacía es señal de esperanza, de que los imposibles han caducado, de que la luz prevalece sobre cualquier tiniebla, por invasiva que se asome. La transparencia y la blancura del Mensajero indica que no hay nada oculto que ya no permanecerá así, que será revelado, porque el amor de Dios se ha rebelado contra el dolor y la injusticia, porque el amor de Dios levanta a Cristo de la muerte.

Ese terremoto que estremece las entrañas de la tierra es otra señal estruendosa del acontecimiento cósmico de la Resurrección. Toda la creación ha contenido el aliento con su muerte, toda la creación sonríe y celebra con su vida resucitada.

El Señor ha resucitado, y no descansa. Ha sido un muerto inquieto y peligroso, y ahora amorosamente continúa su misión creadora de Salvación.
Por ello les dice con voz clara Alégrense! y nos lo repite ahora a nosotros, porque la presencia de Dios, los sueños eternos de Dios son la alegría de todas las gentes que le aman. 

Esas mujeres tienen un encargo apostólico y sacerdotal: avisar que es tiempo de despojarse de resignaciones y lutos, pues el Crucificado es ahora el Resucitado para siempre, vivo y fiel, caminante y presente entre los suyos.

Con esas mujeres, Señor, iremos a encontrarte en Galilea, allí donde están tus hermanos, allí donde todo comenzó. 
Allí, en las Galileas de todo tiempo y lugar, de la periferia y la pequeñez, de donde poco se espera, Galileas de sospecha y de invisibilidad, allí te encontraremos nuevamente vivo, joven, para el abrazo de una esperanza que llevás encendida en esa mirada que vuelve a convocarnos en esta noche que empuja el día total, grano de trigo frutal que devino en pan santo de Salvación.

Muy Feliz Pascua de Resurrección

Paz y Bien


 

2 comentarios:

pensamiento dijo...

¡Feliz pascua de resurrección!, que Dios sea en usted y toda su familia, que su vida sea signo de Cristo resucitado, un abrazo fraterno, gracias.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Muchas felicidades también para usted y en los suyos. Que el Resucitado siga colmando de bondad toda su vida, y mi gratitud por su constante presencia fraterna

Un abrazo

Paz y Bien

Ricardo

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