Para el día de hoy (08/08/13):
Evangelio según San Mateo 16, 13-23
(Mucho se ha hablado y mucho se hablará acerca de Pedro y de aquellos que, a través de la historia, se han calzado sus sandalias.
Con demasiada frecuencia se ha puesto el acento en poderes temporales, en dominio, en ornas, pompa y boato, en tradiciones que no son tales pues hace ya tiempo que han muerto, en institucionalizaciones, en capacidad de gobierno, en puntillosidad de símbolos y atributos de la función y el poder detentados.
Pero lo que verdaderamente cuenta, lo que define y sostiene a Simón, hijo de Jonás, y a los que lo suceden, es la fé confesada y profesada. La fé que ante todo es don y misterio amorosos, una fé que inevitablemente es aceptar con esperanza el camino de la cruz, de la humillación para la Salvación de los demás.
El Pescador se vuelve fuerte cuando afirma toda su existencia en esa fé en el Resucitado que es el Crucificado, una fé que lo impulsa a sostener y a encender las esperanzas apagadas en sus hermanos y a su vez los confirma en ese sendero único de Salvación.
Pedro se vuelve realmente poderoso en tanto que servidor de la humanidad, y no sólo de sus hermanos, porque el verdadero poder es el servicio. Pedro no mandará ni impondrá, Pedro propondrá desde el amor, a pesar de todas las terribles consecuencias que pueda encontrar a su paso, y a pesar de sus quebrantos tiene la certeza de que esa familia que conduce se sostiene por el amor de Aquel que la alienta y acrecienta.
Simón Pedro era un humilde pescador galileo, voluble en sus carácter, con muchas idas y vueltas, pero firme pues se sabía amado por el Maestro, y por Él -aunque lo niegue con rapidez- asumirá también toda cruz que quieran imponerle.
Pedro se vuelve contrario, adversario -satánico- a las cosas del Reino cuando pretende imponerle a Jesús de Nazareth rótulos y funciones que le son ajenas. Y sobre todo, cuando se pone por delante, opacando al Señor que es nuestra vida y nuestra luz.
Pedro ha se seguir los pasos de Cristo, dejando que resplandezca siempre y ante todo la Gracia que Él ofrece a todos sin condiciones.
Y así con Pedro, firme como una roca, nosotros también hemos de seguir los pasos del Maestro)
Paz y Bien
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