En el centro de la comunidad



Para el día de hoy (13/08/13):  
Evangelio según San Mateo 18, 1-5.10. 12-14


(Las ansiedades de los discípulos por determinar mayorazgos y primacías no son desconocidas, pues cuando mandan las ambiciones personales se suele renegar de la fraternidad y se mira desde una altura espuria al hermano.
Pero frente a estas duras ponencias y actitudes -duras cabezas, duros corazones-, el Maestro se mantiene siempre en una misma sintonía, y es que el servicio nos vuelve mejores, y a la vez quien sirve a los pequeños se acrecienta en vida plenificada.

Esta enseñanza no es menor, y es menester interpretar el gesto de Jesús de Nazareth -llamar la atención de todos poniendo a un niño en el foco del grupo- a la luz de la mentalidad judía y palestina del siglo I. Un niño, en aquel entonces, era considerado apenas humano, un humano a medias e incompleto, y por tanto carente de derechos. A lo único que podían aspirar los niños era a la protección brindada por su padre, y entre ellos solamente los varones. Las niñas, prácticamente nada.

Por ello el gesto de Jesús es escandaloso, peligrosamente heterodoxo y políticamente revolucionario. Él vá más allá de cualquier gesto romántico o de ternura superficial, pues está declarando que los suyos, los auténticamente suyos, son los que tienen por centro de la comunidad y de sus existencias a los niños y a los que son como ellos, es decir, a los que no cuentan, a los que no tienen derechos, a los que no pueden defenderse, a los desprotegidos, a los abandonados, a los que sólo esperan algo bueno de parte de Dios, y a veces ni eso. Esos son los pequeños, y ellos son también horizonte y misión.

Por ello la solidaridad es hacerse uno con el otro, volverse pequeño y vulnerable en el perfume del Reino: la solidaridad es horizontal, sólo es posible entre los iguales y en tren de fraternidad. Cuando las acciones de auxilio se realizan desde planos distintos -desde arriba hacia abajo- ya no se trata de solidaridad, sino de peligrosa beneficencia fruto de la soberbia, de la displicencia de considerar en menos al otro, sin espacio para la compasión y para la misericordia.

El Reino es muy peligroso para los poderes del mundo. Sin dudas es político, si entendemos la política como la búsqueda del bien común a través de la justicia, pero supera sus fronteras por lejos.

Escándalo, locura y revolución, quizás algo de eso haya por Gracia de Dios.
Pero se trata ante todo de la Buena Noticia de Cristo Jesús)

Paz y Bien

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