En ocasiones, sucede que el mensaje puede quedar menoscabado o deslegitimado a causa del mensajero.
Este mensaje es un ejemplo de ello.
Por mis limitaciones y mi usual torpeza, recomiendo encarecidamente entender con claridad acerca de este tema en el magnífico blog de mi amigo y hermano Fr. Claudio Ifrán, Munaysonqo-busco un corazón, en especial en ésta entrada y en ésta entrada.
Hablaba antes del mensaje y del mensajero.
Y este mensajero profesa con regularidad la ingenuidad.
Desde esa ingenuidad, siempre he creído que quienes han consagrado su vida al evangélico actuar pastoral, debían ser ante todo y primordialmente, mujeres y hombres buenos.
Mujeres y hombres que vivan por y para la caridad, férreamente afirmados en el amor a Jesús expresado en los hermanos.
Mujeres y hombres que se niegan a sí mismos, constantemente, para que otros tengan vida.
Mujeres y hombres que se hacen pan para el hermano.
Mujeres y hombres con un persistente y maravilloso aroma a ovejas, porque viven inmersos en su pueblo, y viven para ellos por Jesús, hermano y Señor nuestro.
Mujeres y hombres que desde ese amor hacen vivencia profunda el culto, hacen que lo litúrgico sea vida expresada por la comunidad y no puras formas vacías de compromiso de vida.
Mujeres y hombres que desde su intensa religiosidad y su constante oración, re-significan la contemplación y la reflexión acerca de las cosas de Dios, es decir, la teología.
He sido, soy y seré un ingenuo, por creer que primero ser trata de ser buenos y amar como Jesús nos pidió y a partir de allí, cobra sentido el rigor amoroso en la liturgia y en la teología...(vos lo sabías muy bien, Rodo querido)
Muchos de los que habitamos estas tierras latinoamericanas -que tanto amamos- estamos desgraciadamente habituados a reconocer ciertos sonidos, a identificar determinados ruidos.
Son ruidos que anticipan a menudo el odio, que murmuran muerte en nombre de Dios, que son eco de quienes se arrogan jueces, jurados y verdugos de sus hermanos.
Parece que el aroma a ovejas, que para muchos de nosotros es el mejor perfume, para otros es sólo un olor pestilente.
Es el olor de la tierra y del pueblo de Dios.
-Y pensar que decimos creer en un Dios que es ante todo, Padre y más aún... ¡Abbá! ¡Papá! lo llamaba Jesús-
Hoy esos ruidos se escuchan no como murmullo, sino con fuerza aquí en Argentina, en la diócesis del Neuquén.
El destinatario es el titular de esa diócesis surera, padre Obispo Marcelo Melani, sdb.
Un pastor con un persistente olor a ovejas.
Hijo de Don Bosco, honra a diario la memoria de su predecesor, el queridísimo y siempre presente padre Obispo don Jaime de Nevares.
Un hombre bueno.
Uno que es como nosotros.
Lo andan acusando de falta de rigor litúrgico, de imprecisiones teológicas...de manera anónima, es claro, nunca abiertamente.
-este mínimo e indigno hijo de la Iglesia se alegra de sólo pensar que Don Bosco y el peñí Ceferino, Laurita Vicuña y don Zatti andarán haciendo de las suyas en los campos de Dios por este hombre bueno y por su gente-
Confío en que el Espíritu del Resucitado ilumine a Pedro para escuchar no sólo a los poderosos, sino también a los más pequeños.
Que sostenga al padre Obispo Melani en estos momentos de prueba.
Y que nos ilumine las mentes y encienda nuestros corazones, para seguir adelante sin aflojar, anticipando aquí en estos arrabales el Reino de Aquél que nos rescató para la vida.
Amén
Paz y Bien
Ricardo
padre Obispo Marcelo Melani, sdb
Reflexión
Hace 7 minutos.
6 comentarios:
Hayyy hermano que miedo me dió cómo comenzaste esta entrada a tu blog, pero al ir leyendo nuevamente entramos en comunión de almas y espero de oración. Un saludo grande, un abrazo enorme desde Bolivia.
Seguimos meta pata nomas en busca del Reino.
Claudio fmsc
Por la gracia de Abbá que nos quiere, andamos en comunión de almas y también de oración...si no oramos nos secamos. Un abrazo grande desde estos Buenos Aires -que a veces no tienen nada de buenos- pero en los que también estamos llamados a hacernos pan para los hermanos. No vamos aflojar hermano en las cosas del Reino, seguiremos adelante con el impulso del Espíritu del Resucitado. Paz y Bien, Claudio, el Dios de la Vida te colme de plenitud y alegría. Ricardo
Soy de un pueblo del Neuquen, diócesis donde es obispo Marcelo Melani. Creo que en algún comentario que dejé en este blog, conté algún testimonio de su presencia de Padre y Pastor entre nosotros.
Si yo algún día pude enamorarme del Evangelio de Jesús, y querer intentar seguirlo (aunque lo haga precariamente, a veces con tropezones y retrocesos, con más ganas que aciertos), fue gracias al testimonio de la Iglesia no sólo en Neuquen sino en toda la Patagonia, Iglesia del Pueblo Pobre de Dios. Nunca voy a olvidar, por ejemplo, el día de mi Confirmación. El padre obispo Marcelo acostumbra en cada Celebración de Confirmaciones a contar a los jóvenes confirmantes un cuento, que nunca más se nos olvida. Es un pastor cercano, que se sabe pueblo, que se sabe servidor de todos. Conozco otras diócesis y varios obispos, y me enorgullece ver al mío, por ejemplo, llegar a los pueblos en micro de línea, caminar comunidades, participar de celebraciones mapuches (los mapuches, así como los trabajadores neuquinos los trabajadores lo quieren mucho), mediando en conflictos, negándose a que alguien bese su anillo...
Este verano, el 31 de enero, día de Don Bosco, nuestro obispo llegó a mi pueblo, Chos Malal (norte neuquino) para compartir la celebración. Fué en un barrio humilde, donde no hay capilla pero sí comunidad. Llegó a la tarde, compartió la merienda, charló con los nenes del barrio que estaban jugando en la canchita de tierra del oratorio, celebró la Misa y después se quedó a compartir a la noche una picadita que había armado la gente del barrio. Se lo ve felíz entre la gente. Ese es mi obispo.
Ese día estaba contento porque en unos días partía para Roma. Nos preguntó si queríamos mandar a decirle algo al Papa, que iba a estar con él y le gustaría hacerle llegar las inquietudes de nuestras. ¡Quería que la voz de esa comunidad humilde, llegara por su medio al Papa! Como todos sabemos, esa visita a Roma no fue lo que él esperaba.
Como dice la carta de los Curas por la Opción por los Pobres, en solidaridad con nuestro obispo, lamentablemente en la cúpula de nuestra Iglesia se esfuerzan por colar el mosquito y se tragan el camello. Como dice Jesús, “quien pueda entender que entienda”.
El Espíritu continúe iluminando, guiando y dando todo el don de Fortaleza a mi obispo, Padre y Pastor de la diócesis neuquina, Marcelo Melani. Amen.
Augusto.
Gracias Augusto por tu valioso testimonio -palabras como éstas son muy importantes y hacen que el mínimo trabajo que hago en este blog cobre sentido, para mayor gloria de Dios y bien de los hermanos-
Como puse en el post, tengo la certeza en mi corazón que el Espíritu seguirá sosteniendo al padre Obispo Melani y a su gente. Él es uno de los nuestros. Un abrazo grande. Paz y Bien. Ricardo
Esta es la Iglesia Latinoamericana que se impone solita nomás. Por más esfuerzo que hagan desde Roma, como dirían los pibes míos: "es lo que hay" y Damos gracias infinitas al Espíritu que sostiene a tanta gente buena, cercana y "con mucho olor a oveja". Los obispos de la Patagonia Argentina son un lujo.Alicia.
Gracias Alicia por tu presencia y tus palabras; y lo que decís es muy cierto, son un lujo y una gracia de Dios no sólo para su rebaño: estos hombres buenos (don Jaime de Nevares en su tiempo, todavía tenemos al padre Obispo Miguel Hesayne con nosotros, don Marcelo Melani, el padre Obispo Maletti y varios más) valen más ellos solitos que regimientos enteros de burócratas, en la búsqueda del bien común, y no sólo para su grey. Un afectuoso saludo. Paz y Bien. Ricardo
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