Quizás corresponda comenzar con formalidad
El 13 de julio de 2008 falleció el padre Rodolfo Ricciardelli, párroco de Santa María Madre del Pueblo, presbítero de la Arquidiócesis de Buenos Aires, Argentina, vicaría Flores.Pero ¿sabés? Rodolfo, no alcanza ni para comenzar.
Si, ya sé, no te gusta que se hable así de vos. Lo lamento, hay que hacer honor a la verdad.
Y entonces, sin la menor sombra de dudas, diría también:
La Iglesia ha perdido a un sacerdote magnífico.
Esta casa que llamamos patria, ha perdido a uno de sus mejores hijos.
Los pobres, un padre y un defensor inclaudicable.
Y nosotros, un amigo y un hermano y tenemos el alma vestida de tristeza.
Igualmente, no hay palabras suficientes, Richard, Rodo.
(No sé si alguien tendrá las palabras exactas... Porque ¿como se cuenta el amor, ese que dá la vida por los demás, ese que hace que a los más pobres no les falte el pan, ese que a los ignorados y a los despreciados de este mundo los pone de pié y los dignifica, ese que desde cierto silencio y sin estridencias ni publicidades anuncia la Buena Noticia de Jesús, esa confianza que reza pidiendo al Padre ¡Que venga a nosotros tu Reino y su Justicia! y trabaja incansablemente cooperando con ese Cristo que constantemente nos anda buscando...)
Vos sabías muy pero muy bien que el Padre Dios no quiere que nadie, ni uno de sus hijos se pierda.
Y que hacemos llorar a María por los sufrimientos de los niños y de todos los demás.
La Madre llora por sus hijos ignorados y olvidados, omitidos hasta en las crueles y estériles estadísticas.
Yo sé bien que abandonaste todo por seguir los pasos de Jesús desde el lugar del pobre.
Es claro.
(Aunque no está mal, es fácil hacer obras de caridad cuando uno tiene la certeza que abandona el barro contaminado y la miseria y vuelve a un lecho limpio, a comida caliente, a una ducha, a una familia que lo contiene y cuida.)
Es tan claro que hasta abandonaste la salud por todos tus hijos.
Si señores, sus hijos.
Pocos como él podían portar con autoridad el bello título de "padre" que otorgamos a nuestros sacerdotes, muchas veces por pura costumbre.
Mucho más se podría contar, y seguramente con palabras decididamente mejores que las presentes.
Rodolfo, te fuiste el 13 de julio pasado y hasta hoy nos tira la tristeza. Y tocaríamos fondo en caída libre si no fuera por Cristo, nuestro Hermano y Señor.
Porque tenemos la certeza de que estás allí donde todos ansiamos alguna vez llegar.
Como vos bien decías: santo es el que vive con Dios.
Así, tal cual.
Vos andás por su Casa.
Y los pobres han ganado un protector incansable.
Y nosotros, a un hermano que lo sabemos siempre abogando por nosotros.
Confiados en la infinita misericordia de un Dios que nos quiere a ultranza, sabemos que vamos a reencontrarnos cuando Él lo disponga.
Por eso, para vos - pero mucho más para nuestros hermanos sumergidos y para nosotros - la bendición de nuestro santo Hermanito de Asís (Nm 6, 24-26):
El Señor te bendiga y te guarde
te muestre su faz y tenga misericordia de ti.
Vuelva su rostro a ti y te dé la paz.
El Señor te bendiga, hermano...
Paz y Bien
El 13 de julio de 2008 falleció el padre Rodolfo Ricciardelli, párroco de Santa María Madre del Pueblo, presbítero de la Arquidiócesis de Buenos Aires, Argentina, vicaría Flores.Pero ¿sabés? Rodolfo, no alcanza ni para comenzar.
Si, ya sé, no te gusta que se hable así de vos. Lo lamento, hay que hacer honor a la verdad.
Y entonces, sin la menor sombra de dudas, diría también:
La Iglesia ha perdido a un sacerdote magnífico.
Esta casa que llamamos patria, ha perdido a uno de sus mejores hijos.
Los pobres, un padre y un defensor inclaudicable.
Y nosotros, un amigo y un hermano y tenemos el alma vestida de tristeza.
Igualmente, no hay palabras suficientes, Richard, Rodo.
(No sé si alguien tendrá las palabras exactas... Porque ¿como se cuenta el amor, ese que dá la vida por los demás, ese que hace que a los más pobres no les falte el pan, ese que a los ignorados y a los despreciados de este mundo los pone de pié y los dignifica, ese que desde cierto silencio y sin estridencias ni publicidades anuncia la Buena Noticia de Jesús, esa confianza que reza pidiendo al Padre ¡Que venga a nosotros tu Reino y su Justicia! y trabaja incansablemente cooperando con ese Cristo que constantemente nos anda buscando...)
Vos sabías muy pero muy bien que el Padre Dios no quiere que nadie, ni uno de sus hijos se pierda.
Y que hacemos llorar a María por los sufrimientos de los niños y de todos los demás.
La Madre llora por sus hijos ignorados y olvidados, omitidos hasta en las crueles y estériles estadísticas.
Yo sé bien que abandonaste todo por seguir los pasos de Jesús desde el lugar del pobre.
Es claro.
(Aunque no está mal, es fácil hacer obras de caridad cuando uno tiene la certeza que abandona el barro contaminado y la miseria y vuelve a un lecho limpio, a comida caliente, a una ducha, a una familia que lo contiene y cuida.)
Es tan claro que hasta abandonaste la salud por todos tus hijos.
Si señores, sus hijos.
Pocos como él podían portar con autoridad el bello título de "padre" que otorgamos a nuestros sacerdotes, muchas veces por pura costumbre.
Mucho más se podría contar, y seguramente con palabras decididamente mejores que las presentes.
Rodolfo, te fuiste el 13 de julio pasado y hasta hoy nos tira la tristeza. Y tocaríamos fondo en caída libre si no fuera por Cristo, nuestro Hermano y Señor.
Porque tenemos la certeza de que estás allí donde todos ansiamos alguna vez llegar.
Como vos bien decías: santo es el que vive con Dios.
Así, tal cual.
Vos andás por su Casa.
Y los pobres han ganado un protector incansable.
Y nosotros, a un hermano que lo sabemos siempre abogando por nosotros.
Confiados en la infinita misericordia de un Dios que nos quiere a ultranza, sabemos que vamos a reencontrarnos cuando Él lo disponga.
Por eso, para vos - pero mucho más para nuestros hermanos sumergidos y para nosotros - la bendición de nuestro santo Hermanito de Asís (Nm 6, 24-26):
El Señor te bendiga y te guarde
te muestre su faz y tenga misericordia de ti.
Vuelva su rostro a ti y te dé la paz.
El Señor te bendiga, hermano...
Paz y Bien
2 comentarios:
¡¡¡maravillosos recuerdos me trajo este homenaje a mi amdo padre RODOLFO RICCIARDELLI!!! YO ME LLAMO MARY Y ERA SU QUERIDA SECRETARIA'¡GRACIAS POR RECORDARLOS ,YO NO LOGRO OLVIDARLO MAS AHORA QUE TRAEN SUS RESTOS ACA EN SU CASA EL BAJO FLORES.VEO COMO ESTAN HACIENDO SU NICHO Y ME RETUERZO DE DOLOR ,DE SOLO SABER QUE SE VA QUEDAR PARA SIEMPRE EN SU CASA ,DONDE VIVIO TANTO TIEMPO!! BUA BUENO GRACIAS A TODOS LOS QUE LO RECUERDAN CON TANTO CARIÑO... MARY
¡Qué bueno es leer estas palabras tuyas, Mary! Alguna vez seguramente nos hemos encontrado allí en María Madre del Pueblo.
Rodolfo era ante todo mi amigo; lo conocía de toda la vida, a tal punto que él me bautizó, celebró mi matrimonio y bautizó a mis hijos, fué amigo de mis padres por más de 50 años. Durante algún tiempo he misionado con él también.
Yo sé que Él vive para siempre junto a Dios y que debe andar haciendo de las suyas en los barrios de Dios junto a Carlos Mugica y a Jorge Vernazza. Si podés decirme cuando llevan sus restos del Crio. de Flores a la capilla, te lo agradecería de todo corazón, como también te agradezco este valioso testimonio que compartís.
Un abrazo grande
Paz y Bien
Ricardo
PD: si copiás este enlace: http://sersaldelatierra.blogspot.com/2009/07/un-leon-manso.html , allí dejé el 13 de julio pasado, a un año de su partida, otras líneas más.
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