Para el día de hoy (24/03/21):
Evangelio según San Juan 8, 31-42
Este mundo en el que vivimos es un eficiente productor de esclavos. Esclavos de la miseria, esclavos del dinero, esclavos del egoísmo, esclavos del hedonismo, esclavos de ideologías, múltiples esclavos del desorden férreamente establecido.
No hay reducto, nacionalidad, religión o grupo que, por pertenencia, garantice libertad de esta esclavitud. Las credenciales de adhesión son sólo sucedáneos calmantes que perpetúan y prolongan la vida suprimida, las cadenas impuestas o, lo que es peor, las cadenas aceptadas por resignación o costumbre.
La propuesta de Jesús de Nazareth está lejos de ser una opción, una elección más.
La invitación de Jesús de Nazareth es que con Él y a través de Él, descubrimos el insondable misterio de que cada mujer y cada hombre somos hijas e hijos amados de Dios, y por ello mismo somos hermanos.
Le experiencia de descubrirse hijo es la verdadera libertad, y es un principio de identidad irrevocable.
Dios es un Padre que nos ama y una Madre que nos cuida, muy lejano a un Soberano distante que todo impone.
Dios es pobre entre pobres, un Dios despojado de su divinidad para llegarse hasta nosotros y ser uno más, un Dios que se desvive por nuestra felicidad, un Dios capaz de morirse para que no haya más crucificados.
Sólo las hijas y los hijos pueden ser realmente libres.
Más aún, desde esa identidad primordial hasta son capaces de volverse alegremente esclavos en el servicio y la generosidad, en el desinterés y la compasión para que otro hermano rompa sus cadenas y no permanezca en las sombras, con la fidelidad de Abraham, con la confianza de José y María de Nazareth.
Este tiempo es ideal para descubrir a tantas mujeres y tantos hombres que son libres de verdad aunque no profesen la misma fé que nosotros o, siquiera, alguna fé, hombres y mujeres que expresan en lo cotidiano esa misericordia que sostiene al universo.
Paz y Bien
1 comentarios:
Señor, que hagamos carne en Nosotros, que la Verdad nos hará Libres. Paz y Bien
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