San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia
Para el día de hoy (13/06/16):
Evangelio según San Mateo 5, 38-42
Los sucesos históricos es menester interpretarlos dentro de su contexto y a la luz de las pautas que los originaron; los juicios morales, aún razonables, suelen ser anacrónicos, poco veraces y no siempre fieles a la verdad.
La llamada Ley de Talión etimológicamente proviene de lex talis, es decir, ley de tal como: implicó un avance notorio en la regulación de los conflictos, despejando cualquier criterio de venganza personal indiscriminada y violenta sin límites. Significaba un principio de reciprocidad en el derecho penal, de modo que el castigo correspondiera proporcionalmente a la falta o perjuicio cometido, y de allí el ojo por ojo, diente por diente, quemadura por quemadura, y a su vez un incipiente criterio de estado, el establecimiento de una ley por sobre una subjetividad que se arrasa por la ira.
No estamos demasiado lejos, ni hay que espantarse por una terminología propia de la época; al fin y al cabo, nuestro mundo establece pautas legales similares y a menudo las olvida en pos de los usuales juegos de poder de las naciones. Atacas a tiros nuestra ciudad, arraso las tuyas con bombardeos incesantes, el uso de la violencia como herramienta política, el armarse con armas de destrucción masiva para amedrentar el armamentismo del vecino o del enemigo. Es claro que éstos son epítomes, pero bien puede comprobarse en la vida cotidiana, cuando gana espacios la venganza por sobre la justicia.
En fin, Talión supuso el establecimiento de conductas sociales y comunitarias, la organización de las naciones desde parámetros legales que abarquen a todos. Por eso, aún cuando la manera de expresarla nos resulte dura, Talión significó justicia.
El Maestro no hace solamente una propuesta alternativa. Su enseñanza debe contemplarse desde su mirada, que es la mirada de Dios. Aún cuando todo indique la división entre propios y ajenos, aunque la idea de justicia que impere sea la que establezca devoluciones, el llamado es a ir más allá del egoísmo, a reconocer a un hermano en el otro aún cuando éste procure por todos los medios nuestro mal.
No se trata de renegar de la justicia ni resignarse a la desmemoria, todo lo contrario, sino de tener una perspectiva trascendente y actuar en consecuencia, como hijas e hijos de Dios, sal de la tierra y luz del mundo.
Paz y Bien
1 comentarios:
El Maestro no hace solamente una propuesta alternativa. Su enseñanza debe contemplarse desde su mirada, que es la mirada de Dios. Gracias, es verdad, cuando somos capaces de mirar con ÉL, veremos la vida diferente, gracias, muchas, gracias.
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