San León Magno, Papa y Doctor de la Iglesia
Para el día de hoy (10/11/15):
Evangelio según San Lucas 17, 7-10
El saber popular lo afirma de manera rotunda: de imprescindibles están llenos los cementerios.
Esa consciencia incrementada de la propia valía suele traer aparejada una creencia cuasi mercantil que poco tiene de fé; se trata más bien de la acumulación piadosa de méritos, de un Dios que troca bendiciones por piedad o promesas cumplidas, que premia o castiga según corresponda. Y así, esa creencia pretende una Iglesia legalista y absurdamente jerárquica -algunos grandes, y el resto pequeños-, en donde no hay espacio para la mesa compartida, para la fraternidad, para la Eucaristía, la Iglesia de la Gracia, del Espíritu del Resucitado.
La eficacia y la importancia de la misión no radica en la capacidad y el esfuerzo del sembrador, sino en la asombrosa vida de la más humilde de las semillas.
El absoluto, el horizonte de la vida cristiana es Dios, y nó el espejo aumentado del propio ego.
La comunidad cristiana entonces será reconocida en su fidelidad en tanto ofrezca su vida en el servicio a los demás, en cada pequeño gesto generoso y desinteresado, en ceder el paso, en brindar frutos desde el humus manso de la humildad.
Que el Reino crezca por obra y gracia de Aquél que nunca nos abandona. Porque el Reino acontece aquí y ahora.
Y cuando dejemos estos arrabales, cuando nos toque el tiempo de la partida, irnos como José de Nazareth, en silencio y sin estridencias, felices siervos inútiles que hemos hecho lo que debíamos hacer, plenos por cumplir, felices por ser fieles a nuestro destino ofrecido.
Paz y Bien
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