Misa propia del día -matutina-
Para el día de hoy (24/12/13):
Evangelio según San Lucas 1, 67-79
(Zacarías había quedado relegado al silencio durante todo el tiempo del embarazo de su esposa Isabel. Su incredulidad es el motivo principal de su mutismo, pues no hay nada nuevo que decir cuando desertamos de la confianza. Todo allí está dicho.
Pero también quizás a veces esos silencios -dolorosos ellos- son necesarios; hay tiempos en los que es imprescindible callar y aguardar con paciencia que se disipe la noche y que nos amanezca la esperanza, barriendo nuestros patios de todo lo inútil, de lo que ocupa espacio de balde, y dejar espacios amplios a lo que verdaderamente cuenta, a lo que en verdad es importante.
Zacarías es un viejo sacerdote de Israel, cargado de años y con una mirada limitada por su religiosidad, por su nación, por su cultura, por las tradiciones de sus mayores.
Pero aún así, le renace la esperanza y le reverdece la alegría al manso luchador cansado. Nunca es tarde, jamás hay que resignarse, todo es posible. Zacarías se enciende de dicha por un hijo asombroso e inesperado que les ha nacido, y que él bien sabe que tiene un destino grande y misterioso.
Zacarías canta y celebra con voz fuerte, joven y sabia porque Dios lo ha visitado en ese hijo maravilloso, porque descubre que Dios ha fecundado la historia, porque todo tiempo será en adelante muy distinto, tiempo santo, tiempo de Dios y el hombre. Y su canto se hace profecía, es decir, permitirse tener una mirada lejana capaz de mirar y ver más allá de las apariencias y de las propias limitaciones.
Indefectiblemente, todos somos mujeres y hombres que hemos sido criados en un pueblo, y que solemos expresarnos desde una cultura específica, particular. Pero pintando nuestras pequeñas aldeas -como aseveraba con certeza León Tolstoi- podemos pintar todo el mundo y el universo, y éso es precisamente lo que realiza Zacarías, pleno del Espíritu que sopla en todas partes.
Él lo ha podido entrever en la historia de Israel y desde allí lo hace extensivo a todas las naciones.
Dios interviene en la historia de la humanidad brindando liberación, una liberación que es muy personal, es Dios mismo llegándose a estos arrabales tan llenos de olvido y de silencio. Y esa libertad otorgada incondicionalmente no es para quedar a la deriva, sino que es para ponerse en marcha, una libertad frutal, propositiva, recreadora, una libertad que ha de ser vivida y honrada en integridad y en justicia, eso que conocemos como santidad.
Dios nos visita y se queda.
Dios es misericordia entrañablemente cercana que suscita una paz pujante, espacios amplios en donde todos cuentan, sol que nace desde lo alto en plena noche cerrada, un Niño que es el amanecer para todos los destinos que hemos de edificar a diario)
Paz y Bien
6 comentarios:
"Dios nos visita y se queda" ¡qué gran verdad!.
Vino y ya es para siempre Dios con nosotros.
Que El te siga fortaleciendo en tu bella misión en la red.
Gracias por ello.
Santa y feliz Natividad del Señor.
Un abrazo fraterno
Que pases unas santas y felices Navidades rodeado de todos los que te aman. Un abrazo: Joan Josep
Feliz y santa Navidad, Ricardo, y que el Niño Dios nos llene de paz y alegría!!
Feliz y santa Navidad! Que contemplemos este Misterio junto a María!!
Gracias, querido amigo por tus buenos deseos, por tu amable presencia en mi blog, por tu amistad, por tu cariño, por el tiempo y las cosas compartidas durante este año que se va. Te deseo una feliz Navidad y un venturoso año nuevo.
Abrazos.
Gracias Ricardo, hace tanto tiempo que no nos veíamos, que la verdad agradezco que nuestro reencuentro fuese para celebrar esta Santa Navidad.
Dios te bendiga.
un gran abrazo
Sor.Cecilia
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