Vigilia de Navidad
Para el día de hoy (24/12/13):
Evangelio según San Mateo 1, 1-25
(El Evangelista Mateo carece de precisión al enumerar la genealogía de Jesús de Nazareth. Más aún, nos animamos a decir que el Evangelista es rigurosamente inexacto: se trata de brindar el trazo de un frondoso árbol teológico, es decir, espiritual antes que cronológico.
Por eso y para comenzar, hacerse Navidad implica descubrir que nuestros ancestros son mucho más amplios que los establecidos por los lazos sanguíneos que nos han regalado nuestros padres y nuestros abuelos. Hemos recorrido un largo camino de siglos, y nos pueblan pastores del desierto, héroes, traidores, mujeres tenaces, hombres de mirada lejana, la fé que perdura a pesar de los exilios y las cautividades, la Palabra que nos ha sido empeñada y que, con todo y a pesar de todo, nunca se ha quebrantado.
Hacerse Navidad es reconocer y expandir la fidelidad sin bajar nunca los brazos, aún cuando seamos temerosos navegantes en mares bravos. Siempre hemos de llegar a buenos puertos.
Hacerse Navidad es ratificar con fervorosa mansedumbre que Dios fecunda la historia humana desde los márgenes, desde esa periferia en donde nada nadie espera, que ese Dios de José y María de Nazareth hace la mejor de las músicas a pesar de los instrumentos desafinados que solemos ser y de los pentagramas difusos y torcidos en los que nos gusta empeñarnos. Que la vida viene empujando plenitud desde lugares insospechados.
Hacerse Navidad es animarse a que todo sea posible, a desoír los nunca, los jamás, los no se puede y todas las resignaciones que nos imponen o que elegimos por temor.
Hacerse Navidad es tener el coraje de la ternura. La ternura no es banalidad romántica ni bucólica postura ligera, sino un desafío perpetuo de paz y de bondad para mujeres y hombres hechos y derechos.
Hacerse Navidad es proteger a los más pequeños e indefensos, pues por un Niño todos los niños son sagrados.
Hacerse Navidad es transformar desde el calor de los corazones cualquier cueva oscura en hogar y en refugio.
Hacerse Navidad es expresar todos los días, todos y cada uno de los momentos de la existencia, que Dios interviene personalmente en la historia de la humanidad para conducirla a la plenitud, desde la humildad, desde la sencillez y el silencio, desde esos Belenes en donde todo se renueva, en donde mujeres y hombres estamos invitados a brindar nombre, comprensión y afectos, pues en nuestros brazos se nos ha depositado la vida para cobijarla, para que nos crezca fecunda y para que nunca abandonemos esa capacidad de asombrarnos, porque Dios está y estará con nosotros, ha venido y se ha quedado para siempre.
Muy Feliz Navidad.)
Paz y Bien
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