Para el día de hoy (14/04/13):
Evangelio según San Juan 21, 1-19
(Ellos habían regresado al pasado, a lo antiguo. A pesar de haber caminado tres años con el Maestro, de haber bebido sus enseñanzas, abandonan todo -se abandonan- y regresan al viejo oficio. Son pescadores de hombres que regresan para ser simples pescadores de peces.
Han visto morir a Jesús en la cruz, como el peor de los delincuentes. Es un mesías que no encaja en sus esquemas, que no levanta su mano ni presenta batalla en contra de sus enemigos, que pregona un Reino que nada tiene que ver con este mundo.
Jesús ha resucitado!. Se ha aparecido a María de Magdala, a los caminantes de Emaús, a varios de ellos. Sin embargo, aún el Maestro no está vivo en sus corazones.
Ellos deciden embarcarse en plena noche, que es la oscuridad de la resignación y el miedo -más de lo mismo, ninguna novedad-. Pero por más que se esfuercen, por más que apliquen su experticia, nada obtienen. Es la metáfora de esas existencias en las que el Resucitado está ausente, no hay esfuerzo que valga la pena, y la noche persiste.
Pero siempre en las orillas de nuestros días Él nos busca. Allí acontece lo que cambia todo, el reconocimiento por el Discípulo Amado -todos y cada uno de nosotros- de la presencia del Señor que todo lo transforma.
Allí sí, los esfuerzos traen frutos asombrosos, nada es inútil, todo tiene valor y sentido, las redes están colmadas de peces de toda forma y tamaño, y a pesar de todo, no corren riesgo de ruptura. Las redes son milagrosas, la pesca es abundante.
No hay demasiados preceptos o normas que procedan. Lo que decide todo es el amor, y así lo entiende Pedro, cuyo mandato primero es el de cuidar y llevar paz a sus hermanos, y su tarea será eficaz si permanece unido en su amor a Cristo.
Hemos de preguntarnos por estas redes que se nos han confiado, y que tienen por objeto mantener con vida a muchos, a una infinidad de peces muy diversos. Pues si las redes son amplias, tejidas de compasión y misericordia, jamás han de romperse.
Al fin de cada labor hay un pan esperando ser compartido, y nadie debe faltar)
Paz y Bien
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