Para el día de hoy (19/04/13):
Evangelio según San Juan 6, 51-59
(La Eucaristía es un misterio de la carne.
Por más que sesudos razonamientos y elípticas apologéticas lo afirmen de un modo abstracto e intenten una explicación, se trata ante todo de un misterio y, como tal, de imposible explicación por cualquier razón. Distinto es cuando se aborda desde el co-razón. Lejos de toda magia o esoterismo arcano, es la totalidad de la existencia del Resucitado -su cuerpo resucitado, su alma, su Espíritu- ofrecidos en nuestro hoy, en tiempo presente, para que asimilemos en estas nadas que somos la eternidad, la vida que no perece.
La Eucaristía es un misterio de fé.
A través de esa comunicación insondable -fruto de la Gracia- que es la fé, la confianza en Jesús de Nazareth, nos hacemos partícipes de esa sabiduría del pan y el vino eternos, y más allá de la masa y de los frutos de la vid, nos unimos a ese Cristo hermano y Señor, y por ello formamos una nueva familia y un pueblo nuevo. Nuestro Dios tiene sabor a pan y nos enciende la vida con ese vino que siempre pide María de Nazareth.
La Eucaristía es misterio de amor.
Es gesto y acción definitivas de un Dios que se despoja de todo -de su divinidad, de su poder, de su mismo Hijo- para que toda la humanidad viva y viva en plenitud, para que no haya más crucificados, para que nuestras mesas sean mesas amplias de fraternidad, de hijas e hijos, de hermanos reunidos por ese amor entrañable de un Dios que siempre busca nuestra Salvación, más no nuestra condena. Es el sacrificio inmenso del Maestro pobre y manso en los horrores de la cruz, revividos en cada mesa de acción de gracias, en cada vida ofrecida con desinterés y generosidad, en la eternidad urdida santamente en el día a día.
La Eucaristía es más que un rito.
Es la vida celebrada, el amor compartido, el fin de los imposibles, la puerta abierta a la felicidad que nace de la misericordia y la solidaridad)
Paz y Bien
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