Los pescadores que dejaron todo


Para el día de hoy (11/01/10)
Evangelio según San Marcos 1, 14-20

(Jesús sabía que Juan había sido entregado a la sordidez de las mazmorras de Herodes.
La entereza de Juan y su voz clara denunciando la corrupción y la inmoralidad del reyezuelo lacayo del imperio fué demasiado: estaba preso por ello, y en una macabra danza se decidiría su muerte.

Pero la terrible noticia no detiene sus pasos, a pesar del temor y la tristeza.
Con todo, Jesús se pone en marcha: aún en el panorama tenebroso del arresto de Juan es capaz de ver el signo de la llegada del Reino, del comienzo de su misión.

En la ignota Galilea de campesinos y pescadores comienza a resonar su voz que extenderá por toda la tierra, y no podrá ser acallada jamás.

Todo es nuevo: no es un anuncio profético más... No es un mensaje que viene de Dios: es Dios mismo que viene a la vida de mujeres y hombres por un afecto entrañable, y se quedará para siempre entre ellos.
Esa es la Buena y Nueva Noticia.

El Maestro no trae reglamentos, preceptos, normativas.
El tiempo está maduro, la semilla de la Salvación ha germinado y ha crecido en medio de Israel, y es la luz de todos los pueblos.

El Reino de Dios, la vida plena, Dios con Nosotros tiene la impronta y el color del aquí y ahora.
Y el Reino está cerca para toda mujer y todo hombre no por sus méritos, sino por la misericordia de Dios para con sus hijas e hijos: lo que todos esperaban estaba allí, en medio de ellos y no lo veían.

-No es casual que los primeros destinatarios del anuncio de la Buena Nueva sean los anawin, los pobres del Señor de aquel entonces y de este presente-

Hay una condición primordial: -¡conviértanse!-... Sin conversión la mirada queda velada al Reino que ya está entre nosotros.
Sin metanoia, es decir, sin transformar el pensar, el vivir y el convivir habrá oídos sordos al anuncio; sólo un para un corazón nuevo el anuncio de Jesús será Buena Noticia.

Se trata de mensaje y de mensajero; y quien anuncia es Jesús.
Y cuando el Maestro habla a lo profundo de cada ser, nada será igual, habrá un antes y un después.
Él pasa por la realidad cotidiana, en los hechos diarios de las personas, y personas concretas con nombres y apellidos: la primera comunidad se vá gestando con pescadores galileos, Simón y Andrés hijos de Juan, Santiago y Juan hijos de Zebedeo.

Pasa el Señor, y los invita a echar sus redes en otros mares.
Serán pescadores de hombres, rescatando en sus redes a los pececitos perdidos a través de la historia.

Y ha pasado el Señor por sus vidas: por eso, lo dejan todo -trabajo, familia, ideas, estructuras, vidas viejas- y lo siguen.

Así sea en nosotros: cuando pasa Jesús, uno deja lo viejo, lo que ata, lo que perece, lo que obstruye la mirada y todo será nuevo.
Aún en un mundo lóbrego y violento, el corazón se vuelve capaz de recibir la alegría de una Buena Noticia, la Buena Nueva del Reino de Dios en nosotros)

Paz y Bien



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