El Pan vivo, el retorno final, el reencuentro


Para el día de hoy (30/04/09):

Evangelio según San Juan, 6, 44-51

(Jesús es el Pan de Vida.
Pero no es un pan cualquiera.
Es un Pan Vivo y presente.
Es un Pan que sostiene y fortalece.
Es un Pan que compromete.

Porque nos dá vida y nos hace dar vida a otros.

Porque hace que al compartir el Pan Vivo y los bienes de aquí, se vayan degustando los bienes eternos: la Vida Eterna, el Amor y la Común Unión de los hermanos.

Nos vá alimentando hasta que Él regrese, hasta su retorno definitivo, hasta el día en el cual todos nos reencontremos.

Sí, reencontrarnos.
Porque la Resurrección que ha obtenido para nosotros con su muerte en la cruz no es un ideal, una utopía o una bella metáfora: es una realidad que se hará concreta cuando Él vuelva y de una vez y para siempre, nos juntemos con el Maestro y con todos los que fueron quedando en el camino de este peregrinar por la vida.)

Paz y Bien

Para que ninguno se pierda


Para el día de hoy (29/04/09):

Evangelio según San Juan, 6, 35-40

(Seguir los pasos de Jesús no es cuestión discursiva, de deseos, de declamación.
Antes bien, implica ser partícipe de un modo decisivo en la Vida abundante que nos regala.

-Y esa Vida Eterna que nos regala no es cuestión de méritos nuestros, claro que no. Es cuestión de puro amor-

El Maestro nos enseña que es voluntad del Padre Dios que ninguno de sus hijitos se pierda.

Esos hijitos somos nosotros, es toda la humanidad sin distinción ni exclusiones, con sus luces y sombras, con su santidad y sus miserias.
Y somos hijitos -aunque nuestra edad cronológica diga otra cosa- porque Jesús nos ha revelado un gran misterio: Dios es Padre, más aún, Abbá -Papá-.

Jesús nos insiste: -Ésta es la voluntad de mi Padre: que el que vé al Hijo y cree en Él tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día-

-Y yo, mínimo y torpe, debo replantearme todos los días: ver al Hijo es ver al hermano, en especial al hermano humillado, excluído, ignorado. Creer en Él es dar la vida por los demás, de una vez o a cada instante, sin buscar réditos o premios. Mi fé es vana y es desprecio al Amor Infinito del Padre si miro y no veo a mi hermano en sus alegrías y dolores, en su esclavitud y en su liberación. No puedo esperar la Resurrección en el día final si ya estoy muerto en vida...-)

Paz y Bien

Oración a la Virgen de Guadalupe para encomendar a México por la epidemia de la Influenza

Santa María de Guadalupe:

A ti que nos amas con especial ternura,

velas por nosotros con maternal intercesión

y nos procuras siempre tu eficaz ayuda

suplicamos tu protección y auxilio

para superar pronto esta epidemia

que ha venido a afectar nuestra nación.


Cúbrenos con tu manto,

líbranos de este mal.

Ruega por todas las autoridades

y por quienes tienen poder de decisión

para que sepan establecer medidas y prioridades

para prevenir y ayudar a toda la población,

y en particular a quienes son más vulnerables.


Concédenos prudencia y serenidad

para actuar con mucha responsabilidad

y así evitar ser contagiados o contagiar.


Socorre al personal de salud,

vela por la recuperación de los enfermos

y sé consuelo de quien se encuentran en duelo.


Madre del Verdadero Dios por quien se vive,

Tú que nos has rescatado de otras plagas,

encomiéndanos a la misericordia

de Aquel que nos sanó con Sus llagas

y nos libró de la muerte con Su Resurrección.


Enséñanos a unir nuestro dolor al Suyo

para hallarle sentido redentor

y salir de esta adversidad fortalecidos

en la fe, la esperanza y el amor. Amén.

+ Norberto Card. Rivera Carrera
Arzobispo Primado de México

(oración a María de Guadalupe, difundida por la Conferencia del Episcopado Mexicano frente a la grave crisis que atraviesan nuestros hermanos Mexicanos por la epidemia de influenza, y que es a la vez una seria amenaza para nuestros pueblos. Me uno en la oración a María por nuestros hermanos y por toda nuestra gente e invito a todos los amigos, hermanos y lectores a hacerlo. Muchas gracias. Paz y Bien. Ricardo)

Jesús, el Pan de Vida y las señales para ver y creer

Para el día de hoy (28/04/09):

Evangelio según San Juan, 6, 30-35

(Siempre se trata del hoy de Jesús.

-¡Jesús ha resucitado!¡Jesús está vivo!- exclamamos con alegría pascual. Pero a veces nos remitimos solamente a un hecho histórico, es decir, a un suceso maravilloso ocurrido hace aproximadamente dos milenios.

Por allí vamos mal.

El Señor resucitó para que tengamos Vida, y la tengamos en abundancia.
Y se ha quedado entre nosotros. Está siempre presente. Es presente.

El Padre Dios alimentó a las tribus en el desierto para sostenerlas y hacerlas fuertes en el camino de su liberación, el viaje desde la esclavitud a la libertad de la tierra prometida.

Jesús nos sostiene y nos hace fuertes hoy, en el camino de nuestra propia liberación.
Esa liberación culminará en Vida Eterna, pero tiene un presente decisivo y real, pues la verdadera liberación es el paso de la servidumbre al servicio, de la esclavitud de las miserias propias a la libertad de los hijos de Dios, locura de un Reino increíble que hace que libremente uno sea capaz de dar la vida para que otros vivan.

Al Maestro le preguntaban: -¿Qué signos haces para que veamos y creamos en Tí?

Esa pregunta, en el hoy de Jesús, es extensiva a todos nosotros.
Y es imperioso que nos provoque, nos moleste, nos conmueva y hasta nos duela.

Porque ¿cómo afirmar que Jesús es el Pan de Vida, el que sacia toda hambre y toda sed, si no damos signos de amor para que el prójimo/próximo no desfallezca de hambre, si no hacemos vida y pan todo lo que aprendimos?...)

Paz y Bien

Canción para decir en la calle


Un día, siquiera, por semana
ensayemos el oficio humano:

Paremos el reloj,
ocultemos el calendario;
no abramos periódico ni libro,
ni escuchemos radio,
y tomemos un ómnibus cualquiera
que nos conduzca al campo.

Y una vez allí,
busquemos un sitio solitario,
entre pinos
y los álamos
a la vera del agua, si el arroyo
quiere ofrecernos su cristal cercano,
o en la abierta llanura donde el viento
galopa con los caballos.

Y vivamos,
sí, nada más,
vivamos,
mientras crece la luz, y la marea
de la savia asciende
por arterias de árbol;
vivamos,

mientras vuelan insectos, y las nubes
livianas y lentas como barcos
viajan al sur, y el aire
conduce pájaros;
sí, nada más,
vivamos

en reposo total como la hierba
que nos da su regazo
de vez en vez oyendo
el oscuro corazón del mundo
que late soterrano.

Sí, nada más,
vivamos,
solamente vivamos.

Antonio Esteban Agüero
-poeta argentino-

Trabajadores del Reino: vocación y misión


Para el día de hoy (27/04/09):

Evangelio según San Mateo, 9, 35-38

(Nos dice la Palabra hoy que el Señor se compadeció de la multitud, al verlos fatigados y abatidos, dispersos y perdidos como ovejas sin pastor.

Jesús sigue hoy mismo, ahora, compadeciéndose de su pueblo.
Nos dice que oremos para el Padre Dios envíe trabajadores para su cosecha...

¿Estamos verdaderamente frente a una crisis de vocaciones o a una crisis vocacional?

Mas bien esto último.
Porque el Señor nos sigue llamando a todos, hay muchos hermanos fatigados, abatidos y dispersos, perdidos.

Y la crisis es porque obstan oídos sordos al llamado, a nuestra vocación y misión.

El Señor nos llama y espera nuestra respuesta)

Paz y Bien

La mesa y el pan, signos de la fe y el amor


Para el día de hoy (26/04/09):

Evangelio según San Lucas, 24, 35-48

(En Emaús, el Resucitado les dió pan a los dos caminantes.

A orillas del lago Tiberiades, Él les prepara la comida a los discípulos que estaban pescando.

Hoy la Palabra nos dice que, encontrándose los discípulos reunidos, Jesús Resucitado se aparece en medio de ellos, les dá su paz, y les dice -¿Tienen algo de comer?-...
_______________________________________________

Él se ha quedado con nosotros para siempre hecho Pan de Vida.

Y a la vez que nos envía a anunciar la Buena Noticia a todas las noticias, nos pregunta si no tenemos algo para comer.

La Buena Noticia de Jesús Resucitado queda clarificada cuando hacemos lo que Él nos enseñó.

No se trata de proclamar que Jesús es la solución a los problemas, que es la clave del éxito, ni que tampoco se trata de una idea desencarnada de la historia.
-¡Soy yo, toquen mis heridas, sentémonos a comer!

El anuncio comienza por la vivencia personal de la Resurrección -como María Magdalena- y comunitaria - como Jesús comiendo con los discípulos temerosos.

Y el anuncio implica hacer vida su Palabra en el cada día, compartiendo palabra y pan con los hermanos cercanos y lejanos, signos verdaderos de que Él nos quiere y se ha quedado para siempre entre nosotros.

Para ser testigos de la alegría de la vida en abundancia, anunciamos la Buena Noticia y compartimos nuestro pan con el necesitado.
Amén)

Paz y Bien

Vayan por todo el mundo


Para el día de hoy (25/04/09):

Evangelio según San Marcos, 16, 15-20

(El Resucitado nos envía a todas partes.

La Buena Noticia no debe ser restricta a determinados pueblos, razas o condiciones sociales o espirituales. La Buena Noticia de la Salvación, de que Dios es Padre y sólo quiere nuestro bien no tiene límites.

El anuncio se realiza con palabras y con obras, indisolublemente ligadas por el Espíritu de Aquel que nos ha rescatado.

Con la palabra anunciamos al Señor Resucitado.
Con las obras, damos testimonio veraz de su presencia.

-En este mundo enfermo e inhumano, la caridad es prodigio. La caridad cura, sana, reconcilia, trae la paz, construye la justicia, restituye la dignidad-

Es un mensaje no exento de peligros.
Pero no hay que temer, Él vá con nosotros.)

Paz y Bien

Pechar juntos


Señor, yo te pido esta noche que nos des
a cada uno de nosotros valentía, coraje y decisión.


Porque hay mucho por hacer.
Casas dignas para tantos que son tus hijos,
hay que hacer y buscar fuentes de trabajo
porque no hay pan; hay que buscar no sé cuántas soluciones
para curar las enfermedades,
y hay que solucionar los problemas
de la educación y del descanso.


¡Cuántas cosas te tendría que pedir esta noche!...
Señor, yo te pido por mí mismo
una cosa fundamental:
que me hagas fiel,
que no me canse nunca de pronunciar tu nombre
y caminar con mi pueblo,
ayudándole a que todos pechemos juntos.
Amén.


R.P. Enrique Angelelli
Obispo y Mártir

Pan abundante para los que están y para los que no están

Para el día de hoy (24/04/09):

Evangelio según San Juan, 6, 1-15

(Jesús es quien siempre toma la iniciativa.

Una multitud lo seguía, estaban maravillados de los signos realizados sanando enfermos.

Y se preocupa por ellos, quiere darles de comer. Le pregunta a Felipe como hacer para conseguir pan para tantos. Felipe es la voz de la razón humana -como solemos actuar nosotros a menudo!-: argumenta que ni con el salario de un año se podría comprar pan para la multitud -cinco mil hombres-, que para colmo de males estaba en la montaña.

Andrés le señala que un muchacho, un niño, tenía cinco panes de cebada -el pan de los pobres es de cebada, no de trigo- y dos pescados. Confía en que el Maestro vá a hacer algo, pero sigue preso de las estructuras que ha creado en su mente.

Sin embargo, el muchacho, el niño, sin asomo de duda le entrega su alimento, sus panes y sus peces.

El Señor quiere sostener la vida. Sabe que ante todo hace falta el alimento, pero no de cualquier manera.

Hace que todos se sienten, se pongan cómodos.

Da gracias al Padre y se acerca a cada uno de los presentes, les dá de comer hasta que todos queden satisfechos.

Jesús no mide su generosidad: todos quedan llenos y satisfechos.

De los sencillos cinco panes y dos peces compartidos por el muchacho, alcanzó para todos, y aún sobraron doce canastas!...-Que no se pierda nada- es el pedido del Maestro.

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Es una lectura plena de misterio y riqueza.

No es lo mismo dar un plato de comida al hambriento, que darle con generosidad la mitad de tu comida.

Nada debe perderse.

Si entre nosotros verdaderamente compartiéramos -el pan y la vida- no habría hermanos hambrientos de pan y de vida. Y aún así, quedaría muchísimo más para los que aún no están cerca pero tienen hambre.

Sólo desde el Señor el pan y la vida se hacen abundantes.

Y a nosotros nos queda preguntarnos si no profanamos el centro de nuestra vida, la Eucaristía, cuando la relegamos solamente al culto y no la hacemos vida que se entrega.)

Paz y Bien

Dios siente debilidad por el hombre


...Dios siente debilidad por el hombre.
Ama a toda la creación, claro que sí;
pero dentro de ella tiene una mirada especialísima para el hombre.
¡Es formidable este amor entre Dios y el hombre!
Estoy convencido de que, aunque no hubiéramos pecado,
Dios habría encontrado una razón para encarnarse.
Se habría hecho hombre para llevarnos
a participar de su naturaleza divina.

Es realmente maravilloso lo que Dios
ha hecho al crear al hombre.
Es verdad que tenemos mucho en común
con los minerales, con las piedras...
También con los vegetales: los árboles respiran,
se alimentan, crecen...
Y nosotros también.
Y no puede negarse que somos, por así decirlo,
"hermanos" de los animales.
Pero además, a un nivel superior a nosotros,
participamos de la naturaleza de los ángeles
y de la del propio Dios...
¡Qué aventura, qué audacia, reunir en una misma criatura
tantos y tan diferentes caracteres!
Por eso le es tan difícil al hombre conservar el equilibrio:
hay tantos mundos que nos atraen desde dentro mismo de nosotros...
Y es Cristo quien nos proporciona la unidad.
Es Cristo quien unifica todos esos mundos que hay en nosotros.

R.P. Dom Helder Camara - Obispo Emérito de Olinda y Recife - Brasil

La vida y la felicidad en el día a día


Para el día de hoy (23/04/09):

Evangelio según San Juan, 3, 31-36

(El Maestro no deja lugar a dudas.

Él viene de lo alto, y dá testimonio de quién es y de cómo es el Padre.

Se hizo uno de nosotros para contarnos que el Padre nos ama infinitamente, que quiere habitar en nosotros, que quiere que tengamos vida abundante, que quiere nuestra felicidad.

-El mundo -y nosotros como parte de el- seguimos llenos de palabras de aquí abajo, y no deja espacio a lo que viene de lo alto, cierra el corazón, suplanta lo eterno con sucedáneos temporales que tienen olor a muerte...-

La bondad de Dios es Infinita: más allá de nuestros méritos, sólo pide que le abramos el corazón a una Vida y a una felicidad que no son sólo promesas para el futuro...

Por su Espíritu, la Vida en la Gracia nos concede felicidad y vida en abundancia en el día a día, tenemos la plenitud al alcance de la mano y a veces, la vemos pero no la miramos.

Así como Jesús dá testimonio del cariño de un Padre para con todos sus hijos -la humanidad, cada uno de nosotros-, estamos llamados a dar testimonio del cariño y del Amor de ese Hijo que es Señor y hermano y que ha venido nada más y nada menos que para que seamos felices y vivamos para siempre)

Paz y Bien

Contemplación de la calle


Contemplación de la calle.
Digo de la calle, no en la calle.
No se trata de pasearse distraído en medio de la multitud, sino de tener una mirada atenta sobre todo lo que nos rodea: estas personas, sus rostros, su caminar, la pobreza de sus vestidos o la insolencia de su peinado. La "contemplación de la calle" es saber buscar, adivinar lo que no se ve: fracasos, sufrimientos, aspiraciones.
Es descubrir poco a poco lo que todo esto significa en la vida de todos estos hombres, de todas estas mujeres, de estos jóvenes, para sí mismos y a los ojos de Dios.
La "contemplación de la calle" - que también puede ser la contemplación de los periódicos, de la radio, de la televisión- sabe hacer siempre actual la mirada a la vez divina y humana de Cristo -el más contemporáneo de todos los hombres-, sobre la muchedumbre, los enfermos, todos los que están poseídos por el mal: el dinero, las injusticias, una sexualidad exacerbada, el poder sin freno, el odio.
En esta muchedumbre, ¿Quién es Magdalena, Zaqueo, los publicanos, el sacerdote y el levita que van de Jerusalén a Jericó?; ¿cúales son los que están ávidos de escuchar a Jesús, quizás aún sin tener conciencia de Él?.

Antes de ir a la calle, debemos en la fe, mirar a Cristo, escucharlo, hacer silencio con El.
En la calle descubriremos entonces muchas cosas que de otro modo se nos habrían escapado.
No hay "contemplación de la calle" si antes no sabemos encerrarnos en nuestra celda, la "contemplación de la calle", la "contemplación de la celda": el apóstol de hoy debe ser capaz de la una y de la otra, y alimentar la una con la otra en un intercambio ininterrumpido.

A imitación de lo que es Cristo mismo en su ser y en su oración, esta contemplación debe ser el punto de unión privilegiado, en nuestra vida, entre la fe y el mundo.

Fr.Vicente de Couesnongle, OP

El hoy de la Salvación y la condenación


Para el día de hoy (22/04/09):

Evangelio según San Juan, 3, 16-21

(El amor de Dios no está sujeto a nuestros méritos.

Es incondicional, es gracia -gratia, gratis- porque nos ama infinitamente, totalmente, hasta el extremo de que su Hijo muera y resucite para que nosotros tengamos Vida, y la tengamos en abundancia.

Y nos enseña la Palabra que la Salvación es presente. No es cosa de hechos que sucedieron hace más de dos mil años, ni de acontecimientos y juicios futuros.

Jesús no es nuestro Juez, es nuestro Salvador. Ha venido para que el mundo se salve por Él, porque Él es la Vida, abundante e infinita.

El plan de Dios que Jesús nos ha revelado es su Infinito Amor de Padre, su invitación a sumergirnos en el río de la Vida, en obrar con la verdad como hijos de la luz.

Ése es el hoy de la Salvación: obramos dando vida y dando la vida porque Dios nos amó primero.

Y Dios es Abbá, un Padre que nos ama, no un juez severo e implacable.

Nosotros mismos somos los que hoy nos condenamos si elegimos las sombras de la muerte. No hace falta juicio ni magistrado.

Al mundo cada vez le importa menos la vida en todas sus formas; en esas tinieblas está marcada nuestra vocación de hijos de la luz, imperfectos y pecadores, pero que seguimos los pasos del Maestro)

Paz y Bien




Trabajo y dignidad

La dignidad del hombre es atacada
cada vez que un hombre,
sin que sea responsable,
es reducido a cesación del trabajo.
La dignidad del hombre es atacada
cada vez que tiene que vender su trabajo
por un salario menor de lo justo.


San Alberto Hurtado, S.J.

Navegantes hijos del viento


Para el día de hoy (21/04/09):

Evangelio según San Juan, 3, 7-15

(Estamos de paso en este mundo, somos peregrinos e imperfectos en busca de un destino de Eternidad.

Y ese peregrinar nos hace navegantes de un mar misterioso, hijos certeros del viento.

Porque nuestra vida es adentrarse en el mar de misterio divino en uno de esos antiguos barcos.

Nos enseña Jesús: -El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde vá-

Será cuestión de estar atentos .

El mar que navegamos es misterioso, y el viento del Espíritu lo es.

Habrá que desplegar nuestro velamen, afirmar el timón cierto de la caridad y navegar impulsados por ese Viento.

Como Nicodemo, podemos espantarnos -¿Cómo es posible eso?- porque la fé es un salto sin la red segura de la razón. Nosotros también solemos preguntarnos como serán posibles muchas cosas.

Hay que cortar las amarras de lo viejo.

Señoras y señores, Jesús está vivo!. El Resucitó y hace nuevas todas las cosas.

Vamos navegando por una ruta desconocida, pero que nos lleva sin contratiempos al puerto seguro de los brazos del Padre.)

Paz y Bien

Él viene siempre

¿No oíste, sus pasos silenciosos? El viene, viene,
viene siempre.
En cada instante y en cada edad, todos los días y todas las
noches, él viene, viene, viene siempre.
He cantado muchas canciones y de mil maneras; pero
siempre decían sus notas: él viene, viene, viene siempre.
En los días fragantes del soleado abril, por la vereda del
bosque, él viene, viene, viene siempre.
En la oscura angustia lluviosa de las noches de julio, sobre
el carro atronador de las nubes, él viene, viene, viene
siempre.
De pena en pena mía, son sus pasos los que oprimen mi corazón,
y el dorado roce de sus pies
es lo que hace brillar mi alegría.

Rabindranath Tagore

Nacer de nuevo


Para el día de hoy (20/04/09):

Evangelio según San Juan, 3, 1-8


(Pascua es paso de la muerte a la Vida.

Pero también es nacer de nuevo, desde el seno del Espíritu.

El diaálogo del Maestro con Nicodemo nos interpela hoy. Interpela nuestro fatalismo y nuestra resignación, interpela nuestro acartonamiento, nuestra dureza, nuestra fe.

Siempre hay tiempo para cambiar.

Siempre se nos está esperando.

-Puede suceder que ese nacer de nuevo a a la Vida verdadera sea mediante un parto doloroso-

Pero desde aquí abajo se puede nacer a lo alto.

Siempre se está a tiempo, y cuanto antes mejor.

Un Dios que es ante todo Padre nos espera)

Paz y Bien

Las puertas cerradas del miedo


Para el día de hoy (19/04/09):

Evangelio según San Juan 20, 19-31


(Dice la Palabra que los discípulos se "encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos"

El miedo paraliza, esteriliza, nos torna incapaces de todo... Y cerramos las puertas del alma.

Se trata de espacios.

El Señor llegó a donde se ocultaban sus amigos, y al ingresar sus primeras palabras son:-"La paz esté con ustedes!"-

Jesús es el de siempre, el que había caminado con ellos, el que les había enseñado, con el que habían compartido el pan, al que vieron morir en una cruz. Pero Él resucitó, y está allí para darles paz.

Jesús es el de siempre: el que es nuestro hermano y Señor por el Bautismo, el que se queda en nosotros en la Eucaristía, el que es presencia en la oración, el que se hace vida en abundancia cuando amamos.

Se trata de espacios. Que llegue el Señor, que nos dé su paz, que dejemos lugar a la Vida en vez de espacios ocupados por el miedo.

Y como Tomás, su presencia real -aunque a costa de la razón- nos lleve a exclamar: -Señor mío y Dios mío!-)

Paz y Bien

Desde dos mujeres comienza el camino de la Buena Noticia


Para el día de hoy (18/04/09):
Evangelio según San Marcos, 16, 9-15

(El Dios del Universo había elegido a una mínima muchacha judía como madre de su Hijo.
Ella, con su Sí, abrió las puertas de la Salvación y se hizo Madre de todos.
El Todopoderoso se hizo un Niño frágil en brazos de su Madre para ser uno más entre nosotros, para hacerse nuestro hermano, para rescatarnos de la muerte y traernos a la Vida que perdura y no termina.

Jesús, el Hijo de Dios, Dios hermano y Señor nuestro, eligió a una muchacha que había sufrido el estar poseída por siete demonios como primera testigo de su Resurrección.
Y esta mujercita de Magdala vá hacia donde estaban los discípulos con la Buena Noticia -que es para toda la Humanidad-:¡Está vivo!

De la mano de la mujer, el Señor trae la vida.

Y la Palabra nos revela algo más, decisivo, comprometedor y trascendente en su extensión: -Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación-

Ya no se trata sólo de pueblos, de gentes.
La Vida para siempre, nuestro destino en Cristo se hace extensivo a todo lo creado.

Para cuando el vuelva y "sea todo en todas las cosas")

Paz y Bien

Hay hombres que caminan por las calles


Hay hombres que caminan por las calles
con un sol en la frente,
un diamante de luz,
con hambre de otra vida,
con aire de combate,
hay hombres que se sientan a la mesa
y reparten su pan con gusto solidario.

Hay hombres que despiertan
y sonríen mientras dicen: hoy es el día.
Dan la mano como un acto de fiesta,
saludan como cantando un himno.

Hay hombres que de noche tienen sueños justos,
destierran ángeles corruptos
y al despertar, para salvar la tribu
van presurosos a sus puestos de lucha.

Esos que son así, como usted, son los hombres libres.

Hamlet Lima Quintana
-poeta argentino-

Descubrir a Dios en lo cotidiano


Para el día de hoy (17/04/09):
Evangelio según San Juan, 21, 1-14

(Varios de los discípulos, sencillos pescadores galileos, están haciendo lo que les resulta más conocido y habitual: pescar.
Y para ellos, su alimento cotidiano era pan y pescado.

El Resucitado, Señor de la Historia y Señor del Universo... les prepara la comida!

Juan lo reconoce: -¡Es el Señor!-
Pedro lo escucha, y se tira al agua.
La barca se tambalea del fruto de la pesca que les había sugerido el Señor.
__________________________________

Un deseo que es necesidad...
Que en la cotidianeidad, que suele agobiarnos de aburrimiento y rutina, podamos encontrar a Jesús.

Que nos suceda como a Juan, exclamar: -¡Es el Señor!- en el milagro de cada minuto vivido, descubriéndolo en las orillas de nuestro corazón.

Que nos animemos a echar redes de amor... Son redes que no se romperán jamás, por más frutos que lleven.

Que nos crujan a menudo las maderas del barquito de la vida...Es el Resucitado que anda en la orilla!

Que con Jesús podamos decirle a los hermanos que sufren: -Vengan a comer-.
Vengan a comer de nuestra mesa el pan que les falta, vengan y compartamos el Pan de Vida, vengan y compartamos el alimento de su Palabra.

Amén)

Paz y Bien

El paso del miedo a la confianza, de la turbulencia a la paz, de la tristeza a la alegría


Para el día de hoy (16/04/09):
Evangelio según San Lucas, 24, 35-48

(Pascua significa paso; principalmente, por el paso de la esclavitud a la libertad del Pueblo Elegido.

Pero nuestra Pascua es un profundo misterio de Amor concreto.

Poco a poco, los discípulos van reconociendo que su Amigo y Maestro, muerto por ellos en la cruz, está vivo y dá vida.

El Señor no busca los anuncios rimbombantes, espectaculares.
Vá directamente a las necesidades primeras de los discípulos entristecidos, temerosos y hambrientos.

-¡La paz esté con ustedes! no es sólo un deseo del Resucitado, su Palabra es creadora y da vida, concede la paz....

Nosotros atravesamos el tiempo que nos ha tocado vivir al igual que los discípulos primeros.

Nuestros corazones temerosos y angustiados pasan a la confianza y la paz con la certeza de saberlo presente.

Él sabe de nuestras necesidades, no las ignora y se mueve siempre, indefectiblemente, en nuestro auxilio.

Sabe del hambre y de la soledad que solemos padecer, se hace Pan que se comparte para quedarse entre nosotros y en nosotros.

Se hace Palabra para quebrar el silencio que trae atado el miedo y la angustia.

Y nosotros, libres y vivos por su Paso, tenemos más que un deber: tenemos la necesidad amorosa e imperiosa de avisarle a los hermanos: ¡Alégrense y tengan paz, no desesperen, está vivo!)

Paz y Bien

Oración de un desocupado

Oración de un desocupado

Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.

Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,!
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello

Juan Gelman
(poeta argentino)

El Pan de Vida, el pan y la vida compartidos


Para el día de hoy (15/04/09):
Evangelio según San Lucas, 24, 13-35

(El Señor sale al encuentro de los que caminan, aunque caminen agobiados por tristezas y dudas, aunque cuando no logren entrever el destino hacia donde quieren llegar.

Los caminantes de Emaús no lo pueden ver en el camino, en el instante preciso.

Pero lo reconocen en el Pan compartido, Él mismo hecho alimento para todos.

El Señor en su infinita ternura se ha querido quedar entre nosotros bajo la forma de un pan. Su presencia real está allí.

Pero se hace verdadero Pan de Vida cuando el Pan del Cielo y el pan de la tierra, cuando Jesús vivo en la Eucaristía y nuestras vidas son compartidas.

Pan y vida compartidas honran y alaban al Cristo que mora en el Pan Vivo de la Eucaristía y hacen una silenciosa e inmensa acción de gracias al Padre Bueno que por ningún motivo nos abandonará...)

Paz y Bien

Todo te confiesa

Jesús, toda dogmática sobre ti es buena,
y gustosamente afirmo de la misma:
«Yo creo; Señor, ayuda mi incredulidad».
Pero esa dogmática es buena solamente
porque puede aclararme la propia imagen
que de ti llevo en mi interior,
mas nunca me clarificará a ti mismo tal como Tú
-mediante to Espíritu- te manifiestas a mi corazón:
silenciosamente sales a mi encuentro
en el camino de mi vida,
como experiencia de toda gracia interior.
Sales a mi encuentro en el prójimo,
al que debo entregarme sin esperar nada a cambio;
en la fidelidad a la conciencia, a la que debo seguir
sin percibir ganancia alguna;
en el amor y en la alegría,
que no son más que promesa
y me cuestionan si merece la pena creer
en el amor y alegría eternos;
en la oscura agua de la muerte,
que lentamente asciende desde el pozo de mi corazón;
en las tinieblas de la muerte,
que se muere a todo lo largo de la vida;
en la monotonía de los pesados servicios de la agitación diaria;
sales a mi encuentro por doquier, Tú,
el Íntimo, el Innominado o el Llamado por Tu nombre.
En todo busco a Dios para huir de la nada asesina
y no puedo abandonar el hombre que soy, al que amo.
Pues todo te confiesa...
Karl Rahner, S.J.

María Magdalena: no puede guardarse el descubrir al Maestro vivo


Para el día de hoy (14/04/09):
Evangelio según San Juan, 20, 11-18

(María de Magdala llora junto a la tumba vacía.

La muerte le ha robado a su amigo y al sentido de su vida.
Y es peor el dolor: vá a la tumba a buscarlo ¡y de allí también se lo han robado!

María de Magdala llora, pero no se regodea en el llanto.
No se queda quieta, no se deja paralizar por el dolor. Busca. Pregunta.

El Señor no se oculta a quien lo busca de corazón.

El Señor llama por su nombre a María de Magdala, y ella lo reconoce, y exclama su reconocimiento: -¡Maestro!-

Es mandato del Resucitado que ella no retenga ese conocer, que vaya donde los otros y avise que Él está vivo.
Y ella tampoco hubiera podido guardar esto en secreto para sí misma...

Nosotros también lloramos, buscamos, preguntamos, nos detenemos en tumbas con el corazón en penumbras.

Y el Resucitado nos llama.
Y no nos interpela de manera abstracta, genérica, general, no. Su llamado es personal, se dirige a nosotros por nuestros nombres, por lo que somos y por quien somos.

El reconocer al Maestro, al Resucitado no es cosa que pueda ocultarse, guardarse y esconderse.

Hemos visto Su Rostro.
Hay que avisarle a los otros)

Paz y Bien

Escribo temblando

Querido Jesús,

...he aquí mi carta. La escribo temblando, sintiéndome como un pobre sordomudo que hace enormes esfuerzos para hacerse entender, y con el mismo estado de ánimo que Jeremías, cuando, enviado a predicar, te decía, lleno de repugnancia: "¡No soy nada más que un niño, Señor, y no sé hablar!"

Pilato, al presentarte al pueblo, dijo: ¡He aquí al Hombre! Creía conocerte, pero no conocía siquiera una sola brizna de tu corazón, cuya ternura y misericordia mostraste cien veces de cien maneras diferentes.

Tu madre. Pendiente de la cruz, no quisiste marchar de este mundo sin darle un segundo hijo que cuidase de ella, y dijiste a Juan: He aquí a tu madre.

Los apóstoles. Vivías día y noche con ellos, tratándolos como verdaderos amigos, soportando sus defectos. Los instruiste con paciencia inagotable. La madre de dos de ellos te pide un puesto privilegiado para sus hijos y Tú le respondes: "A mi lado no han de buscarse honores, sino sufrimientos". También los otros anhelan los primeros puestos y Tú les enseñas: "Hay que hacerse pequeños, ponerse en el último lugar, servir".

En el Cenáculo los pusiste en guardia: "¡Tendréis miedo y huiréis!". Protestan. El primero y el que más, Pedro, quien luego te negaría tres veces. Tú perdonas a Pedro y le dices tres veces: Apacienta mis ovejas.

En cuanto a los demás apóstoles, tu perdón resplandece sobre todo en el capítulo 21 de Juan. Pasan toda la noche en la barca. Antes de clarear el día, Tú, el Resucitado, estás a la orilla del lago. Y les haces de cocinero, de sirviente, encendiendo el fuego, cocinando y preparándoles pescado asado y pan.

Los pecadores. Tú eres el pastor que va en busca de la oveja descarriada y se alegra al encontrarla y lo celebra cuando la devuelve al redil. Tú eres aquel padre bueno que, cuando regresa el hijo pródigo, se le arroja al cuello y lo abraza durante largo tiempo. Escena repetida en todas las páginas del Evangelio: Tú te acercas a los pecadores y pecadoras, comes con ellos, te invitas Tú mismo, si ellos no se atreven a invitarte. Das la impresión - es la que yo tengo - de preocuparte más de los sufrimientos que el pecado causa a los pecadores que de la ofensa que hace a Dios. Infundiéndoles la esperanza del perdón, parece que les dices: "¡Ni siquiera os imagináis la alegría que me produce vuestra conversión!"

Brilla en Ti la inteligencia práctica.

Apuntabas siempre al interior del hombre. Los fariseos tenían la cara demacrada a causa de los prolongados ayunos religiosos y Tú manifestaste: "No me gustan esos rostros. El corazón de estos hombres está lejos de Dios. Los impulsos nacen del interior y, por ello, el corazón sirve de módulo para juzgar a los hombres. Dentro del corazón humano salen los malos pensamientos: liviandades, latrocinios, asesinatos, adulterios, codicias, orgullo, vanidad".

Tenías horror a las palabras inútiles: Sea vuestro hablar: sí, sí, no, no; todo lo que pasa de esto procede del mal. Cuando oréis, no multipliquéis las palabras.

Querías hechos reales y moderación: Si ayunas, lávate la cara y perfúmate la cabeza. Cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha. Al leproso cuando le ordenaste: No lo digas a nadie. A los padres de la muchacha resucitada les mandaste enérgicamente que no fueran anunciando a bombo y platillo el milagro ocurrido. Solías decir: Yo no busco mi gloria. Mi comida es hacer la voluntad de mi Padre.

En la cruz, antes de morir, dijiste: Todo está cumplido. Pero siempre te cuidaste de que las cosas no se hicieran a medias. Cuando los apóstoles te sugirieron: La gente nos sigue hace tiempo; enviémosla a su casa para que coman, Tú respondiste: No, démosle nosotros de comer. Cuando terminaron de comer los panes y los peces milagrosamente multiplicados, añadiste: Recoged las sobras; no está bien que se pierdan.

Querías que, al hacer el bien, se cuidaran hasta los menores detalles. Al resucitar a la hija de Jairo, aconsejaste: Ahora, dadle de comer. La gente proclamaba de Ti: ¡Ha hecho bien todas las cosas!

¡Qué resplandor de inteligencia brotaba de tu predicación! Tus adversarios enviaron desde el templo de Jerusalén guardias para detenerte y estos volvieron con las manos vacías. "¿Por qué no lo habéis detenido?" Los guardias respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como él! Hechizabas a la gente, la cual afirmó de Ti desde los primeros días: ¡Este sí que habla con autoridad! ¡Lo contrario de lo que hacen los escribas!

Y no te cansabas nunca de enseñar en las sinagogas, en el templo, sentado en las plazas o sobre el campo, por los caminos, en las casas e incluso durante la comida...

El día en que enseñaste: Bienaventurados los pobres, bienaventurados los perseguidos, yo no estaba allí. Si hubiera estado junto a Ti, te hubiera susurrado al oído: "Por favor, cambia, Señor, tu discurso, si quieres que alguien te siga. ¿No ves que todos aspiran a las riquezas y a las comodidades? Catón prometió a sus soldados los higos de África, y César las riquezas de la Galia y, bien o mal, encontraron seguidores. Tú prometes pobreza, persecuciones. ¿Quién quieres que te siga?" Impertérrito, continúas y te oigo decir: Yo soy el grano de trigo que debe morir antes de fructificar. Es preciso que yo sea levantado sobre una cruz; desde ella atraeré a mí el mundo entero.

Ya se cumplió esta profecía: Te levantaron sobre la cruz. Tú la aprovechaste para extender los brazos y atraerte a la gente. ¿Quién podrá contar los hombres que han llegado hasta el pie de la cruz, para arrojarse en tus brazos?

Ante este espectáculo de las multitudes que, desde todas partes del mundo y durante tantos siglos, acuden incesantemente al crucificado, surge la pregunta: ¿Se trata solamente de un hombre extraordinario y bienhechor o de un Dios? Tú mismo diste la respuesta, y quien no tiene los ojos cegados por los prejuicios, sino ávidos de luz, la acepta.

Cuando Pedro proclamó: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, Tú no sólo aceptaste su confesión, sino también la premiaste. Siempre reivindicaste para Ti lo que los judíos consideraban exclusivo de Dios. A pesar de su escándalo, perdonaste los pecados, te manifestaste Señor del Sábado, enseñabas con suprema autoridad, y declaraste ser igual al Padre.

Muchas veces trataron de apedrearte como blasfemo, porque decías ser Dios. Finalmente, cuando te prendieron y te llevaron ante el Sanedrín, el sumo sacerdote te preguntó solemnemente: ¿Eres o no eres el Hijo de Dios? Tú respondiste: Lo soy. Y me veréis sentado a la diestra del Padre. Y aceptaste la muerte antes que retractar esta afirmación y negar tu esencia divina.

Estoy acabando de escribir esta carta. Nunca me he sentido tan descontento al escribir como en esta ocasión. Me parece que he omitido la mayoría de las cosas que podían decirse de Ti y que he dicho mal lo que debía haber dicho mucho mejor. Sólo me consuela esto: lo importante no es que uno escriba sobre Cristo, sino que muchos amen e imiten a Cristo.

Y, afortunadamente - a pesar de todo -, esto sigue ocurriendo también hoy.

Siervo de Dios Albino Luciani - S.S. Juan Pablo I

Alégrense y no tengan miedo


Para el día de hoy (13/04/09):
Evangelio según San Mateo, 28, 8-15

(Las mujeres al saber la noticia de la Resurrección por el Enviado, salen corriendo a dar la increíble noticia a los discípulos.
Y Jesús Resucitado les sale al encuentro:
-¡Alégrense! es la palabra primera, palabra que es mandato a la vez.
Y luego:
-¡No tengan miedo! Avisen a mis hermanos...-

Es el mandato profundo a cada uno de nosotros, a esta comunidad de múltiples rostros y un corazón común, Cristo, que llamamos Iglesia.
Alegrémonos y no tengamos miedo.
Avisemos a los hermanos que ya no señorea la muerte.
Es hora de la primacía de la Vida, es tiempo de edificar el Reino en estos arrabales mundanos.
Esa primacía de la Vida que tiene destino de eternidad, tiene tambien la marca indeleble del aquí y el ahora.
Porque es falaz decir que creemos en el Resucitado y los hermanos no están enterados -no sólo porque nadie se lo ha dicho- sino porque en su vida diaria sigue siendo dueña y señora la muerte, sigue mandando la inhumanidad, sigue habiendo un rancio perfume de injusticia.

Allí debemos dar el testimonio del Resucitado, aún cuando muchos quieran dejar a rezago esa vida en abundancia que es para todos sin exclusiones, sea con trampas, argucias o con dineros.

Alegrémonos y no tengamos miedo, el Señor nos rescató.)

Paz y Bien


Pascua de Resurrección: cielos nuevos y tierra, Palabra y Pan compartidos


Para el día de hoy (12/04/09):
Evangelio según San Lucas, 24, 13-35
(Ese primer día de la semana es el primer día de la Creación re-creada.
Como el primer día del relato del Génesis, obró Dios y todo ha sido muy bueno: por una pura cuestión de Amor infinito, Dios ha recreado todo, cielos y tierra, que había entregado al hombre y que este sumergió en tinieblas.
Tinieblas tan profundas que pretendieron apagar la Luz de su Hijo.
Pero Dios jamás descansa, ni siquiera el séptimo día, por el bien y la vida de todos sus hijos, nosotros mismos...

El relato de Emaús es un gran don de silencio y misterio, y una gran enseñanza para la vida de cada uno de nosotros.

No hay fuegos artificiales, no hay anuncios exaltados, no hay una euforia que marea.

En la Historia de la humanidad se ha tendido un puente, hay un antes y un después que tienen un caracter definitivo, pero se descubre con sencillez, se dá a conocer en un silencio profundo.

Se nos enseña el relato de los dos discípulos: su historia es la nuestra.

No andamos por lo general en el centro de todo -Jerusalem- pero por más que se nos vista el alma de tristeza, nunca estamos demasiado lejos.

Jesús el Resucitado, hermano y Señor nuestro, se acerca y camina con nosotros, contigo y conmigo.

Lo reconocemos en la Palabra.
Lo descubrimos en el Pan que se comparte.

Y no habrá quietud que nos ate: habrá que ir a avisarle a otros que lo hemos descubierto.

Amiga, amigo, hermana, hermano mío, que el Dios de la Vida encienda tu corazón en este día glorioso, que en tu vida nada sea igual.

¡Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo!)

Paz y Bien

Ya nada será igual... La Vida vence a la muerte


Para el día de hoy (11/04/09):
Evangelio según San Marcos, 16, 1-8
(Jesús ha muerto.

Su cuerpo destrozado quedará tres días enteros en esa sepultura.

Carne muerta, Dios anonadado.

En esa vacío de muerte, campea la muerte que es también soledad.
Hay muerte.
No hay movimiento, no se puede sentir más, no hay más palabras de amor.

Él se entregó voluntariamente a esa muerte para evitar el morir de todos nosotros.
Ha pagado con creces nuestro rescate.

Pero -¡locura absoluta!- es un muerto que no se queda quieto.

Ha llegado a lus justos de toda la historia de la Humanidad.

Y llega a nuestra soledad, a nuestra quietud total, a nuestra insensibilidad, a nuestro silencio, a nuestros cuerpos helados.

Y los levanta.

Y corre la pesadísima piedra de nuestra soledad que nos parece teñida del color de lo absoluto.

La muerte no tendrá la última palabra.
No señores.
Su Palabra de Amor infinito llega a nuestra muerte actual.

En este tejido asombroso que llamamos historia, en donde la lógica indica que todo está rodeado de un muro infranqueable llamado muerte, Él, la Vida, ha abierto una puerta de una vez y para siempre.

Habrá que dar el paso, como ha dado el paso el Pueblo Elegido al cruzar el mar que lo separaba de la liberación.
Habrá que dar el paso, desde la muerte a la Vida.

Nada será igual, ahora todo cobrará sentido.
La Vida se expande incontenible.

Que el Espíritu del Resucitado nos quite el miedo, nos haga salir corriendo como esas mujeres.
Hay que apurarse a avisar a los hermanos que volvió la Vida, que es posible la alegría, que llevamos inscrito en lo profundo un destino cierto de plenitud.

Muy Feliz Pascua de Resurrección para todos.)

Paz y Bien



Mujer sin casa


La costumbre las utiliza como sinónimos.
Es claro que no es así.

Una casa no es necesariamente un hogar.

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Ella ha sido una anónima niña judía, una mínima campesina.
Una nadie.
Menos que nada por ser mujer.

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Ella en su pequeñez, conmovió y enamoró al Altísimo.
Pobre entre pobres, todo lo ha tenido en Dios.
¡Llema de Gracia! es saludada por el Mensajero y así la saludarán de generación en generación.

Tierra sin mal le canta el paí Julián Zini.
La mejor tierra recibirá en su seno la semilla de Dios que germinará y será Jesús, nuestra Salvación y nuestra Vida.
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Se arriesgó al oprobio y a la muerte por ese Hijo.
Su parto fue en un refugio de animales; parecía que a ese Hijo los hombres lo rechazarían desde recién nacido...
Y cuando el Hijo dejó el hogar para comenzar su Misión, Ella lo siguió.
Hasta logró que realizara su primer signo en una boda...

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EL Hijo ha sido taricionado y abandonado por sus amigos, lohan escupido, torturado, se han mofado de su bondad, lo castigan, lo crucifican.
-¿Habrá un dolor mayor al de una Madre viendo morir a su Hijo entre dolores atroces?-
Sin embargo, Ella está de pié allí

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Está de pié junto con otras nadies, nos cuenta la Palabra.
Estaba su hermana, mujer de Cleofás, estaba María, la de Magdala, había otras.

Y sería a dos nadies, dos mujeres, a las que se revelaría primero el misterio de su victoria sobre la muerte...

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Ella está transida de dolor viendo a su Hijo yerto de amargura y dolor.

Y ese Hijo, que en trance de morir no debía quedarse solo, sigue dándose a los demás.
Dá a su Madre.

Ella es la Mujer con mayúsculas que ha pisado a la serpiente de la muerte.

Y señalando al discípulo que ha permanecido fiel hasta el fin, le dice:

-¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!

Y al discípulo: -¡Aquí tienes a tu Madre!

-Y desde aquella Hora, el discípulo la recibió como suya- (Jn 18, 25-27)

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Esa Mujer sin casa es dada por su Hijo a cada uno de nosotros.

En tu casa, en mi casa, hará un hogar al momento de recibirla como propia.

La gran pregunta es:

¿Qué estamos esperando?

Paz y Bien

Viernes Santo:la soledad del sufrimiento, el rescate dado por muchos


Para el día de hoy (10/04/09):
Evangelio según San Juan, 18, 1-19,42
(El romano se apega rígidamente a sus normas imperiales.

Se debe flagelar al condenado como paso previo a su crucificción, pena que se impone a los convictos por delitos ignominiosos.

Caen las afiladas lonjas de cuero de los látigos, muerden su cuerpo las puntas de metal.

Los verdugos, concienzudos, no descansarán hasta que la tarea esté finalizada de acuerdo a los códigos.

Le incrustan a modo de burla púas afiladas en su cuero cabelludo.

Casi exánime, lo obligan a cargar su propio patíbulo hasta el lugar que se ha designado para su ejecución.

Lo vence el peso de los maderos, lo agobia el dolor de la flagelación, hace estragos la sangre que ya ha perdido.

Pero lo demuele la soledad. Sus amigos más preciados lo han dejado sólo.
Uno lo entregó por unas pocas monedas.
Otro lo negó concienzudamente tres veces.
El resto se esconde temeroso.

-Y hay muchos hermanos que sufren en soledad en los hospitales, en los asilos de ancianos, en los albergues de niños, en el maremágnum de las grandes ciudades en donde es posible morir de soledad aún rodeado por millones-

Pero no se trata de exhaltar el sufrimiento, de regodearse en los dolores, humillaciones y escarnio.

Una locura.
Celebramos la cruz.

Pero la celebramos porque precede a la victoria sobre la muerte.
Pero la celebramos porque es el rescato inconmensurable, total y definitivo que ha pagado Jesús por nuestra liberación.

Porque estamos todos presos de nuestras miserias.
Y nadie debe morir por eso, se ha entregado Él por todos y cada uno de nosotros.
Ha ofrecido sus manos y pies al espanto de los clavos en nuestro lugar.

Se sumergió en la muerte para sacarnos a flote de vida.

A veces lo olvidamos.
A veces preferimos mirar lo más agradable, y darle la espalda a sus dolores, tormentos y humillaciones.
Otras veces, ponemos el acento y resaltamos sólo la cruz, y dejamos de lado las vidas que se recuperan, la humanidad rescatada, la puerta abierta a la Vida que no tendrá final.

Quiera el Altísimo que nos reconozcamos entre los rescatados por su Vida entregada por todos.
Y que también no dejemos solo en su hora de dolor al Señor, vivo y presente en cada uno de los hermanos transidos de dolor y de soledad.
Amén.)

Paz y Bien

Barrabás


"...En cada Fiesta, Pilato ponía en libertad a un preso, a elección del pueblo. Había en la cárcel uno llamado Barrabás, arrestado con otros revoltosos que habían cometido un homicidio durante la sedición..."(Mc 15, 6-7)
Barrabás estaba preso por homicidio, y probablemente, su delito estaba agravado por la sedición contra el poder romano establecido.

Había elegido el camino de la violencia para liberar al pueblo judío del yugo opresor.
Estaba preso, a la espera de su ejecución.
Y los romanos ejecutaban criminales crucificándolos: estaba normado que a los criminables pasibles de pena de muerte se les azotara con carácter previo. Muchos ni siquieran llegaban a la cruz, morían en la tortura del flagelo.

Seguramente Barrabás conocía qué era lo que le esperaba.

Unos días atrás, las gentes aclamaban con júbilo, con una alegría incontenible la entrada de Jesús en Jerusalem.
Esas mismas gentes, frente al dilema que les plantea el romano imperialista, eligen a Barrabás.
Alguien debe morir, y deciden que sea el manso.
Alguien va a vivir, libre de culpa y cargo, y será el violento.

Porque el derecho romano -el mismo que es raíz de nuestras leyes en la actualidad- es claro: nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito.
Y Barrabás, convicto y confeso por homicidio, queda libre: sus delitos se borran, nunca han existido, se alimentará la voracidad de la cruz con un inocente.

Y yo, Señor, soy igual a esas gentes.
Siempre estás viniendo, entrando en mi vida y trayendo la alegría que no puede silenciarse.
Sin embargo, si tengo que elegir, elijo el camino de la violencia.
Aunque no alce mi puño o esgrima un arma, decido ser violencia.
Porque soy violento cuando oigo y no escucho.
Porque soy violento cuando miro y no veo.
Porque soy violento cuando, debiendo hacer silencio y escuchar, busco el ruido que aturde.
Porque soy violento cuando me callo, sabiendo que debo hablar.
Porque soy violento cuando encuentro mil excusas para mis miserias, pero no tengo compasión para mis próximos.
Porque soy violento cuando un hermano languidece de miseria a mi lado, y no muevo un dedo en su favor.
Porque soy violento cuando creo que la posibilidad de cambiar es sólo para mí, y no para el otro, cuando condeno de antemano, cuando no soy capaz de perdonar.

Y aún cuando yo elijo esas violencias, vas a morir por mis delitos.
Aún con todo eso, sos capaz de los más terribles sufrimientos con tal de que quede libre de culpa y cargo.

Señor, que pueda morir de una vez por todas a esas violencias, a esas miserias.
Señor, ten piedad.
Amén

Paz y Bien

Jueves Santo: Consumación o consumo


Para el día de hoy (09/04/09):
Evangelio según San Juan, 13, 1-15
(Él nos amó hasta el fin.

Jesús no se deja arrastrar por los terribles sucesos que se van encadenando y que desembocarán en su Pasión y Muerte.
Nada de eso.
Voluntariamente se prepara y prepara a los suyos para su entrega total, sin medida.

Nos enseña la Palabra que el Señor, "...se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla, se la ató a la cintura..."

EL Todopoderoso se hace el último de los servidores y lava los pies de sus amigos... Incluso los pies de quien lo traiciona, de quien lo niega, de quien se esconderá temeroso.

La Pasión se renueva hoy.

Será cuestión de animarnos a quitarnos el manto del egoísmo que nos cubre y nos aísla convenientemente del hermano.

Será cuestión de atarnos a la cintura una toalla, para secar los pies que debemos lavar a los hermanos.

Porque aunque resulte tontamente obvio, para lavar los pies de alguien hay que ponerse de rodillas...

La Eucaristía, milagro de ternura y amor de un Dios que se queda con nosotros presente realmente en el pan y el vino, no debe quedarse en un rito litúrgico vacío de corazón, ni tampoco en un consumir un Cuerpo sagrado.

Quiera el Espíritu de Dios iluminarnos para que la Eucaristía sea verdaderamente para nosotros una consumación de comunión con los hermanos, que se convierta en sacramento de servicio y entrega desinteresada al otro y, especialmente, en darnos sin mirar las torpes etiquetas que solemos poner al hermano, tan hijo de Dios como nosotros, tan heredero del Reino como nosotros.)

Paz y Bien

Una sonrisa


Una sonrisa en los labios alegra nuestro corazón,
conserva nuestro buen humor,
guarda nuestra alma en paz,
vigoriza la salud,
embellece nuestro rostro
e inspira buenas obras.

Sonriamos a los rostros tristes,
tímidos, enfermos, conocidos,
familiares y amigos.

Sonriámosle a Dios con la aceptación
de todo lo que El nos envíe y
tendremos el mérito de poseer
la mirada radiante de su rostro
con su Amor por toda la eternidad.

Las palabras de Cristo son muy claras,
pero debemos entenderlas como una
realidad viviente, tal como Él las propuso.
Cuando Él habla de hambre,
no habla solamente del hambre de pan,
sino hambre de amor,
hambre de ser comprendido,
de ser querido.

Él experimentó lo que es ser rechazado porque
vino entre los suyos
y los suyos no lo quisieron.
Y Él conoció lo que es estar solo,
abandonado, y no tener a nadie suyo.

Esta hambre de hoy, que esta rompiendo vidas
en todo el mundo destruyendo
hogares y naciones, habla de no tener hogar,
no solamente un cuarto con techo,
pero el anhelo de ser aceptado,
de ser tratado con compasión,
y que alguien abra nuestro corazón
para recibir al que se sienta abandonado.

Beata Madre Teresa de Calcuta, M.C.

En tu casa voy a celebrar la Pascua


Para el día de hoy (08/04/09):
Evangelio según San Mateo, 26, 14-25
(La Palabra de Dios nos dice que Judas tomó la iniciativa de ir a los sumos sacerdotes para entregar al Maestro:
-¿Cuánto me darán si se los entrego?-
Se convino treinta monedas, el precio de un esclavo.
Pero quizás prevalecía en el traidor la idea de entregarlo, más allá de los réditos que pudiera obtener...

Se acercaba la Pascua -Seder Pesaj-, la solemne fiesta de los panes sin levadura, en memoria de la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto por el Señor Dios.
Y Jesús, galileo, no tenía casa en Jerusalem (dormía en el Monte de los Olivos).
Y, de un modo misterioso, manda a sus amigos a que vayan a ver a determinada persona -no se nos dice su nombre- para avisar que en su casa iba a celebrar la Pascua con sus discípulos.

El Señor sabía del traidor. El Señor sabía de las negaciones de Pedro. El Señor sabía de los miedos de los discípulos que se esconderían cuando el fuera detenido.
Aún así, nadie fue excluido de la mesa.
Y más todavía: a quien iba a cometer el terrible mal de entregar al Hijo de Dios, es invitado a compartir el pan... Hasta último momento tiene posibilidad de regresar a la luz, hasta último momento no es tratado con reprensión ni con violencia por el Señor.

La Providencia de un Dios todo Misericordia ha tejido a través de los siglos nuestra Salvación.
Y esa Salvación no ha quedado cerrada con un hecho determinado, antes bien, se sigue escribiendo cada día en cada uno de nosotros.
En estos días Jesús viene a celebrar la Pascua en nuestra casa, que no es otra que nuestro corazón... Y nadie se quedará afuera, aún cuando Él sabe que todos tenemos algo de la traición de Judas, lo negamos como Pedro o nos escondemos con temor como los discípulos.

La Pascua se celebra especialmente en el templo primero, nuestro corazón)

Paz y Bien

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