El socorro

Para el día de hoy (15/01/10)
Evangelio según San Marcos 2, 1-12

(Cuando un hermano sufre, cuando un hermano está en peligro, cuando un hermano está caído e imposibilitado de levantarse, se debería dejar todo de lado yendo en su auxilio, aún cuando las limitaciones propias y ajenas hagan aparecer el paralizante temor o el consabido no será posible.

Nada es imposible cuando el socorro se pone en camino impulsado por la fé.

Es un desafío también a la inteligencia y a la creatividad: hay veces que la ayuda al hermano caído requiere caminos alternativos, heterodoxos y hasta bordeando la extravagancia...
Hay veces en que no se puede acceder por la puerta, y por eso habrá que optar por descender desde los tejados.

Todo es posible desde el amor y la fé, aunque no se trata de éxito... Se trata de que el hermano incapaz de valerse por sí mismo se ponga de pié y viva en plenitud y en libertad.

Seguramente, sucederá el milagro de manos solidarias e impensadas que ayuden a levantar la camilla, aten las sogas y sostengan al paralizado para que no caiga.

Llevar al hermano a la vida plena del Reino, el socorro del Evangelio, la redención a la que estamos unidos en el Maestro debería ser la prioridad por sobre todo quehacer.

Para mayor gloria de Dios y bien de los hermanos)

Paz y Bien

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ricardo, que la ayuda a los hermanos haitanos llegue pronto, que las personas que van en auxilio sean capaces de desaparecer todas las barreras que se atraviesan con la fe para llegar a su objetivo, mientras el poder de la oración de los que no podemos estar ahí sea la energía para que todo llegue a los necesitados.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Querida Queoquina, a veces nos olvidamos del poder que tenemos desde el silencio, la oración, y el trajinar diario nos hace olvidar lo urgente: hay hermanos en peligro.
Que Dios, Padre Misericordioso, sufriente con sus hijos más pobres, se apiade de ellos y proteja e ilumine a los que llevan auxilio. Y que a nosotros no nos permita olvidar.
Un abrazo en Cristo y María.
Paz y Bien
Ricardo

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