Llagas


Para el día de hoy (14/01/10)
Evangelio según San Marcos 1, 40-45

(La lepra era causal de exclusión de la vida en comunidad, de exclusión de la sociedad y de la exclusión de Dios...
Las llagas del enfermo eran consideradas motivo suficiente para considerarlo impuro y aislarlo.

El leproso del Evangelio para el día de hoy era un hombre de gran valentía y fé: se acerca a Jesús a suplicar su ayuda, sabiendo que el Maestro podía liberarlo con sólo quererlo, con sólo desearlo.

Las normas era rígidas y crueles: el leproso, al grito de -¡impuro!- debía mantenerse alejado permanentemente de los sanos y no mantener ningún tipo de contacto.

El leproso que miramos en silencio, con mucho valor se acerca a Jesús. Y con mucha fé también, le dice que puede ser curado si es el deseo del Señor... no hacía falta siquiera que lo tocara.

Es tiempo de Gracia, en el que se revela las entrañas de Misericordia de Dios.
Desde una gran ternura, Jesús lo vé como a un hermano más, extiende su mano y lo toca, y sucede el milagro: el hombre queda curado.

El Maestro cura las llagas de su piel, las llagas de la exclusión social y comunitaria y las llagas de la exclusión de Dios... por eso lo manda a presentarse ante los sacerdotes a cumplir con lo prescripto por la Ley y a dar testimonio, advirtiéndole enfáticamente que guarde silencio acerca de lo sucedido.

Pero es una vida nueva, es Gracia, es abundancia de alegría y el hombre desoye el pedido de Jesús y cuenta a quien quiera escucharlo lo sucedido.

Por eso, desde ese momento Jesús no pudo presentarse a enseñar en público en las ciudades:¡Él mismo se había convertido en excluído, en impuro, en soslayado por ser compasivo!. Desde entonces, hubo de quedarse en lugares solitarios.

Es luz del Reino la curación de tantas llagas de exclusión, en aquellos tiempos y en estos. El ejercicio de la compasión -especialmente con el desechado, con el sobrante, con el eliminado de todo- es inseparable del anuncio de la Buena Nueva.

Es Buena Noticia, aún con el riesgo de quedarse solo, de parecer aislado y asumiendo en la propia vida las llagas que agobian a muchos y espantan a tantos.

Para que su Reino sea aquí y ahora)

Paz y Bien




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