Amor tenaz

Para el día de hoy (31/12/09)
Evangelio según San Juan 1, 1-18

(El Verbo preexistía a todo, el Verbo era Dios y existía en amor perpetuo hacia Dios.

Y todo llegó a la existencia por su intermedio, el hombre, la naturaleza, el cosmos.
Porque el amor implica donación, darse permanentemente, no guardarse nada para sí... Y la creación es su signo, porque Dios es Amor.

Sin embargo, su creatura preferida -el ser humano- se volvió incapaz de reconocer su Creador.

Pero Dios es Amor, y un amor tenaz que no se desanima a pesar de las mezquindades y miserias de los hombres, e inicia un largo y paciente camino de enseñanza para que sus hijos perdidos vuelvan a aprender a leer los trazos del Creador en la historia.
Inspira a mujeres y hombres santos como mensajeros suyos, y prepara un pueblo de entre todos los pueblos de la tierra para el regreso.
Ni modo.
La fidelidad de Dios encuenta por respuesta la infidelidad del pueblo, y la supresión de las voces de sus profetas amigos.

Amor tenaz que no se dá por vencido...

Como en el desierto, que se hacía presente en una carpa en medio de sus tribus, Dios decide hacerse presente haciéndose igual a sus hijos: el Verbo se hace carne y habita entre nosotros, acampa entre nosotros.

Lo divino se hace humano para que lo humano se divinice.

Pura misericordia que no se fija en méritos, sino que quiere reunir a los dispersos haciéndolos hermanos del Verbo, y así, hijas e hijos suyos.

Su luz prevalece por sobre toda tiniebla, y es un amor incondicional e infatigable...

El acampar de ese Dios entre esta tribu humana, haciéndose uno más, un Niño en brazos de su Madre, es el motor perpetuo de nuestra esperanza.

Y quizás sea signo para nosotros también: quizás debamos hacernos Palabra -mínimos seres de carne- para el hermano que sólo sabe de tinieblas y silencios de muerte)

Paz y Bien

Crecer en sabiduría y gracia

Para el día de hoy (30/12/09)
Evangelio según San Lucas 2, 36-40

(La profetisa Ana, al igual que en el Evangelio del día de ayer Simeón, encuentra a José y a María en el Templo, llevando a Jesús para el cumplimiento de los ritos que indicaba la Ley.

Ana, al igual que Simeón, era de avanzada edad -aún para su tiempo-, ochenta y cuatro años nos cuenta San Lucas. Y desde que había enviudado, no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones.

Detengámonos un momento: la Palabra nos cuenta que era profetisa, es decir, que tiene cosas de Dios para transmitir y que a la vez, tiene una receptividad especial en su alma para lo divino, de modo que a su vez puede comunicarlo.

-Ana y Simeón, indefectiblemente, nos recuerdan por la perseverancia de su fé, por su esperanza y por su edad a Isabel y Zacarías-.

Ana es el pueblo que permanece fiel y aguarda esperanzado el cumplimiento de las promesas de Dios.
Ana, hija de Fanuel, ya anciana y quizás muy cerca de dejar este mundo, logra ver con sus propios ojos al Salvador esperado que llega a él.

Toda su vida piadosa de ayuno y oración, de súplica encendida se transforma en alabanza, alegría y gratitud por esa Redención viva en ese Niño que se ha hecho presente en su vida y en la de todo el pueblo, y es una alegría que no se guarda y comunica a todo el que encuentra.

Luego nos dice la Palabra que María y José junto con el Niño, una vez que cumplieron con lo prescripto por la Ley, regresaron a su Nazareth, en donde Jesús crecía, se fortalecía, se llenaba de sabiduría y la Gracia de Dios estaba con Él.

Ana también.
Ella, a pesar de su vejez, crecía: la sabiduría no es cuestión de edad sino de corazón abierto al conocimiento y a la Gracia.

Nos queda el interrogante si somos capaces, como Ana hija de Fanuel, de estar siempre en constante crecimiento en la sabiduría verdadera, al amparo de la Gracia, iluminados por la Luz que disipa toda tiniebla de lo fútil, de lo perecedero, de lo que no tiene destino.

Y como Ana, mirar y vernos alma adentro... Que ese Niño sea para nosotros causa de alegría y alabanza, de modo tal que nos veamos conmovidos e impulsados a avisar a todo el que espera que la Redención ya está entre nosotros)

Paz y Bien

La luz de las naciones, mala noticia para algunos

Para el día de hoy (29/12/09)
Evangelio según San Lucas 2, 22-35

(José y María llevan al Niño Jesús al Templo de Jerusalem.
Iban a cumplir con la Ley, que prescribía el Korban Ioledet -sacrificio de la parturienta, rito de purificación por María- y el Kidush Bejorot -consagración a Dios de todos los primogénitos de Israel, por Jesús-.
Y para ello, se debían realizar ofrenda sacrificiales: la Ley prescribía un cordero y una paloma... En el caso de ser pobres, se reemplazaban por dos tórtolas o dos pichones de paloma.

José y María, fieles a la fé de sus mayores, realizan la ofrenda de los pobres.
Cumplen con la Ley para que un día, ese Niño que presentaban, librara a los pobres de la Ley y a su vez los consagrara en la libertad, como hijos de Dios, porque la Buena Noticia se anuncia a los pobres.

Se encontraba en el Templo un anciano justo y piadoso llamado Simeón; sabía por revelación del Espíritu que no se terminarían sus días sin ver al Salvador, al Cristo de Dios.
Sin dudas, en su mente esperaba al Mesías real y glorioso que liberaría a Israel de todas sus cadenas... Sin embargo, por ese Espíritu que había hecho morada en él, fue capaz de reconocer en medio de la multitud a una pareja pobre de Nazareth que llevaba en brazos a su Niño, y en ese Niño al Salvador que esperaba.

Cuando mora el Espíritu, el alma se libera de las limitaciones de las ideas y los preconceptos, y Simeón vé cumplida la promesa, y realizada su esperanza... Por eso, surge su alabanza.

En ese Niño pobre estaba la gloria de Israel y la luz de todas las naciones.
La realización de la esperanza puede llevar tiempo, quizás toda una vida, pero la esperanza regada por la oración es una semilla que siempre crece y que invariablemente dará sus frutos.

Simeón supo esperar confiadamente, y en ese Niño que mecía entre sus viejos brazos, encontró la paz y la plenitud de toda su existencia.

Sin embargo, ese Niño que es la luz de todos los pueblos, para algunos es mala noticia.
Mala noticia para los que confían en el poder, en la violencia y en el dinero.
Mala noticia para los opresores de ese y de este mundo: el Dios de la Vida se ha hecho un Niño pobre que llora en brazos de su Madre, y ese Niño es el signo de que la vida prevalecerá abierta a todos y no como capricho de algunos.
Mala noticia, tal vez, para nuestras almas cuando se tornan adultas, demasiado adultas y ahogan la ternura... -Si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos- dirá con el tiempo ese Jesús.

Quiera Dios volvernos niños como ese Niño, para iluminar las miserias que nos enceguecen y para ser luz para nuestra gente)

Paz y Bien

Sueños urgentes

Santos Inocentes

Para el día de hoy (28/12/09)

Evangelio según San Mateo 2, 13-18

(Desde hace cierto tiempo, existen sesudos estudios y exhaustivas investigaciones acerca de la veracidad y el alcance de la masacre de niños en la pequeña Belén de los tiempos de Herodes, especialmente en cuanto a la cantidad de niños menores de dos años asesinados por el déspota.

Y si bien son informaciones valiosas, también producen cierto escozor en el alma.

En cierto modo, parecería que el conteo de víctimas le confiriera al hecho mayor o menor relevancia. Un espanto.

La vida sesgada de un sólo niño es una catástrofe para la humanidad, y peor aún cuando no hay ni un asomo de lágrimas... o cuando se vá haciendo costumbre.

__________________________

José, quizás con los cansancios de esos tiempos intensos, estaba durmiendo.
Y en sus sueños, se hace presente un Mensajero con la alarma de una urgencia: debía tomar a Jesús y a su Madre y partir sin demora hacia Egipto, pues Herodes buscaría al Niño para matarlo.

Lo sabemos: José es justo porque ajusta su voluntad a la voluntad de Dios, y esa voluntad se traduce en la vida.
En esa justicia, José no se detiene a pensar qué es lo que sucede, a lamentarse por la fractura que implica el exilio, a rabiar por la brutalidad del prepotente reyezuelo.
José sin demora toma, con Jesús y María, el camino del exilio: la vida del Dios a quien llamaba hijito se hallaba en peligro, y eso tenía primacía por sobre todo lo demás.

Podemos imaginarnos con bastante certeza lo que les tocó vivir -y que nos resulta tristemente familiar en estos tiempos-: emigrante siempre bajo sospecha por su origen, extranjero ilegal, despreciado por rasgos y religión, logrando el sustento mínimo para María y Jesús trabajando de cualquier cosa...

Pero para José, primaba la vida de ese Hijo en peligro y la de la mujer que amaba.

Herodes hace degollar a los menores de dos años de la ciudad de David pues sentía que podía socavarse su poder. Este reyezuelo títere del imperio romano, tirano y homicida, se convierte en arquetipo de todos los poderosos de la historia para los que las vidas de los otros carecen de importancia... Mucho menos, si son niños.

Hay muchos herederos herodianos: los herederos del aborto, los herederos del fin que justifica los medios, los herederos que aplastan la infancia, los herederos de una niñez sin escuela ni doctor, los herederos del narcotráfico... y los herederos que a menudo -y con las mejores intenciones- luchan contra el homicidio que significa acabar con la vida de un niño antes de nacer, pero echan al olvido y a su desidia a ese niño una vez que nace.

José tuvo sueños urgentes, y no dudó ni se demoró un instante: el Niño estaba en peligro.

El Dios de la Vida se hace uno de nosotros haciéndose Niño, y por Él, todos los niños son sagrados.
Más aún, cada niño es nuestro hijo.

Quizás sea necesario hacer silencio y vernos en la medida de la justicia de José; ver si somos capaces de no demorarnos ni un segundo cuando recibimos el aviso urgente de que hay un niño en peligro)

Paz y Bien




Por las calles ruidosas


POR LAS CALLES RUIDOSAS

Por las calles ruidosas busca María
al niñito perdido, hace tres días.
Ese niño pequeño tiene en sus labios
un saber misterioso para los sabios.

MARÍA CONSERVABA TODAS LAS COSAS,
MEDITÁNDOLAS EN SU CORAZÓN.

"Madre mía no tienes por qué buscarme;
en las cosas del Padre debo ocuparme.
Por las calles un día has de buscarme
y al tercer día, vivo, has de abrazarme."

MARÍA CONSERVABA TODAS LAS COSAS,
MEDITÁNDOLAS EN SU CORAZÓN.

Por las calles los hombres andan buscando
a ese Dios que perdieron no saben cuándo.
Y si tú los ayudas, Santa María,
lo hallarán en un niño por fin un día.

MARÍA CONSERVABA TODAS LAS COSAS,
MEDITÁNDOLAS EN SU CORAZÓN.

Padre Néstor Gallego

aquí puede escucharse:

La comunidad primera y un Dios que es familia


Para el día de hoy (27/12/09)
Evangelio según San Lucas 2, 41-52

(La Palabra de Dios es Palabra de Vida y Palabra Viva.

Y en todo texto sagrado, especialmente en los Evangelios, nada está escrito por casualidad: todo tiene un significado trascendente, y hay una importante mensaje en los símbolos que nos permiten entrever el misterio.

Así en el Evangelio del día de hoy: celebramos a la Sagrada Familia no sólo por Jesús, María y José sino porque ellos son signo de ese Dios Trinitario en el que creemos, esas tres personas divinas que son Amor perpetuo, donación de sí mismos constante, amor permanente y total en el que el anhelo propio más profundo es el bien del otro.

La familia es la primera comunidad, la Iglesia basal en donde deberíamos criarnos y crecer, y en donde se vá formando la mujer o el hombre que seremos y en donde será el factor determinante el amor -o, dolorosamente, su carencia-.

Y nuestro Dios, desde ese fundamento, es familia: por el hecho de haber sido creados a su imagen y semejanza, la institución familiar -con los diversos matices históricos y culturales- ha de ser también expresión en la historia del Creador que se nos revela en Jesús como Padre y Madre.

En estos versículos del Evangelio resuena un hoy que no podemos desoír: la angustia de José y María ante el Jesús que no encuentran durante tres días -¡Tu padre y yo te hemos estado buscando, llenos de angustia!- es la expresión del Amor y la misericordia de un Dios que no cesa en su afán por encontrar a sus hijas e hijos extraviados.

Hay una Madre que quizás no entienda del todo las cosas, pero que cultiva el misterio y el amor en su corazón para cuando la semilla crezca y la fruta madure.

Ella nos vá guardando en su corazón y allí nos vá dejando crecer, así como creció nueve meses Aquél que ha nacido para nuestra Salvación)

Paz y Bien

Esteban y la estrella de Belén

Esteban, protomártir

Para el día de hoy (26/12/09)

Evangelio según San Mateo 10, 17-22

(Puede llegar a resultarnos muy difícil el contraste entre la Palabra de los dos días anteriores -el Niño de Belén, el Verbo encarnado- y el recuerdo de San Esteban, protomártir -primer testigo-; de un Niño nacido en una gruta belenita a un cruel asesinato a las puertas de la ciudad -Hch 6,8-10.7,54-60-.

Sin embargo, se trata de la misma ternura.

-Inmersos en culturas que alaban el éxito y desprecian el fracaso, que exhalta a ganadores y desprecia a perdedores, el Niño de Belén nos puede emocionar pero sólo eso, pues en el fondo seguimos pensando en un Salvador poderosamente manifestado y pomposamente batallador... En esa misma sintonía, el martirio de Esteban también puede provocarnos alguna lágrima, pero lo seguiremos viendo como un derrotado-

Es el tiempo de la Gracia.
La Estrella de Belén atraviesa los siglos, y en la noche más cerrada continuará brillando la Misericordia.

Es el tiempo de la Gracia, mala noticia para los violentos, mala noticia para los poderosos, mala noticia para los perseguidores.

Aún en medio de persecuciones e infamias, ha de brillar la estrella de ese Niño que nos ha nacido, como resplandeció en Esteban.

El Espíritu de Dios sopla, sostiene y habla en los que perseveran, en los que dan testimonio de justicia y liberación que trae ese Dios que se ha hecho uno de nosotros)

Paz y Bien


Logos: Dios entre nosotros

Para el día de hoy (25/12/09)
Evangelio según San Juan 1, 1-18

(Logos
La Palabra era Dios.
Todo se hizo por ella.

El universo, sumido en tinieblas, desconocía algún horizonte.
Y la creatura preferida del Altísimo, ese hombre que a menudo le dá la espalda, se encontraba irremisiblemente perdido, ciego de toda luz, exhausto de vida, incapaz del decir y del pronunciar.

Por ese Amor entrañable, la Palabra se ha encarnado, y acampa entre nosotros, haciéndose uno más, asumiendo nuestra debilidad y finitud.

El Dios que se manifestó el la zarza ardiente a Moisés, que habitaba el Tabernáculo del Templo hoy se manifiesta en el cuerpo de Jesús, de una vez y para siempre.
Un Niño Santo y frágil en brazos de su Madre... es un Niño de pan que se hará Pan para toda la humanidad.
La luz, con sólo presentarse, disipa toda tiniebla.
La Palabra, al pronunciarse, se hace canción a la vida.

Dios es Palabra, y ya no debe haber más silencios impuestos, sino que se debe hacer oír la Misericordia y la Gracia.

Es el fin del silencio vacío, carente de luz y esperanza.

La Palabra se hace llanto de Niño para la Salvación.

Quiera Dios que también nos hagamos Palabra de Misericordia para los hermanos que agonizan en sombras y silencios de muerte y desolación)

Feliz Navidad
Paz y Bien

Mi Niñito Dios


MI NIÑITO DIOS

Duérmase mi Niño, duérmase mi Dios,

duérmase pedazo de mi corazón.

La noche está fría, mi Niñito Dios,

venga entre mis brazos, le daré calor.


Si mi Niño llora

llora Dios también,

si mi Niño ríe

se alegra Belén.


Niño de Jazmines, mi Niñito Dios,

lo asusta la noche, prenderé un farol,

Puesto en el pesebre, los brazos en cruz,

ya quedó dormido ni Niño Jesús.


Vengan los pastores,

con gran precaución,

que no se despierte

mi Niñito Dios


L. Reigada – Padre Néstor Gallego

aquí la escuchamos:

Navidad: Dios mi hijo, mi hermano, mi amigo


Para el día de hoy (24/12/09) -a la medianoche-:
Evangelio según San Lucas 2, 1-14

(A los poderosos de la tierra siempre les ha resultado imprescindible alimentar su ego haciendo recuentos habituales de sus posesiones.
Por eso, a menudo realizan censos para saber qué cantidad de súbditos han acumulado, y desde allí cuantos tributos podrán recaudarse... El detalle es la preocupación por el número, y no por las gentes.

El Evangelista se detiene en el detalle de que en determinado momento de la historia era emperador el romano Augusto, que gobernaba Siria un tal Quirino, que era la obligación de los paisanos de cada lugar ir a su lugar de origen con el fin de inscribirse en este censo obligatorio.

El significado más profundo quizás sea el punto de cruce, la encrucijada de la historia en donde se entrecruzan y se unifican los tiempos humanos y el tiempo de Dios...

El bueno de José, su esposa María con el vientre inmenso de ese Hijo que venía, van a Belén, por imposición del imperio pero más, van -quizás sin saberlo- a dar cumplimiento a las profecías dichas por antiguos hombres de ojos lejanos.

Belén, Beth Lehem: Casa del Pan.

María en trabajo de parto.
Ella y José son demasiado insignificantes, por eso y más allá de toda justificación, la respuesta es demoledora: no hay lugar.

José, en su solicitud, en su angustia y en su urgencia, sólo puede hallar una cueva, un mínimo refugio de animales para esa fría noche.

Los exégetas podrán aportarnos interesantísimas especulaciones, los sabios y santos nos regalan magníficas y profundas reflexiones espirituales.

Pero una sola palabra refleja el sentido de toda esta noche: ternura.

La solicitud de José, el cuidado de una Madre que acuesta al niño y lo envuelve en pañales, el previsible llanto de ese Niño hambriento del pecho materno y tiritando de frío, ignotos y pobres.

Ese Niño...

A contrario de toda lógica, a contramano de toda disquisición mundana, ese Rey que nos nace tiene por palacio una cueva, por trono los brazos de sus padres y por banquete el pecho de su Madre.

EL Dios del Universo se hace un Niño frágil en brazos de su Madre.

Nada será igual.

Los pastores que dormían al abrigo del aire helado no dudan un instante: salen corriendo a adorarlo.

Dios se hace Niño, un Niño Santo para que vos y yo, tú y ella, todos sin excepción ingresemos desde nuestra limitación y humanidad mínima a la infinitud de Dios.

Por su inexpresable ternura, en ese niño Dios se hace mi hijo, mi hermano, mi pan.

Y Dios está de fiesta, y te invita, me invita, nos invita a la alegría que no se agota.

¡Gloria a Dios en la tierra y en la tierra paz a las mujeres y hombres amados por Él!

Paz en la tierra para todos mis hermanas y hermanos olvidados, desechados, descartables, Paz en la tierra para todos los que lo esperan con un corazón abierto, Paz en la tierra a todos los hambrientos de ternura.

Hay una señal: un Salvador que es un Niño recién nacido envuelto en pañales.

Hay que dar y darnos aviso.

¡Feliz Navidad!
Dios con nosotros, Dios es ternura y a pesar de dolores y tristezas, en la noche del mundo, en el frío de la soledad, nos ha nacido -no sólo hace dos mil años, ahora, precisamente en estos momentos- la Salvación.
¡Feliz Navidad!)

Paz y Bien

Benedictus


Para el día de hoy (24/12/09) -por la mañana-:
Evangelio según San Lucas 1, 67-79

(Bendito sea el Señor, Dios de Israel
Dios de nuestros padres, Dios de nuestros hijos, Dios de todos los que lo buscan con un corazón sincero

Porque ha venido Él ha liberar a su pueblo
Él mismo ha intervenido en la historia de la humanidad para rescatar a sus hijas e hijos, Él ha escuchado su clamor, Él viene!

Suscitándonos una Fuerza Salvadora en la casa de David, su siervo
La Fuerza que nos salvará será un Niño frágil en brazos de su madre, cumpliendo con las antiguas profecías de sus mensajeros

Él lo había predicho desde antiguo, por boca de sus santos profetas
Es un Dios fiel a través de los tiempos, que no quiebra jamás la Palabra empeñada, y sus fieles mensajeros nos han alentado a través del velo de los tiempos

Que nos salvaría de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos odian
Él es nuestra liberación, nuestra esperanza de una vida plena libres de toda opresión, Él nos arrancará de las garras del mal y de la muerte, Él sólo quiere nuestro bien

Manteniéndose leal a nuestros padres
Su misericordia no tiene fin, su amor atraviesa la historia y nos mueve y conmueve hoy a pesar de nuestras miserias

Y teniendo presente su snta alianza
Él ha hecho una alianza tal con la humanidad, que se extiende hasta el día de hoy a cada uno de nosotros, haciéndonos partícipes de la edificación de su Reino junto a Él

La promesa que hizo a nuestro padre Abraham
La promesa al viejo pastor de Ur se mantiene a través de todos sus descendientes, mujeres y hombres creyentes de toda la historia humana

De concedernos que libres de temor, arrancados de las manos de los enemigos
Bendito sea el Dios de la Vida que nos libera del miedo que paraliza y derriba los muros que a veces nosotros mismos nos construímos

Le sirvamos con santidad y rectitud en su presencia todos nuestros días
Es la cima de tu montaña, Dios libertador, vivir en tu justicia para con vos y para con los hermanos en toda nuestra existencia

Y a tí niño, te llamarán profeta del Altísimo
Querido Juan, maravilloso Juan, fiel Juan hasta el fin, un niño que alegraste la vida de tus ancianos padres y que preparas la venida de otro Niño que cambiará la historia

Porque irás delante del Señor a preparar sus caminos
Juan, vas a ir abriendo la huella que los pies del Maestro caminarían, una huella en las almas de los que se mantienen firmes en la esperanza

Anunciando a su pueblo la Salvación, el perdón de los pecados
La Salvación que nos libera del pecado, nos hace plenos y anuncia que la muerte no tiene la última palabra

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios
Dios es misericordia que no busca méritos, ni es recompensa, es pura cuestión de amor de un Dios que es Padre y Madre

Nos visitará el sol que nace de lo alto
El Niño que está al llegar es la luz, y terminará con la larga noche de la humanidad

Para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte
Tants hermanos sumergidos, tantas almas encerradas sin salida, tantos corazones sin poder ver el horizonte...Para ellos y nosotros, la luz de ese Niño que ya está llegando

Para guiar nuestros pasos por el camino de la Paz
Él nos guiará por la paz que es hermana de la verdad y la justicia. Él Viene!

Amén)

Paz y Bien



Un niño que nace, un nuevo nombre, un nuevo tiempo


Para el día de hoy (23/12/09):
Evangelio según San Lucas 1, 46-56

(Se acerca el fin de la larga noche en la historia de la humanidad.

Es tiempo de silencio y espera... han hablado las madres -María e Isabel- y ahora sus hijos torcerán el rumbo hacia una ruta de luz.

Dios cumple sus promesas, es fiel a su pueblo y a la palabra empeñada.

Isabel, anciana y estéril, se recluye en su hogar
durante cinco meses al saber que ella y Zacarías tendrían un hijo por la bondad de ese Dios fiel.

Se cumple el tiempo de la gestación de Juan -santificado desde el vientre materno por la visita de María, portadora en sí de Aquel que traía la Salvación- y nace el que sería llamado el Bautista.

La llegada de un niño, el nacimiento de un hijo cambia la vida.
Por eso Isabel sale de su encierro estricto, y sus paisanos y parientes se dan cuenta del gran regalo que Dios le ha dado, de las maravillas de su misericordia, y la alegría de esos dos padres ancianos es de ellos también.

Y se cumplen los días de circuncidar al niño, y se presenta el dilema de cual nombre que debía llevar ese hijo de los hijos fieles de Israel.

El nombre define el caracter y la misión de las personas -es algo que hemos olvidado- y lógica y tradición indicaban que llevara un nombre arraigado en su familia: por ello los parientes insisten con escoger el nombre del padre, Zacarías -cuyo significado desde su raíz hebrea es Dios se ha acordado-.

Nuevamente se alza una voz de mujer: Isabel decididamente insiste en que el niño se ha de llamar Juan -que, a su vez, significa en su raíz Yahveh es misericordioso-.

Ese niño prepararía la huella de otro Niño, un Niño Santo que sería la Salvación del pueblo de Israel y de todos, mujeres y hombres de toda época.

Es un nuevo tiempo, por eso el nombre también ha de ser nuevo y expresará la vocación del Bautista: preparemos el alma, Dios es misericordia, cumple sus promesas y viene Él mismo a salvarnos.

Hasta Zacarías, enmudecido por el desgaste de los años y los surcos de la espera, apoya firmemente a su esposa: ese niño se llamará Juan, ese niño recordará a todos que el Señor es misericordioso.

Es el fin de la noche, el fin del largo silencio de las vidas estériles y consumidas, por eso Zacarías súbitamente y con la alegría del pueblo recobra la voz y alaba al Altísimo.

Quiera el Dios que viene ayudarnos a recuperar la alegría y que recuperen la voz todos nuestros hermanos acallados y enmudecidos: Dios es misericordia, se ha acordado de nosotros y hará todo nuevo.)

Paz y Bien

La misteriosa tarjeta de Navidad


La Navidad es la fiesta de los niños y del divino Niño que se esconde dentro de cada adulto. Es enormemente inspiradora la creencia de que Dios se acercó a los seres humanos en forma de niño. Así nadie puede alegar que es sólo un misterio insondable, fascinante por un lado y aterrador por el otro. No. Se aproximó a nosotros en la fragilidad de un recién nacido que lloriquea de frío y busca hambriento el pecho materno.

Tenemos que respetar y amar esta forma con la que Dios quiso entrar en nuestro mundo, por la parte de atrás, en una gruta de animales, en una noche oscura y llena de nieve, «porque no había lugar para él en las posadas de Belén».

Todavía más consoladora es la idea de que seremos juzgados por un niño, y no por un juez severo y escrutador. Lo que un niño quiere es jugar. Forma inmediatamente grupo con los demás niños, pobres, ricos, asiáticos, negros, rubios… Es la inocencia original que todavía no conoce las malicias de la vida adulta.

El divino Niño nos introducirá en la danza celeste y en el banquete que la familia divina del Padre, Hijo y Espíritu Santo prepara para todos sus hijos e hijas, sin excluir a aquellos que un día fueron desgarrados por el sufrimiento.

Estaba reflexionando sobre esta realidad bienaventurada cuando un ángel de aquellos que cantaron a los pastores en los campos de Belén se me aproximó espiritualmente y me entregó una tarjeta de Navidad. ¿De quien sería? Empecé a leer. Decía:

«Queridos hermanitos y hermanitas:

Si al mirar el nacimiento y ver allí al Niño Jesús en medio de José y María, junto al buey y la mula, se llenan de fe en que Dios se hizo niño como cualquiera de ustedes;

si consiguen ver en los otros niños y niñas la presencia inefable del niño Jesús, que una vez que nació en Belén nunca ya nos ha dejado solos en el mundo;

si son capaces de hacer renacer el niño escondido en sus padres, en sus tíos y tías y en las otras personas que ustedes conocen para que surja en ellas el amor, la ternura, el cuidado para con todo el mundo, y también para con la naturaleza;

si al mirar el pesebre descubren a Jesús, vestido pobremente, casi desnudo, y se acuerdan de tantos niños igualmente mal vestidos, y les duele en el fondo del corazón esta situación, y pueden compartir lo que ustedes tienen de sobra, y desean cambiar ahora mismo este estado de cosas;

si al ver la vaca, el burrito, las ovejas, las cabras, los perros, los camellos y el elefante, en el nacimiento, piensan que todo el universo está también iluminado por el divino Niño y que todos formamos parte de la Gran Casa de Dios;

si miran hacia el cielo y ven la estrella con su cola luminosa y hacen memoria de que siempre hay una estrella como la de Belén sobre ustedes, que los acompaña, los ilumina, y les muestra los mejores caminos;

si recuerdan que los reyes magos, venidos de lejanas tierras, eran en realidad sabios y que todavía hoy representan a los científicos y maestros que consiguen ver en este Niño el sentido secreto de la vida y del universo;

si piensan que este Niño es simultáneamente hombre y Dios, que por ser hombre es vuestro hermano, y por ser Dios existe una porción de Dios en ustedes, y por esta razón se llenan de alegría y de legítimo orgullo;

si piensan en todo esto, sepan que yo estoy naciendo de nuevo y renovando la Navidad entre ustedes. Estaré siempre cerca, caminando con ustedes, llorando con ustedes y jugando con ustedes, hasta el día en que todos, humanidad y universo, lleguemos a la Casa de Dios, que es Padre y Madre de infinita bondad, para vivir siempre juntos y ser eternamente felices».

Belén, 25 de diciembre del año 1.

Firmado: Niño Jesús.

Leonardo Boff

fuente: Servicios Koinonia

Canción de la alegría por el Dios de la justicia y el derecho


Para el día de hoy (22/12/09):
Evangelio según San Lucas 1, 46-56

(María desborda de alegría y le canta al Dios de la Vida.

Dios se ha hecho presencia en su vida y se hará presencia en la vida de toda la humanidad, a través de toda la historia, en ese Niño que viene creciendo en su seno.

La semilla de la Salvación fue creciendo silenciosamente tenaz a través de toda la Antigua Alianza, y así lo atestigua María.
Pero ya es hora de los frutos, ya nada será igual, es tiempo de lo permanentemente nuevo... Ella entreabre las puertas del tiempo de la Gracia.

En el sentido opuesto a la racionalidad del mundo -de su mundo y del nuestro- María canta la grandeza de este Dios que es fiel a sus promesas, que ha dado su Palabra y no la quiebra.

Dios es misericordia que se extenderá de generación en generación, sin límites y por pura bondad, no por recompensas -cuando grande, su Hijo lo dirá claramente: Dios es Amor-.

La Salvación no le es negada a nadie, pues toda la humanidad es ahora el pueblo elegido: pero Dios se pone abierta y decididamente del lado de los pobres y los humildes, y no sólo eso...los exhalta.

El Señor derriba a los poderosos de sus tronos, la fuerza de su amor hace caer a los arrogantes que confían en el poder y en la violencia, dispersa a los soberbios que oprimen a sus hermanos.

Este Dios se hará pan para el hambriento, y colmará de bienes a los necesitados, desbordando generosidad.
Su Hijo dará testimonio fiel alimentando a la multitud con unos pocos panes y peces, y aún sobrando varias canastas llenas.
Este Dios no se limita a lo estrictamente necesario: su misericordia cae en torrentes, no en migajas de auxilio.

Un Dios que invita a sus hijas e hijos a construir su Reino... como si tuviera que pedir permiso.
Un reino sustentado en el amor, en el darse, en la solidaridad, en la generosidad.

María es la primera en saberlo: Ella tiene la primacía como Madre del Señor y como pequeñísima muchacha que ha hecho vida la Palabra.

Nuestra esperanza encuentra amparo en ese Niño que nacerá y que revela que Dios nos ama, que se hace uno de nosotros, y que quiere el canto alegre y desbordante de María sea la canción de todos, especialmente de nuestras hermanas y hermanos que sólo saben de miserias y dolores masticados en silencio.

María es la primera en saberlo, y será llamada feliz por generaciones, porque Ella es el signo primero de ese Dios que se identifica plenamente con los pequeños.

Habrá que preguntarse alma adentro y frente a ese Niño que nos salva, de qué lado nos hemos puesto nosotros...)

Paz y Bien

Del ir y del darse

Para el día de hoy (21/12/09):
Evangelio según San Lucas 1, 39-45

(La llegada del Niño Santo, del Dios con nosotros es inminente.

Pero tan misteriosos son los caminos de Dios y tan maravillosos que no llegará de golpe, espectacularmente, por sí mismo. Se vale de sus hijas e hijos, y como si esto no fuera poco, les pide permiso!.

Viene el Esperado, llega el que es nuestro hermano y nuestro Señor, está muy cerca nuestra liberación.

Uno de los bellos colores de este prisma que es la Visitación de María: este mundo nos planta su bandera de batalla de la esterilidad, de lo fatuo, de lo que perece.
Y hay muchas vidas que aún confían y esperan sumergidas en el oprobio de la inhumanidad impuesta.

Pero la oración siempre es escuchada.
Al igual que Isabel, que en su vejez y en su esterilidad sería madre por la bondad de un Dios que nunca abandona a sus hijos, así también con los antiguos profetas pordemos gritar fuerte: -¡La tristeza se convertirá en gozo!-

El Salvador esperado ayer y hoy viene, está a sólo unos pasos. Y no viene solo.

Viene porque una mínima muchachita judía de corazón infinito ha dicho Sí! y ha transformado la historia.

Esa Mujer trae en sí la Salvación, y con el Niño que Salva en su interior, se dispone sin ninguna demora ni excusa al encuentro de quien la necesita.
Se llamaba Isabel.
Hoy podemos poner muchos nombres -al menos, los que conozcamos, pero son muchas gentes encerradas por largo tiempo como Isabel- pero el darse de María es el mismo:

El Salvador viene de la mano de una Mujer, es llevado de una persona a los otros.

La alegría infinita de María, cuando ingresa a la casa de Zacarías e Isabel, será la alegría de su prima.

La alegría no es tal cuando no se comparte y no se dá.

Allá vamos debería llamarse el Adviento también: llevamos en vasijas de barro al Salvador que está por llegar en cualquier momento, para mayor gloria de Dios, para alegría del pueblo, para liberación de nuestros hermanos encerrados en la esterilidad de su tristeza y sus miserias, propias e impuestas.

Hay que ponerse en marcha sin demoras)

Paz y Bien

A la Virgen de la Noche Buena y la Paz


A la Virgen de la Noche Buena y la Paz

Señora de la Nochebuena,
Señora del Silencio y de la Espera;
esta noche nos darás otra vez al Niño.

Velaremos contigo hasta que nazca
en la pobreza plena,
en la oración profunda,
en el deseo ardiente.

Cuando los ángeles canten
"Gloria a Dios en lo más alto de los cielos
y paz sobre la tierra
a los hombres amados por él",
se habrá prendido
una luz nueva en nuestras almas,
habrá prendido una paz inmutable
en nuestros corazones,
y se habrá pintado
una alegría contagiosa en nuestros rostros.

Y nos volveremos a casa en silencio:
iluminando las tinieblas de la noche,
pacificando la nerviosidad de los hombres
y alegrando las tristezas de las cosas.

Después en casa,
celebraremos la Fiesta de la Familia.
Alrededor de la mesa, sencilla y cordial,
nos sentaremos los chicos y los grandes:
rezaremos para agradecer,
conversaremos para recordar,
cantaremos para comunicar,
comeremos el pan y las almendras que nos unen.

Afuera, el mundo seguirá tal como lo mismo.
Tinieblas que apenas quiebran
la palidez de las estrellas.
Angustias que apenas cubren
el silencio vacío de la noche.
Tristezas que apenas disimulan
la lejana melodía de las serenatas.
En algún pueblo no habrá Nochebuena
porque están en guerra.
En algún hogar no habrá Nochebuena
porque están divididos.
En algún corazón no habrá Nochebuena
porque está en pecado.

Señora de la Nochebuena,
Madre de la Luz, Reina de la Paz,
Causa de nuestra alegría,
que en mi corazón nazca
esta noche otra vez Jesús.
Pero para todos:
para mi casa,
para mi pueblo,
para mi patria,
para el mundo entero.
Y sobre todo,
fundamentalmente,
que nazca otra vez Jesús
para gloria del Padre.

Amén.

Siervo de Dios Eduardo F. Cardenal Pironio

Cuestión de madres, hora de mujeres

Para el día de hoy (20/12/09):
Evangelio según San Lucas 1, 39-45

(Zacarías se había quedado sin habla luego de la visita del Mensajero.
Con él, profetas, jueces, héroes, guerreros, sabios y sacerdotes quedarán callados.

Es hora de mujeres.

Isabel, tras conocer su embarazo, se recluye cinco meses en su casa.
María, tras la Anunciación del Niño Santo del que será Madre, se pone en marcha sin demoras.
Vá al encuentro de Isabel, que aunque anciana, está gravida del que sería el Precursor; vá a su encuentro por solidaridad, porque hay una necesidad clara y explícita -Isabel era anciana- y también porque Isabel, al igual que ella, es mujer y será madre, y habrá entre ellas una comprensión que irá mucho más allá de cualquier argumento o especulación.

La Salvación, por obra y gracia del Espíritu de Dios, será desde ese momento cuestión de madres.

Los varones han quedado en silencio: ahora hablarán las mujeres por sus hijos.

María no espera a que vengan a su casa: corre con presteza los largos kilómetros -aproximadamente ciento cincuenta- que separan su Nazareth de Ain Karem, aldea de Isabel en las montañas de Judá, sin otra compañía que Aquél que viene creciéndose en su seno.
Se pone en camino con la prontitud de quienes confían y son obedientes a la Palabra de Dios.

Su llegada a Ain Karem libera a Isabel de su encierro de cinco meses y desata sus gritos de alegría: -¡Bendita tú entre todas las mujeres, y Bendito el fruto de tu vientre!-
Y su alegría es también alegría de Juan el Precursor, ese hijo que se gestaba en su vientre y que junto con su madre, desde antes de nacer queda pleno del Espíritu Santo.

El camino de la felicidad que su Hijo nos enseñaría con el tiempo, ya se empieza a asomar entre estas dos mujeres: María es reconocida Bienaventurada por creer y hacer vida la Palabra.

Cuando se hace presente el Dios de la Vida, cesa todo encierro, culmina el silencio y se desata la alegría que no termina.

Esa alegría viene en las manos orantes de María, la Madre de Jesús, la Madre del Señor, que vá siempre donde la necesitan, y no espera que vengan en su búsqueda.

Así sea para nosotros, vivir la felicidad y la plenitud de la Palabra hecha vida saliendo sin demoras hacia el hermano que nos necesita... y que a menudo no está a tantos kilómetros, sino que languidece a nuestro lado y lo pasamos de largo.

Alabado sea Dios por esta Mujer que nos trae su Alegría)

Paz y Bien

Este canto nuevo

ESTE CANTO NUEVO

“Bendita sos vos, muchacha de ensueño.
Y bendito es el fruto que crece en tu seno.
¿De donde me viene lo que no merezco,
que amanezca en casa el mismo lucero?
Porque apenas supe que eras vos mi cielo,
me brincó la vida que llevo por dentro.
¡Feliz por creerle lo que te dijeron!
de parte de Dios tendrá cumplimiento.
Antiguos profetas prestaron su acento
para que naciera este canto nuevo”.

¡Al Señor que es bueno le canta mi alma!,
y aunque soy pequeña y no valgo nada,
Él hizo conmigo sus grandes hazañas,
por esos me dicen bienaventurada.

Porque el Poderoso me dio su mirada,
que es misericordia y a todos alcanza.
Nos mostró su fuerza dejando sin nada
a aquellos que tienen soberbia en el alma.

Derribó a los grandes que en ellos confiaban
y a la gente humilde hacia sí elevaba.
Al que estaba hambriento le colmó sus ansias
y al rico orgullosos dejó con las ganas.

Escuchó a su pueblo que le suplicaba
acordándose Él de la Vieja Alianza.
Que por nuestros padres Él mismo jurara
y que por los siglos mantiene sellada.
Amén.

Letra: Padre Mamerto Menapace, OSB
Música: Padre Néstor Gallego

aquí podemos escucharla:

Dios se ha acordado

Para el día de hoy (19/12/09):
Evangelio según San Lucas 1, 5-25

(Dios se ha acordado, tal es el significado en su raíz hebrea del nombre Zacarías.

Aquellos sucesos admirables que llamamos milagros -que son la intervención expresa de Dios en la historia de la humanidad- y que descubrimos en la Palabra no son hechos abstractos, generalidades, meras entelequias: Dios interviene e irrumpe maravillosamente en la vida de mujeres y hombres concretos, en situaciones concretas, en tiempos específicos del acontecer humano.
Tal es el caso del Evangelio para el día de hoy.

Sucedió en los tiempos del reinado de Herodes en Judea.
Zacarías era sacerdote del grupo de Abías en el santuario.
Su esposa, Isabel, era descendiente de Aarón.

Pero los hechos concretos de las personas cobran un nuevo significado, infinitamente más amplio y pleno de signos y símbolos cuando Dios interviene en sus vidas.
Zacarías significa Dios se ha acordado.
Isabel -en la misma raíz hebrea- significa Dios ha ayudado.
Y el nombre del Mensajero que los visitará -Gabriel- significa Fuerza de Dios.

Nos cuenta la Palabra que ambos, Zacarías e Isabel, eran justos y sin tacha, es decir, fieles a las antiguas promesas hechas al pueblo de Israel; y a la vez, que no tenían hijos debido a la esterilidad de Isabel y a la vejez de ambos.
Sin embargo, ellos permanecían fieles en la esperanza sustentada en la oración.

Y ese Dios que escucha todas las plegarias, envía a su Mensajero.
Era un momento espiritual: Zacarías incensando el altar y la Fuerza de Dios, Gabriel, que lo saluda y le dá la mejor de las noticias: las plegarias de él y de su esposa fueron escuchadas, y contra toda especulación y razonamiento, vendrá un hijo, nacerá un niño.
-los que somos madres o padres lo sabemos bien-
Y no será un niño común: será un niño que traerá alegría a sus padres y atraerá a muchos en el pueblo de vuelta a la fidelidad en el Dios de Israel.
Ese niño crecerá y será un profeta y un santo, vendrá a restablecer la comunidad fracturada y preparará el camino de quien todos estaban esperando.
-ese niño será con el tiempo Juan el Bautista-

Y en Zacarías prevalece su razón por sobre su corazón, por eso vacila y por eso permanecerá en silencio -mudo- hasta que nazca su hijo.

Zacarías es el resto del pueblo de Israel que a permanecido fiel a las promesas, que ha vivido tiempos de juventud y gloria pero que ahora, sometido por el imperio se ha vuelto estéril: no puede seguir el camino de la salvación, del Dios de sus padres por sí mismo, y ya no tiene nada más que decir.
Sólo le queda aguardar en fidelidad y esperanza los tiempos nuevos, la vida prometida. el Mesías esperado por siglos.

Zacarías enmudece pues ya no hay más nada que decir: el tiempo de la espera ha terminado, ahora comienza el tiempo de la Gracia.

Dios se ha acordado y se acuerda de su pueblo.
Dios ha ayudado y ayuda a su pueblo.
Y toda plegaria es escuchada, y es Dios mismo quien viene al rescate, la Fuerza de Dios no abandona a los suyos.

María lo sabía y cantó las maravillas de ese magnífico Dios)

Paz y Bien





La justicia de José

Para el día de hoy (18/12/09):
Evangelio según San Mateo 1, 18-24

("...si no aparecen en la joven pruebas de su virginidad, sacarán a la joven a la puerta de la casa de su padre, y los hombres de la ciudad la apedrearán hasta que muera, porque ha cometido una infamia en Israel prostituyéndose en casa de su padre..."-Dt. 22, 20-21

Así de duro era lo prescripto en la Ley mosaica, y es dable de pensar la angustia sobrellevada por José frente a la decisión que debía tomar, pues para la Ley, el matrimonio de aquel entonces estaba compuesto de dos instancias primordiales: el desposorio o contrato y la boda propiamente dicha.
El desposorio era -en cuanto a derecho- el suceso decisorio, mientras que la boda era la celebración de la recepción de la esposa en la casa del esposo, y nos dice la Palabra que María estaba desposada con José y que antes de convivir -antes de la boda- ella se encontraba embarazada por obra y gracia de la Fuerza de Dios, el Espíritu Santo.

Ni los vecinos de Nazareth, ni sus parientes y mucho menos José sabían el origen de ese embarazo, y como en todas partes, comenzarían pronto las habladurías.

Luego el Evangelista nos dice de manera taxativa: José era justo.
Era justo porque se atenía a la ley mosaica con exactitud, pero no por la ley misma, sino por su fidelidad a ese Dios que es siempre fiel a sus promesas dadas al pueblo de Israel.
Era justo porque ajustaba su voluntad a la voluntad de Dios... ya antes y sin saberlo, practicaría la justicia que nos enseñaría ese Dios al que llamaría hijo, superando en espíritu a la justicia de escribas y fariseos.

José es presa de la angustia: la mujer que ama corre un riesgo extremo si se atiene a lo prescripto por la ley: repudiarla por su embarazo, según los cánones establecidos, suponía una muerte atroz -como leíamos al comienzo en el pasaje del Deuteronomio- y la infamia para ella y para su familia.

Y José, aún con su angustia y su quebranto, permanece justo en la justicia de Aquél que criaría y cuidaría como su hijo: para no infamar a María y proteger su vida, decide repudiarla en secreto, eximiéndola así de la lapidación...Y así protegería también a ese Niño que venía creciendo en su seno.

Entonces en sueños le llega el mensaje del Dios, porque aunque la noche sea cerrada el Altísimo jamás deja a los suyos sin alguna estrella que los guíe.
El mensajero lo saluda como nos saluda el Dios de la Vida y el mismo Jesús a todos nosotros: ¡no tengas miedo!.

El Niño que va creciéndose en el seno de María es el Mesías que el pueblo fiel de Israel esperaba, es un Niño Santo concebido por la infinita gracia de Dios.
Y le encomienda al justo José una misión decisiva: ponerle nombre a ese Niño que ha de nacer.

El nombre resume, explica y revela todo lo que es y será una persona: el Dios innombrado, el Yo Soy tendrá un nombre, ¡y ello dependerá de José!

José entiende entonces lo que presentía en su corazón, y nos sigue diciendo la Palabra que desde aquel momento, la tomó por esposa, es decir, cumplió con la otra parte del matrimonio que imponía la Ley: la lleva a su casa.

La casa del justo es la casa de María y será la casa del Dios con Nosotros.

Quiera el Dios de la vida volvernos todo nuestro ser a su justicia y recibir en nuestra casa -que no es otra que nuestro corazón- a María y a ese Niño que es nuestra Salvación, con el silencio y la fidelidad del Carpintero)

Paz y Bien

Las cuatro inesperadas compañeras de María y la génesis de Jesús


Para el día de hoy (17/12/09):
Evangelio según San Mateo 1, 1-17

(La Palabra para el día de hoy no es de lectura sencilla -¿acaso no la hemos pasado de largo algunas veces?-
Pero está plena de significado; como Palabra de Dios es Palabra de Vida y Palabra Viva, y Dios nos habla hoy, ahora, en este preciso instante.

El Evangelista nos lo aclara desde el vamos: se trata de contar desde el Espíritu acerca de la génesis, del origen, de la genealogía de Jesús. Pero no es el trazado de un árbol genealógico a la manera usual, ni tampoco de repetir patrones antiguos habitualmente utilizados en estos menesteres.

En las culturas antiguas, así como también en varias de la actualidad, el linaje venía definido pura y exclusivamente por la línea paterna y allí, por los hombres. Las mujeres no tenían demasiada relevancia.

Si nos detenemos por un momento, Mateo esboza una genealogía que tiene una rítmica y una musicalidad propias con tres estrofas bien definidas.
El tempo está marcado por el "engendró" repetido secuencialmente, primero como hijo y luego como padre.

Ante todo, vemos la intención de la Palabra y del Evangelista en hacernos conocer algo esencial: Cristo, el Mesías, viene del linaje de Abrahám -padre en la fé de todos los creyentes- y del linaje de David -en donde se bendice el pueblo de Israel-... El Mesías que esperamos colma las expectativas de todos los hombres, tanto judíos como gentiles y paganos.

Nos encontramos también con un profundo significado simbólico en esas tres estrofas: la primera, las catorce generaciones que transcurren desde Abraham hasta David en la plenitud de la promesa de Dios realizada en el pueblo elegido; la segunda desde David hasta la deportación del pueblo judío en Babilonia, la lejanía de la tierra bendita y el Templo; y la tercera, desde el exilio babilónico hasta Jesús....
El Mesías viene a restaurar y recuperar al pueblo herido, lastimado, entristecido, esclavizado y disperso.

La musicalidad del "engendró" se detiene en José y se abre el misterio de la llegada de Jesús: nace de María -desposada de José- pero no se nos cuenta quién lo engendró ni tampoco se dice si ha engendrado a alguien.

María: ella es verdaderamente quien dá la melodía a esta canción del Evangelio de San Mateo.
Pero, como siempre, hay más, mucho más.
Sucede -como se mencionaba al comienzo- que las mujeres en cuestiones de linaje o genealogías carecían de relevancia. Aquí sucede algo muy misterioso.
La Palabra nos cuenta de nombres importantísimos a través de los siglos en la historia de la fé de la humanidad y del pueblo de Israel en particular, pero el nombre que se destaca -obviamente, más allá de Jesús- es el de María.
Y ella no está sola, como si el Altísimo no se hubiera quedado conforme con recordarnos a sólo una mujer.
María en esta génesis maravillosa tiene cuatro compañeras, cuatro mujeres totalmente inesperadas, extrañas.
No son reinas o matriarcas y -para colmo- no son judías ni estrictamente sujetas a las normas de pureza de la ley mosaica.
Acompaña a María Tamar, una cananea por la que Judá tendrá descendencia y permanecerá fiel a la Ley.
La acompaña Raab, no sólo cananea sino también prostituta! que fué imprescindible a la hora de poder entrar las tribus del desierto a la Tierra Prometida.
La acompaña Ruth, la moabita fiel que por su fé en el Dios que no conocía pero en el que tenía depositada sus esperanzas, se convertiría en la abuela del rey David.
Y la acompaña Betsabé, la mujer de Urías, hitita ella -hija de un pueblo tradicionalmente enemigo acérrimo de los judíos- por la que por la fuerza, David tendría descendencia.

La promesa de este nuestro Dios fiel a las promesas se mantuvo constante a través de impensadas mujeres que escapaban magníficamente de los patrones establecidos.
El Mesías vendría a través del amor y la fé, de los planes de Dios, no de los razonamientos humanos preestablecidos y acotados.

Es increíble: todo está encaminado a Jesús y a María, y es la mejor y más bella de las músicas.

Hay que volver a levantar la cabeza y mirar con ojos esperanzados al cielo, directamente a los ojos del Padre: llega nuestra liberación)

Paz y Bien


Él viene

Él viene
Lo aguardan en la esperanza los humildes, las almas sencillas, las comunidades que oran y comparten, mis hermanas y hermanos de corazón limpio.
¡Viene!

Él viene
Dios se hace un Niño en brazos de su Madre, por todos los niños y por los niños sin madre, por los niños impedidos de nacer, por los niños olvidados luego de nacer, por los niños que trabajan, por los niños sin escuela ni doctor, por los niños soldados, por los niños de la calle, por los niños prostituídos, por los niños presa fácil de las aves tenebrosas del narcotráfico, por los niños reservorios de órganos transplantables, por los niños sin horizonte, por los niños sometidos por el hambre y la miseria, por los niños eruditos de violencias, por los niños despreciados por piel y domicilio.
¡Viene!

Él viene
Los abuelos ignorados y archivados en hospitales y asilos, los trabajadores de salarios inhumanos y los desempleados, los pescadores y los campesinos, los mineros y los obreros, los sometidos por la injusticia, los esclavos del desprecio ajeno, las víctimas de toda violencia, los sobrantes de este mundo lo esperan.
¡Viene!

Él viene
Hay almas anegadas de llanto, vestidas de dolor y perfumadas de tristeza que no saben más que de días oscuros, y esperan un poco de luz.
¡Viene!

-ahora mismo, a pocos metros de aquí, mi hermano (no sé su nombre) prepara la cena de sus hijos hurgando con sus manos lo que pueda rescatar de entre la basura... y aunque no piense más que en el estómago vacío de sus criaturas, hay que avisarle, ¡Viene!-

Él viene
Herodes violentos, filisteos bancarios, escribas financieros, Pilatos imperiales, Caifás apropiadores de religiones y almas, fariseos autodesignados custodios de vidas y virtudes de los otros no lo esperan, no lo esperaron ni lo esperarán y harían lo indecible para que no venga. Pero, incluso, para ellos también...
¡Viene!

Él viene por vos y yo, por ella y él, por todos, sin excepción
Y nosotros tenemos la gracia y la buena ventura de dar aviso a los que no pueden esperar más, a los que abandonaron la esperanza, a los niños y a toda alma que confía en Él, a pesar de todo y de todos...
¡Viene!

Paz y Bien

Ricardo

Vayan a contar lo que han visto

Para el día de hoy (16/12/09):
Evangelio según San Lucas 7, 19-23

(Juan se encontraba preso en las mazmorras herodianas.
La Palabra de Dios había descendido sobre él en el desierto, y desde allí lanzaba su llamado a la conversión.

Él sabe bien que alguien vá a venir, y sabe a través de sus propios discípulos de la fama de Jesús.
Posiblemente escapaba a su razonamiento la imagen que tenía del Mesías justiciero y vnegador de su pueblo en contraste con lo que vislumbraba de Jesús. Por ello envía a dos discípulos suyos a preguntarle si era Él, Jesús, el que había de venir o debían esperar a otro.

Maravilloso Juan: sujeto por los grilletes de Herodes, con un destino casi inequívoco y a pesar de las dudas de su razón, confía en Jesús y de allí la pregunta que transmiten los suyos.

Y el Maestro con una gran delicadeza le envía la contestación a Juan: no lo adoctrina, no lo reprende.
Lo proclama bienaventurado pues no se escandaliza de Él, y más: los discípulos tienen instrucciones precisas de informar al Bautista que han visto al Señor curando enfermos, haciendo oír a los sordos, recuperando la vista de los ciegos y anunciando la Buena Noticia a los pobres.

-y es un detonante de oración y contemplación el imaginarnos, en la oscuridad de su celda, la alegría de Juan, cómo se ensancha su pecho...-

Sin embargo, la respuesta de Jesús no está acotada a la pregunta del Bautista, sino que es Palabra para todos nosotros.
El Reino de Dios se manifiesta por una lógica que no es la del mundo, y que es incluso mayor que la heroica entereza de Juan: Dios se mueve siempre primero y es ante todo misericordia que busca sin descanso el bien de todas sus hijas e hijos.

-Vayan a contar lo que han visto- es mandato para nosotros también: el Reino se manifiesta a través del testimonio, de la cura de toda dolencia, de la reparación del mal causado por la injusticia, de la prioridad de los pobres en el anuncio de la Buena Noticia del Dios que viene y se hace un Niño, un Niño que es nuestra liberación y que nos hace levantar la cabeza para poder mirar a los ojos y sin miedo a nuestro Padre.)

Paz y Bien

El camino de justicia de los hijos fieles


Para el día de hoy (15/12/09):
Evangelio según San Mateo 21, 28-32

(Jesús nos enseña desde la parábola de los dos hijos.

Detengámonos un momento, en silencio, y dejemos que la Palabra cale hondo en nosotros.

Se trata ante todo de un Padre que se acerca a sus dos hijos; no de un patrón que imparte órdenes a sus peones desde su despacho, no. Es un Padre acercándose a sus hijos, es una cuestión de amor filial y no de sometimiento a una autoridad, a un propietario.

Los dos hijos son invitados a trabajar en la viña del Padre.
Uno, directamente se negará -No quiero- dirá, pero luego, arrepentido, se dirige a cumplir con el pedido de su Padre.
El otro hijo aparentemente lo respeta; le dice -Voy, Señor- pero termina quedándose, no vá a trabajar la viña... Y no es dato menor el que lo haya llamado Señor pero no Padre.

El Maestro incita a sumos sacerdotes y a ancianos del Templo a definirse: obviamente, arguyen que quien ha cumplido con la voluntad del Padre es el que ha ido a la viña. Pero esa respuesta es también su acusación y su condena.

Les enrostra que publicanos y prostitutas -normalmente en extremo despreciados- llegarían antes que esos pretendidos sabios al Reino de los Cielos.

Una lectura ligera y escasa de corazón indicaría que Jesús rechaza formación, estudios, culto y piedad. Nada más erróneo.

El hijo que se ha negado, más luego se arrepiente y se encamina a la viña, a cumplir con los deseos del Padre, es el hijo fiel que camina en la justicia, como lo hacía Juan el Bautista.

Caminar en la justicia es ajustarse a la voluntad de Dios, que es Amor, que es Misericordia... Es caminar, a pesar de negarse a menudo, en la voluntad del Padre hablándole con los mismos hechos que enseñaba Juan: compartir los bienes con los necesitados, desechar la corrupción, vivir la sencillez desde la conversión.

No todo el que dice -¡Señor!- entrará en el Reino de los Cielos, como el otro hijo que guardaba las formas pero nada hacía por cambiar y por hacer lo que su Padre quería.

Aún así, ambos son hijos del mismo Padre.
Aún así, pecadores o fariseos, todos somos llamados a la conversión.
Aún así, todos somos hijos de Dios: negándolo a menudo o quedando en la formalidad vacía de hechos de caridad, somos hijos de un Padre que se nos acerca y nos pide -¡nos pide, no nos ordena!- que vayamos a trabajar en su viña.

El camino de la justicia que cambia la faz de la tierra y de este mundo cruel e inhumano comienza en un Dios que se hace Niño, un Niño Santo que será hijo y hermano de todos)

Paz y Bien




Lógica de Dios


Lógica de Dios

Donde acaba la ciudad
y empieza el miedo,
donde terminan los caminos
y empiezan las preguntas,
cerca de los pastores
y lejos de los dueños,
en el calor de María
y en el frío del invierno,
viniendo de la eternidad
y gestándose en el tiempo,
salvación poderosa para todos
en una fragilidad recién nacida,
liberador de todos los yugos
atado a un edicto del imperio,
rebajado hasta un pesebre de animales
el que a todos nos sube hasta los cielos,
nació el Hijo del Padre,
Jesús, el hijo de María.

Sólo abajo está el Señor del mundo
que nosotros soñamos en lo alto.
Aquí se ve la grandeza de Dios
contemplando la humildad de este pequeño.

Aquí está la lógica de Dios,
rompiendo el discurso de los sabios.
Aquí ya está toda la salvación de Dios
que llenará todos los pueblos y los siglos.

Benjamín González Buelta, S.J.

Rendición de cuentas

Para el día de hoy (14/12/09):
Evangelio según San Mateo 21, 23-27

(Jesús enseñaba en el Templo de Jerusalem.
Se le acercaron varios sumos sacerdotes y ancianos del Templo, exigiéndole que explique y rinda cuentas: de donde venía su autoridad, quien le había dado tal autoridad... Para anunciar la Buena Noticia, para curar enfermos, para expulsar mercaderes y traficantes del Templo.

Los motivos son claros: ellos se habían apropiado y usurpaban el templo, la fé, el poder sobre las almas del pueblo.
El testimonio del Maestro llevaba la autoridad y el poder de ellos a un tembladeral del que les resultaría muy difícil salir, de allí el imperativo de exigirle rendición de cuentas.

Jesús les contesta con mucho ingenio y astucia, más para ellos no importaba lo que dijera: no tenían ninguna intención de buscar la verdad, sólo están ansiosos por el poder, por controlarlo todo.

Para anunciar la Buena Noticia y para hacer el bien no hay que pedir permiso.

El Maestro nos ha enseñado: -Felices los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios-...
Quizás desde un corazón limpio se puedan hacer las preguntas que reflejen un sincero hambre de verdad... Y quizás, hasta no sea necesario hacer ninguna pregunta.

En este pequeño tiempo de preparación para el que viene, para el Emanuel, para Dios con nosotros, es tiempo de esperanza y es tiempo de limpieza.
Hay que barrer los patios de nuestro corazón.
Sólo así podemos ver a ese Dios que se hace Niño, uno de nosotros, y levantar la cabeza mirando al cielo: llega nuestra liberación)

Paz y Bien



Go'el

Para el día de hoy (13/12/09):
Evangelio según San Lucas 3, 10-18

(Era muy difícil permanecer indiferente al llamado a la conversión del Bautista.
Por ello las gentes le preguntaban ansiosas: -¿Qué tenemos que hacer?-

La conversión, a la que Juan llama con duras palabras, implica un cambio total en la vida.
Es una transformación ética, un cambio total en la manera de ser en tu mundo.

Y el Bautista dará precisamente una respuesta que implica el cambiar la vida: no se detiene ni un segundo en cuestiones de normas, doctrinas y culto.

Con una sencillez profunda -porque las cosas de Dios son así, sencillas, simples, profundas- Juan dice: compartir lo propio con el necesitado, hacer vida la justicia, rechazar toda corrupción.

De Juan el Maestro dice que es el más grande entre todos los hombres, pero aún así es menor que el más pequeño del Reino de los Cielos; Jesús inaugura la vida nueva, trae la Buena Noticia de la Gracia, de la gratuidad del amor de Dios.

Juan, en cambio, hace un llamado a la conversión pensando en un Dios justiciero, y que castigará a los que se desvían.
Sin embargo, y aunque quizás no pudiera entender racionalmente cual sería el mensaje del Mesías que estaba llegando, dá aviso: su exhortación es preparación en espera del que verdaderamente vendrá desde Dios.

Dice que es más fuerte que él, inmensamente superior: persuade a quienes lo interrogaban si era el mismo Juan el Mesías esperado por siglos.
Nada de eso: Juan es un mensajero, alguien que vá preparando el camino de quien vendrá definitivamente.

Y hace otra afirmación que impresiona y emocionará a través de la historia: del que viene, afirma que él mismo no es quien para desatar las correas de sus sandalias.
-la tarea de desatar y quitarle las sandalias al amo era propia y típica de los esclavos-
Un hombre grande y santo como el Bautista, desde una humildad increíble, se considera en la perspectiva del que vendrá, lo vé tan grande y sagrado que a sí mismo se intuye menos que un esclavo.

Pero -aún con esta maravillosa declaración- hay más.
-podemos entreverlo en el Levítico 25, 47-49, en Ruth 4, 7-8-
La declaración acerca de su indignidad respecto a desatar las sandalias del que viene, por parte de Juan, habla del Go'el.

El Go'el es una tradición muy antigua de las tribus de Israel, y era una tarea sagrada: el Go'el era el "varón fuerte" de la familia, el encargado del rescate, de la redención de sus parientes más débiles y desprotegidos, pobres y oprimidos, especialmente de aquellos que hubieran caído bajo el yugo de la esclavitud, poniendo al servicio de quienes reclamaban su intervención todo su poder y su bienes.

El Go'el, en la familia del pueblo elegido, era por lo general el hermano del padre o sus hijos, es decir, tío y primos -no hay casualidades, Juan y Jesús eran, desde sus madres, primos!-; jurídicamente, para el pueblo de Israel la institución del goelato se quitaba o transfería mediante el gesto de...quitar las sandalias.

Juan lo sabe: el que viene es el Go'el, el más fuerte, el Redentor de sus hermanos.
Y aunque esto merece, sin lugar a dudas, una reflexión y un análisis mucho más extensos y capaces, detengámonos en ello:

Viene el Go'el, el Redentor de sus hermanos.
Somos nosotros sus hermanos que hemos creído en su Palabra.
Es un día de alegría y esperanza.
Viene el más fuerte...¿qué o quién podrá con Él?...)

Paz y Bien




Fidelidad y ternura de Dios: un rostro materno y moreno

Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe - Patrona de América Latina

Para el día de hoy (12/12/09):

Evangelio según San Lucas 1, 39-48

(María parte sin demoras, presurosa, hacia Ain Karem.
Vá al encuentro de Isabel, la que siendo anciana estaba encinta del que sería Juan el Bautista.
La visita de María expresa la ternura y la fidelidad de un Dios que invariablemente cumple las promesas hechas a su pueblo; la visita de María expresa el rostro materno de Dios.

Y el Bautista salta de gozo en el seno de su madre: todo signo de la misericordia del Altísimo desata la alegría.

El encuentro de María e Isabel es el encuentro de dos mujeres sencillas que comparten la solidaridad, la ayuda mutua, la familia, la alegría por los hijos que vienen, el valor de la comunidad, de la comunión.

Isabel exclama: -¡Feliz porque has creído!

La Palabra transforma toda la vida, es esperanza y alegría, y la visita de María es el gran signo de esa esperanza y esa alegría.
Lleva en sí al Salvador del mundo.

Y en estas tierras que tanto amamos -y que a menudo tanto nos duelen- una mujer morena, de rostro moreno y ojos bajos, grávida de Jesús y con sus pies descalzos, ha venido a quedarse entre nosotros.

María no tiene casa propia: su hogar es el de sus hijos.

En el Tepeyac, al más pequeño de sus hijos, Juan Diego, y a todos nosotros nos sigue diciendo que Dios es misericordia, y que hay que vivir y cantar su Justicia.

Ella, rostro materno de Dios y signo de esa ternura y esa misericordia de un Dios fiel a sus promesas, lleva en sí a ese Niño que será el Salvador, que será un Niño de todos y por el que todos los niños serán sagrados.

Por ese Cristo que viene, habrá que mirarse alma adentro y ver qué llevamos en el ayate de nuestro corazón, para cantar desde la patria mexicana y por la Patria Grande latinoamericana al Magnifico Dios que exalta a los pequeños y los humildes, que derriba a los poderosos de sus tronos, que nunca nos olvida)

Paz y Bien

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