Estaba fuera de sí, estaba loco por el Reino de Dios

Para el día de hoy (23/01/10)
Evangelio según San Marcos 3, 20-21

(Las multitudes lo buscaban adonde quiera que fuera; se corría la voz que se encontraba en algún sitio, y allí miles iban desesperados en su búsqueda.

Es dable decir que su fama lo precedía: curaba a los enfermos, hablaba como nadie les hablaba, desafiaba a los orquestadores del opresivo desorden establecido, les hacía crecer en su corazón cosas nuevas, no rechazaba a nadie...

Era tal la afluencia de gente que Él y sus amigos no tenían ni tiempo de comer.

Pero no todos tenían iguales ansias; sus parientes -seguramente miembros de su tribu, de su clan nazareno- estaban algo más que incómodos; al enterarse ellos también de las cosas que hacía, del ardor de su celo, fueron rápidamente en su búsqueda para llevárselo.
Alegaban que era un exaltado, que estaba fuera de sí, que estaba loco.

¡Por supuesto, loado sea Dios!

El fuego del Espíritu encendía su vida de tal modo que hasta el alimento y el descanso necesarios pasaban a últimos planos; no se callaba y se negaba cualquier descanso.

Estaba fuera de sí: y ese estar enajenado no es cuestión peyorativa, es más bien una cuestión de amor, porque el amor es ante todo salir y negarse a sí mismo e ir en la búsqueda y socorro del otro.

Sin dudas, fué motivo de tristeza y dolor para el Maestro, y más aún para su Madre.
Pero la fidelidad y la confianza en Abbá todo lo pueden.

Quiera el Espíritu encendernos a cada uno de nosotros en esta locura del Reino de Dios, Gracia y Misericordia que nada pide a cambio, pura gratuidad en un mundo espantosamente racional y terriblemente lógico que a todo le pone un precio)

Paz y Bien


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