Para el día de hoy (17/12/14)
Evangelio según San Mateo 1, 1-17
El Evangelista San Mateo nos ofrece hoy la genealogía de Jesús de Nazareth.
Para algunos, es un pasaje aburrido sin la rítmica que suele tener el Evangelio. Si indagamos un poco, aunque sea superficialmente, podemos hallar errores groseros en el conteo de generaciones, en la inexactitud cronológica, en la imposibilidad de verificación científica por la falta de precisión histórica.
Pero el motivo de Mateo, como el de todos los Evangelistas, no es realizar una crónica histórica perfecta, sino brindar un relato teológico, es decir, espiritual. Y en esta extraña genealogía de Cristo podemos rastrear con alegre asombro la mano bondadosa de un Dios que teje la Salvación en la historia humana, a menudo desde los márgenes y muy especialmente allí de donde nada bueno ni nuevo puede esperarse, y sus huellas son tan decididamente humanas que las podemos asumir como propias -que lo son- sin ningún tipo de dificultades.
Un largo camino de fé hemos recorrido desde las tiendas del desierto del viejo pastor de Ur. Esclavos y liberados, tribu menor y pueblo en ciernes, hombres de fé, peregrinos, guerreros y poetas. En una suerte de ADN espiritual todo ello nos forma el carácter de lo que somos, y más aún, de lo que podemos ser si nos animamos a tener una mirada algo más amplia de las mezquindades habituales.
En contrario a todas las tradiciones semíticas, en donde los árboles genealógicos son decididos por los varones -en esta historia que tejen Dios y la humanidad hay mujeres, mujeres irregulares y sospechosas, que mantienen encendida la vida que crece.
Tamar, la que engaña a Judá para poder concebir y tener descendencia que garantice la promesa.
Rahab, considerada prostituta, que es clave a la hora de la supervivencia y de la liberación de Jericó.
Ruth. la moabita, la extranjera que por amor y fidelidad se convertirá en la abuela del rey David.
Betsabé, la mujer de Urías, que a pesar de falsedades y torpes acciones brutales será madre de Salomón.
Ellas son ríos caudalosos que desembocan en una muchachita nazarena casi invisible, campesina de aldea polvorienta y de embarazo lleno de suspicacias, que es tan pequeña y sin embargo tan grande a los ojos de Dios, la niña del Sí y la confianza, la mujer que florece con la Gracia, la Madre del Señor, María de Nazareth.
Desde las entrañas de la historia, en tenaz silencio y con frondosa humildad, con todo y a pesar de todo, Dios viene empujando la vida y la Salvación.
Paz y Bien
1 comentarios:
Dios es amigo del silencio y debemos escucharle porque lo que cuenta no son nuestras palabras sino lo que él dice, y lo que dice a través de nosotros, Gracias.
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