Para el día de hoy (21/06/12):
Evangelio según San Mateo 6, 7-15
(Las hijas y los hijos de Dios son, sin lugar a dudas, unos atrevidos.
Han descubierto a través de Jesús de Nazareth que Dios es ¡Abbá!, Padre, y como tal lo llaman, lo reconocen, a Él claman desde su identidad común.
Ese Dios al que rezan es de todos.
Saben que ese Dios es infinito, inasible, inexplicable. Sin embargo lo saben también cerca, muy cerca, tan cerca que se reconocen habitados por Él en las profundidades de sus corazones.
Le ruegan que reine aquí y ahora entre ellos, del mismo modo que es soberano del universo, un rey extraño con corona de amores y corte de pequeños y pobres. Por ello también suplican que se haga su voluntad, porque ese nazareno carpintero les enseñó que el mayor sueño y todas las ansias de Abbá están allí en la plenitud y felicidad de todas sus hijas e hijos.
No cesan en su atrevimiento: saben también que la causa de Dios es la causa de sus hermanos, y para sus hermanos y por sus hermanos suplican a ese Padre que no les falte el sustento, ni el pan de la Palabra, que llueva el perdón y la reconciliación que sana toda herida, que no los deje caer en la tentación del egoísmo o de cualquier individualismo contrario a la fraternidad, y que los libre con Sus manos bondadosas de todo el mal que los aqueja.
Quiera ese Dios asombroso que nosotros nos volvamos nuevos en esa confianza, y así de atrevidos)
Paz y Bien
Han descubierto a través de Jesús de Nazareth que Dios es ¡Abbá!, Padre, y como tal lo llaman, lo reconocen, a Él claman desde su identidad común.
Ese Dios al que rezan es de todos.
Saben que ese Dios es infinito, inasible, inexplicable. Sin embargo lo saben también cerca, muy cerca, tan cerca que se reconocen habitados por Él en las profundidades de sus corazones.
Le ruegan que reine aquí y ahora entre ellos, del mismo modo que es soberano del universo, un rey extraño con corona de amores y corte de pequeños y pobres. Por ello también suplican que se haga su voluntad, porque ese nazareno carpintero les enseñó que el mayor sueño y todas las ansias de Abbá están allí en la plenitud y felicidad de todas sus hijas e hijos.
No cesan en su atrevimiento: saben también que la causa de Dios es la causa de sus hermanos, y para sus hermanos y por sus hermanos suplican a ese Padre que no les falte el sustento, ni el pan de la Palabra, que llueva el perdón y la reconciliación que sana toda herida, que no los deje caer en la tentación del egoísmo o de cualquier individualismo contrario a la fraternidad, y que los libre con Sus manos bondadosas de todo el mal que los aqueja.
Quiera ese Dios asombroso que nosotros nos volvamos nuevos en esa confianza, y así de atrevidos)
Paz y Bien
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