Para el día de hoy (04/12/09):
Evangelio según San Mateo 9, 27-31
(Los dos ciegos lo seguían durante buena parte del camino hasta llegar a la casa, suplicándole a los gritos .-¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!-
Ese título -Hijo de David- era rechazado por Jesús, por eso fustigaba a los escribas que pretendían endosárselo presuponiendo que el Mesías debía de proceder de un linaje real davídico.
Sin embargo, aún cuando se expresaban -a los gritos- incorrectamente, no son reprendidos por el Maestro: Él siempre vé más allá de lo aparente, sabe que se teje en los corazones y sabe de la fé que abunda en lo profundo de los dos ciegos.
Esa misma fé es la que hace que el Señor les devuelva la mirada: cuando Jesús los toca pueden ver.
No son religiosamente correctos, no están firmemente arraigados en la ortodoxia... Pero creen desde el fondo de su alma.
Allí comienza la Salvación.
A veces también tomamos el sendero opuesto, la rigurosidad en el cumplimiento de formas y el conocimiento exacto de la ortodoxia doctrinaria -que no está mal, es claro- pero olvidamos lo primordial, un alma que cree y espera en Dios.... Y, en consonancia, juzgamos a los otros de acuerdo a esa supuesta corrección, y es factible que surjan las muecas de herejía, anatema, apostasía y otras actitudes más cercanas al sentir fariseo que al Sagrado Corazón de Jesús, hermano y Señor nuestro.
El amor es la medida de toda vida.
Por eso el Niño que ha de nacer será honrado por ignotos hombres -rudimentarios y muy probablemente escasamente ortodoxos- pero hombres capaces de vivir con fé y esperanza.
Esperanza por lo que adviene, que se alimenta y se acrecienta en el pecho sostenida con la oración y con el soplo del Espíritu de Aquél que nos ha rescatado para la Vida)
Paz y Bien
EL VERDADERO CULTO
Hace 2 horas.
0 comentarios:
Publicar un comentario