Para el día de hoy (10/09/13):
Evangelio según San Lucas 6, 12-19
(La clave y razón de la decisión tomada por Jesús y que nos relata el Evangelio para el día de hoy se encuentra en la oración: el Maestro pasa toda la noche orando, en diálogo fecundo con su Padre, y su oración es mucho más que una práctica piadosa o una ascesis espiritual. Para Él es una necesidad mayor que la de respirar, una necesidad que surge del amor mismo, porque cuando amamos siempre buscamos estar junto a quien en verdad queremos. Y así la vida se nos vuelve luminosa y fecunda.
A partir de esa noche -en donde resplandecía el Espíritu- el Maestro, de entre la multitud de discípulos, mujeres y hombres que le seguían, elige a doce de ellos. Es crucial que los Evangelistas recuerden sus nombres, nos brinden detalles puntuales de sus caracteres y de sus acciones.
Algunos nombres remitían a profetas, otros a los patriarcas, y es el pueblo que en los nombres de sus hijos quiere mantener vivas las tradiciones que hacen a su identidad primordial. Algunos tienen por oficio la pesca, otro es recaudador de impuestos, otros tienen un compromiso ideológico militante -los zelotas-, varios de ellos son de carácter voluble o arrebatado, uno lo negará abiertamente, otro lo venderá y traicionará a sus enemigos.
Se trata de hombres con algunas virtudes y muchos defectos, en los que no se ha desdibujado ninguna miseria. Porque para ser discípulo hay que seguir sus pasos y confiar, a pesar de todas nuestras limitaciones y mezquindades.
Es el asombro magnífico que nos produce la Gracia.
Con todo lo que somos, a pesar de todo lo que somos, hay una misión en marcha que es indelegable, intransferible, y que siempre la encabeza el Maestro, y es la de ir con todos aquellos que quieran seguirle haciendo el bien, sin distinción, creciendo en humanidad, reconstruyéndonos en compasión, renovando la faz de la tierra sin límites ni excepciones con esa misericordia que sustenta al universo)
Paz y Bien
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