Reciprocidad


Para el día de hoy (04/06/11):
Evangelio según San Juan 16, 23b-28

(Con la valentía de Pedro ante el Sanedrín, nuestra Pascua también es mirar y ver el paso del Maestro: -Pasó haciendo el bien-; es atravesar el mar de nuestras mezquindades y limitaciones y descubrir lo que Él ha hecho en el peregrinar de eso que llamamos existencia.

Un Dios del Universo que se nos revela Padre y Madre, un Cristo que se hace hermano, amigo y servidor.

En tiempos de praxis pura y cualificación de todo a partir de la utilidad, la oración deviene en tiempo perdido, en rutina formulista, en repetición cadenciosa relegada a un mero ejercicio cerebral.

Sin embargo, en la oración y desde la oración todo se entiende, todo se comprende, todo se puede. La oración es poderosa, porque el verdadero poder -el único poder legítimo- es el que ejercen los que aman, los servidores, las almas generosas y solidarias que desde vidas orantes descubren que ese Dios al que suponían inaccesible y lejano está cerca, muy cerca, habitando cada corazón y se des-vive por todas sus hijas e hijos.

Es una cuestión de reciprocidad: el amor de Dios es infinito, continuo e incondicional; pero a la vez, para ser pleno requiere la respuesta humana, personal y comunitaria.
Por ello mismo, más que vidas nutridas de oración, el ímpetu del Maestro está dirigido a todos y cada uno de nosotros para que nuestros días sean más bien vidas orantes, es decir, el diálogo permanente entre aquellos que se quieren y que no pueden dejar de estar en contacto con el ser amado, hijos que sin la mano bondadosa del Padre se extravían y pierden el horizonte.

Milagro inefable de misericordia y ternura, la oración es don y misterio ofrecido para el sustento cotidiano, para que acontezca el Reino, para no morir jamás)

Paz y Bien

0 comentarios:

Publicar un comentario

ir arriba