Marineros sin puerto

Para el día de hoy (27/06/11):
Evangelio según San Mateo 8, 18-22

(En cierto modo, la vida cristiana es vocación de navegantes, animándonos a ir mar adentro con el Maestro.

No es fácil, claro está: las aguas claras de la Buena Noticia son de horizonte nítido, pero estos pobres marineros que somos deben abandonarse en confianza al timonel, pues ningún puerto ha de ser destino de descanso y comodidad, ruta prefijada con horario estricto de llegada.
Es un navegar imprevisible, velamen impulsado por el viento del Espíritu que nos lleva a la otra orilla de todo lo que es ajeno, la multitud que desdibuja rostros personales en un cruel anonimato, orillas de tierras prometidas no exentas de desiertos, orillas de marginalidad galilea, de sospecha perpetua, de rechazo y desprecio.

Navegantes aferrados a certezas y seguridades que no se sustentan en ideas y cosas sino en Alguien, capaces de abandonar comodidades materiales -salto sin redes de la pobreza que se elige y no se impone-, con los ojos puestos en el sol que nos alumbra, sin mirar atrás, sin atarse a lo muere y perece.

No hay posibilidad de hundirse, encallar o perecer si Él viene al timón)

Paz y Bien

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