Para el día de hoy (22/07/09):
Evangelio según San Juan 20, 1-2.11-18
(¡Cuántas cosas se han dicho de ti y se siguen diciendo, María Magdalena!
A través de la historia te han nombrado pecadora en el peor de los sentidos, te sindicaron como prostituta, minimizaron la importancia que te dió el Maestro -quizás sólo por el hecho de ser mujer-.
Hoy en día hasta tejieron -en nombre de pseudo intereses científico-históricos que sólo esconden un gran negocio editorial- una historia en la cual habías tenido un hijo con Jesús, que eras su pareja, que fundaste un linaje real, que el Grial...
Y hemos, por ello, olvidado la Palabra.
Esa Palabra que nos cuenta que junto a la Madre del Señor y a la madre de los hermanos Zebedeo, te habías quedado en pié a los pies de la cruz, cuando casi todos se habían escondido por miedo y por espanto.
-El Evangelista Marcos nos agrega que eras aquella de la que Jesús -"había expulsado siete demonios..."-
En esa madrugada incierta, en plena oscuridad, fuiste al sepulcro en donde habían dejado el cuerpo de tu Señor muerto, y viste que la gran piedra que lo tapiaba había sido movida.
Y corriste, corriste sin parar en búsqueda de Pedro y de Juan, para avisarles que lo habían quitado del sepulcro.
Habías visto cómo lo despreciaban, cómo lo injuriaban, cómo lo torturaban,cómo lo humillaban tratándolo como al peor de los criminales, como agonizaba en la cruz... y ahora ni siquiera lo dejaban tranquilo después de muerto.
Tu alma transida de dolor es arrasada por ríos de lágrimas.
Pero el Padre Dios es Misericordia, Dios de la Vida y de todo Consuelo.
No quiere el dolor para ninguno de sus hijos.
Y decide intervenir personalmente, y te alivia de tu llanto.
Primero, dos de sus mensajeros preguntan el motivo de tus lágrimas.
Les contestas que se llevaron a tu Señor, que no sabes dónde lo han puesto. Y al contestarles, te das vuelta y Jesús estaba allí: lo miras pero no lo ves, no lo reconoces -nos pasa a nosotros lo mismo, María... el dolor nos ensombrece la mirada, el Señor está allí y no lo vemos...-
Él quiso seguramente abrir tus ojos, cegados de tristeza y desazón: -¿Porqué lloras? ¿A quién buscas?-
Y bastó que pronunciara en voz alta tu nombre, -¡María!- para que lo reconocieras y le dijeras, feliz -¡Rabbuní!- ¡Maestro! -tiempo después, uno de sus amigos, Tomás, exclamaría también de la misma manera -¡Señor mío y Dios mío!-
María, reconociste la voz de tu Pastor, y ese reconocimiento que nació en las profundidades de tu alma grande, te hace discípula del Maestro.
Por eso a través tuyo el Señor revela: -Subo a mi Padre y Padre de ustedes, a mi Dios y Dios de ustedes-
¿Es posible permanecer quieto cuando se ha descubierto al Resucitado, María?
¿Es posible callar cuando uno se dá cuenta de que el Maestro está vivo?
¡Jamás!
Por eso, María, partiste sin demora a anunciarle a los Once que lo habías visto, y que te había dicho esas cosas.
¡Justamente a ellos, María!
Fuiste la primera en enterarte de su Resurrección, y la primera en dar aviso.
Y no dudaste, aún cuando pudieran no creerte.
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Por una Mujer, María de Nazareth, el Dios del Universo pudo traer y regalar a la Humanidad la Salvación haciéndose uno de nosotros en su Hijo Jesucristo, Dios que se hace un frágil Niño en brazos de su Madre.
Por otra mujer, María Madgalena, los discípulos -los apóstoles, todos nosotros- tenemos en nuestras manos el más grande tesoro: Jesús está vivo, resucitó, venció a la muerte y nos rescató para la Vida.
Amén)
Paz y Bien
EL VERDADERO CULTO
Hace 42 minutos.
8 comentarios:
paso a saludarlo,buena semana...
Gracias Silvina, igualmente para vos, que sea una semana magnífica y de muchos frutos. Un afectuoso saludo. Paz y Bien. Ricardo
También me uno a ambos saludos y espero que este fin de semana sea de Gracia para todos ustedes y familia.
Es curioso que el SEÑOR se haya servido de dos mujeres para entrar y anunciar su victoria. Dos mujeres que encarnan la pobreza y humildad.
Aparte, María, la madre de DIOS y nuestra Madre. María Magdalena, la marginada y deshonrada, que nadie respetaba. Y es más, mujeres que en su tiempo no tenían voz, ni crédito ninguno sus palabras... es como querer anunciarse y revelarse a través de un indigente, tomado por loco y a quien nadie hace caso.
El SEÑOR escoge siempre lo peor según la sociedad, lo más pequeño, lo más humilde, lo sencillo, lo que nadie estima ni quiere, lo repudiado, lo desechado, lo inservible, porque así queda demostrado su Poder, su Gloria, su Autoridad, su Grandeza, su Amor.
¡Y aún así seguimos ciegos, soberbios, suficientes, indiferentes, duros de corazón!
Un abrazo en XTO.JESÚS.
Para mí María Magdalena fue una mujer que al sufrir la conversion por la misericordia del Señor, se volvió a el como una discipula más, Jesús fue un hombre Divino como hijo de Dios, casto por que el superó los deseos terrenales y de la carne, el tenía la encomienda de salvarnos y nada más. Surge un enamoramiento hacía el Señor como a todos nos pasa cuando como María Magdalena, decidimos seguir a Jesús. Un saludo.
hola gracias por los articulos muy buenos, mando muchos saludos y bendiciones.
SCJM
Salvador, hermano mío, si nos diéramos cuenta el obrar del Espíritu en las cosas más sencillas, y en nosotros mismos...eso que conocemos por santidad no estaría demasiado lejano. Un gran abrazo para tí y los tuyos, y la bendici{on del Dios de la Vida. Un afectuoso abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo
Gracias Queoquina por agregar tu reflexión e iluminar lo que intenté decir. Y gracias también por tu presencia cálida y constante. Un abrazo. Paz y Bien. Ricardo
Gracias SCJM, más no hay mérito por aquí; si de algo sirven estas simples reflexiones, son por Gracia de Dios...Y me llena de alegría encontrar resonancias como la tuya. La bendición del Dios de la Vida para tí y los tuyos. Paz y Bien. Ricardo
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