Para el día de hoy (11/07/09):
Evangelio según San Mateo 10, 24-33
(El Señor vá con nosotros.
El Señor ¡confía en nosotros!
Por eso debemos emprender la marcha sin miedo.
Sin miedo a decir y proclamar la verdad, que es anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios entre nosotros, que es lo que el Maestro nos enseñó.
Habrá persecuciones por esta verdad, este tesoro que llevamos en nosotros, pobres vasijas de barro.
Y las persecuciones pueden ser por medio de la violencia, o también por medio de la calumnia y las falacias. Tratarán de que la verdad se transforme en mentira y a la inversa, que la mentira se transforme en verdad -anunciamos que todos somos hijas e hijos del mismo Padre, y el mundo dirá que es mentira, que la verdad y por ende, lo bueno, es el sistema que oprime a millones en beneficio de unos pocos-
Sin miedo al castigo corporal -en estas latitudes tenemos una triste cercanía con la tortura y los torturadores a veces se pasean tranquilamente por nuestras plazas-. Aún así, no debemos tener miedo, por más terror que infundan: nuestros cuerpos pueden estar quebrados y macilentos, pero no se puede matar el alma, no se puede acallar al Espíritu que habita en nosotros, no puede picanearse la libertad.
Sin miedo a la necesidad. El Padre Dios está constantemente preocupado por sus hijas e hijos. Su Providencia sabe qué necesitamos... y es cuestión de confiar. No pasaremos necesidad ni apremios de ninguna clase.
Sé que es fácil decirlo, pero difícil vivirlo, pero... ¿cómo tener miedo, si Él vá con nosotros y se identifica con nosotros?)
Paz y Bien
Sin miedo
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6 comentarios:
Gracias por su visita, siempre paso por aqui, espero tenga un buen fin de semana...saludos....Silvina
Es cierto es fácil decirlo pero cuando en verdad sientes a Dios en tu corazón, todo lo exterior se hace soportable porque tu fortaleza esta tomada de la mano del Señor, gracias, un abrazo en Jesús.
Nos es difícil entenderlo, porque ante tanto horror y barbaridades sentimos miedo. No puedo, al menos yo, decir otra cosa, pero confío en la fortaleza y la Gracia del SEÑOR en que llegado el momento, nuestro cuerpo débil y mascilento, atormentad, fatigado, cansado y tembloroso sea revestido por el ESPÍRITU que nos transforma y nos vuelve roca que no cede, y fortaleza que clama y brilla en la Gracia del SEÑOR.
¿A quién temere, DIOS mío, si TÚ vas con nostros? Tu vara y tu callado nos sostiene, nos fortalece, nos sosiega y nos conduce a fuentes tranquilas y cristalinas. Y repara nuestra fuerza.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.
Igualmente para vos, Silvina, y mil disculpas por la tardanza en responder. Un saludo afectuoso. Paz y Bien. Ricardo
Queoquina, es como el Salmo -Todo lo puedo en Aquel que me conforta-. Siendo frágiles y débiles, nos hacemos imbatibles por la Gracia que se nos ha dado. Un abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo
Lo decía con conocimiento de causa el rey David, Salvador: -el Señor es mi roca y mi fortaleza, baluarte donde me pongo a salvo-.
Él es nuestra paz, nuestra fuerza y nuestra alegría.
Un abrazo en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo
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