Dios seguirá corriendo las piedras sepulcrales

 





Para el día de hoy (05/04/21):  

Evangelio según San Mateo 28, 8-15



La Resurrección es la nueva Creación, la Creación definitiva.

No se trata solamente de ese Cristo que por amor entrañable de Dios ha derrotado a la muerte, y vive para siempre. Los suyos, sus amigas y amigos, sus discípulos y seguidores, somos partícipes indeclinables de esta vida recreada.


El Resucitado es Dios renovando de manera definitiva esa vida que parecía apagada, agotada tras los muros de la muerte. Por eso su primer palabra es Palabra fundante, la que en verdad cuenta, la que todo lo transforma, la que convierte nuestros miedos y resignaciones, nuestras traiciones y abandonos en felicidad plena:

-¡Alégrense!-

Y por ello mismo, la segunda expresión será que no temamos: nada puede con nosotros, no hay más imposibles.


El encuentro con el Resucitado es misión, es mandato: hay que dar aviso de esta maravillosa noticia a sus hermanos más queridos, a los que aún agonizan en sombras, a los que ninguna noticia buena jamás les llega.


Hay que regresar a las Galileas de este mundo, a las periferias olvidadas, a los bordes siempre sospechosos, a los arrabales en donde por temor y malas famas no solemos acercarnos. 

Allí lo encontraremos, vivo y joven, presente en los rostros de las hermanas y hermanos olvidados, en los pequeños, en los que no cuentan, en los excluidos con concienzuda justificación. Allí está Él, porque a Él lo encontraremos siempre junto a sus hermanos.


Probablemente, el acoso del dinero cruel -que supone que todo tiene su precio de compraventa- crea que esa noticia puede pervertirse. Sin embargo, y aunque haya que estar atentos, no hay modo: nada puede detener a la Buena Noticia, y Dios seguirá corriendo las piedras sepulcrales para que en todas partes ingrese la luz de la vida.


La mejor de las noticias


Paz y Bien

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