El dolor y los padecimientos no conocen fronteras, como tampoco el destrato y la indiferencia.
Sabedores de que el Maestro a nadie rechazaba, que curaba a muchos sin pedir identificación, que aceptaba incondicionalmente a excluidos, venían a él de muchas partes.
Gentes de las ortodoxas Judea y Jerusalem.
Gentes de la sospechosa Galilea, su patria chica.
Gentes paganas y extranjeras/extrañas de Tiro, Transjordania y Sidón.
Todos ellos estaban a la deriva, abandonados en su dolor y acudían en masa a Jesús.
Probablemente su fama de milagrero y sanador los atraía irresistiblemente; pero aún así, sabían bien que Él no iba a rechazarlos, que los espíritus que los doblegaban iban a irse en cuanto Él se hiciera presente.
Espíritus malos de indiferencia, espíritus crueles de exclusión, espíritus malignos de resignación y condena.
Sus amigos lo recordarían y entenderían tiempo después, cada uno tiene su tiempo de siembra y maduración.
Jesús de Nazareth les enseñaba y nos enseña desde la vera de esa barca que hay un mar muy grande con miles de pequeños peces a la deriva, encerrados en esas aguas oscuras sin orillas del desánimo, del todo es igual, de las malas noticias perpetuas...tarea primera y preferencial para pescadores de hombres, dedicados a la compasión, incansables en la misericordia que nos llueve gratuita y fértil del corazón sagrado de Aquel que nos amó primero.
Paz y Bien
1 comentarios:
Que te busquemos siempre Señor, para que nos sanes 🙏 Paz y Bien 🙏 Bendecida Jornada 🙏
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