Para el día de hoy (25/10/16):
Evangelio según San Lucas 13, 18-21
Jesús de Nazareth ahondaba en cosas de la vida cotidiana que sus oyentes conocían bien para revelar y enseñar las cosas de su Padre, el Reino presente que se ofrecía, incondicional, a todos comenzando por los pobres, los pequeños, los que no cuentan.
A veces no es tan importante recorrer enormes distancias en insignes bibliotecas. Las respuestas se encuentran en el patio de la vieja casa familiar, o mejor aún, en las honduras de los corazones.
En aquellos tiempos y por esas tierras era habitual encontrarse con la planta de mostaza, que en numerosas ocasiones crecía silvestre; quizás su distingo principal era la pequeñez de sus granos, sus semillas, tan ínfimos que parecían perderse entre los dedos sin darse cuenta.
Pero a pesar de ser tan pequeña, tan ínfima, esa semilla lleva escondida una fuerza asombrosa: cuando cae en el abrazo firme de la tierra, entre sus pliegues oscuros germina con una pujanza tal que es capaz de romper cualquier terrón, por más apretado que éste se encuentre, y salir al sol como un arbusto frondoso capaz de cobijar a todos los pájaros extraviados.
Igual con la levadura. Debido a los rígidos criterios religiosos imperantes, la levadura es un factor de corrupción, de suerte que se tendía a evitarla en los ámbitos sagrados; así, el pan de Séder Pésaj será pan ázimo -pan sin levadura- en parte a ello. Pero para las comadres que a diario se esforzaban con el bollo familiar, al ser el pan la principal alimentación, sabían bien que una pequeña porción de levadura en tres medidas de harina, luego del tiempo leudante, fermentaba a toda la masa, oculta entre nubes de trigo.
Contrariamente a los parámetros mundanos, lo que no se vé es lo que transforma el presente con una fuerza humilde, tenaz, inusitada.
Lo que no se vé es la Gracia de Dios, y sus frutos son la justicia, la paz, la compasión, el gesto cordial, el perdón.
Paz y Bien
1 comentarios:
Gracias, hermosa reflexión , que Dios lo bendiga.
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