Para el día de hoy (18/06/14)
Evangelio según San Mateo 6, 1-6. 16-18
En la tradición del pueblo de Israel, tres eran las prácticas básicas piadosas, la limosna, la oración y el ayuno. Más aún, con un profundo sentido metafísico, la limosna era a menudo llamada también justicia.
Jesús las asume como propias, y a la vez las hace extensivas a todos los suyos en principio, fundamento de una nueva humanidad. No está demás pensar que el Señor también soñaba con un mundo mejor, más justo y fraterno a partir de la irrupción del Reino aquí y ahora entre nosotros, y de cómo Él podía contribuir a ese mundo para su humanización.
No obstante ello, la perspectiva es nueva, es distinta y, si se quiere, humildemente revolucionaria.
Se trata de un éxodo cordial, de un peregrinar de los corazones que abandonan los lúgubres desiertos del oportunismo y la conveniencia, de una espiritualidad mercantilizada que supone la acumulación de méritos piadosos para la consecución de bendiciones y cielo, negando tácitamente la asombrosa dinámica de amor de la Gracia de Dios.
Se trata de arribar a la tierra santa de la caridad, de la abnegación, del servicio desinteresado, de la fraternidad.
Porque, siguiendo una antigua pero vigente idea, los justos de las Escrituras son los que ajustan su voluntad a la voluntad de Dios. Así entonces limosna, oración y ayuno son nítidas y evidentes acciones de justicia.
La limosna que socorre sin demoras al necesitado, porque todos somos hijas e hijos de Dios, brindándonos ante todo a nosotros mismos y no tanto lo que viene sobrando.
La oración que es escucha y es diálogo filial, que nos ubica en la misma sintonía eterna de un Dios encarnado, uno más entre nosotros.
El ayuno que nos disciplina deseos, y que por amor implica privarse de alimentos para que otros no pasen privaciones, no adolezcan de dolosos platos vacíos.
La caridad no busca reconocimientos ni esgrime alardes vanos.
EL deber ser, desde Cristo, es fruto necesario del descubrirse amadísimos hijas e hijos de ese Dios que se desvive por nosotros.
Paz y Bien
3 comentarios:
Hay una cosa que siempre nos asegurará el cielo: Los actos de caridad y bondad con los que llenamos nuestra vida.
Hay una cosa que siempre nos asegurará el cielo: Los actos de caridad y bondad con los que llenamos nuestra vida.
Y me atrevo a añadir que es lo único que nos llevaremos de aquí a la hora de partir.
Paz y Bien
Ricardo
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